El testamento... qué putada

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(Definitivo)

(Rain)

Después de volver a dejar a Alexander con la palabra en la boca, bajo con Julian a darle el último adiós a mi madre y nos vamos al hotel. Lo último que me apetece es quedarme en esa casa.

Estoy un rato desahogándome con él. No seáis mal pensados, solo hablamos de lo mal que me siento con todo esto.

-Rain, ¿puedo hacerte una pregunta?-

-Puedes, otra cosa es que yo te conteste-

-¿Todavía sientes algo por Alexander?-

-En absoluto-

-¿Estás segura?-

-¿Pretendes hacerme enfadar? Claro que estoy segura, lo mío no fue amor, sino las hormonas de la adolescencia.

-No me digas, entonces, imagino que no sentiste nada al volver a verlo-

-Nada de nada-

-Ya-

-¿Ya qué?-

-Nada-

Estoy empezando a sentirme irritada, y prefiero dar el tema por zanjado antes de que acabemos peleando.

-Buenas noches Julian-

-Que manera más sutil de echarme, cariño. ¿Sabes que voy a pensar lo que quiera, verdad?-

-¿No lo haces siempre?-

-Tienes razón. De todos modos sabes que pase lo que pase tienes mi apoyo- dice guiñándome un ojo.

Esta es una de las cosas que adoro de él, jamás trata de juzgarte. Necesitaba tanto a alguien así en mi vida, algún día hará a una mujer muy feliz, cuando siente cabeza claro.

A la mañana siguiente me encuentro ante el notario que va a leer el testamento de mamá.

Estamos Alexander, Sharon, Jeremy (el padre del hijo de esta), Julian y yo sentados en una de esas mesas largas que salen en las pelis. Alexander está justo enfrente mía, Julian a mi izquierda, y Sharon entre mi hermano y Jeremy. El notario Peñalver preside la mesa.

-Buenos días damas, caballeros. Si ya estamos todos me gustaría iniciar la lectura de la última voluntad de la señora Isabel Fernández Smith-

-Comience- le pide Alexander

Testamento de Isabel Fernández Smith:

Yo Isabel, en pleno uso y derecho de mis facultades mentales, lego esta casa a mi sobrina Sharon, para que nunca tenga que preocuparse de que su hijo no tenga un techo donde alojarse. A mi hijo Alexander le dejo las acciones de la empresa tanto las mías como las que su padre me dejó al morir. Por último, mi querida Rain, te dejo nuestra casa de verano en Galicia, donde has estado viviendo estos años, porque se que la adoras.

A continuación he escrito tres cartas para mis dos hijos , 2 particulares y otra que deben leer juntos, y dejo solo una condición, que Alexander y Rain convivan durante 1 año, para que puedan heredar , de lo contrario la casa se venderá así como las acciones, y el dinero obtenido ira a parar a una obra de caridad.

Firmado: Isabel María Fernández Smith

Cuando termina de leer el testamento hay un silencio sepulcral.

Miro a Alexander y está igual de sorprendido que yo.

-Esto va a ponerse muy interesante- susurra Julian en mi oído

-Esto no tiene ninguna gracia Julian- le fulmino con la mirada.

-¿Hay algún problema?- pregunta el señor Peñalver

-Varios- decimos Alexander y yo a la vez.

-Por supuesto que lo hay, ¡no podéis hacer eso! ¡Vosotros no podéis vivir juntos!-. Explota Sharon, mirándome con rabia. ¿Cuál es su problema?

A mí tampoco me hace ninguna gracia, pero adoro esa casa, y se que Alexander no va a renunciar a las acciones de la empresa familiar, ha estudiado muchísimo y trabajado muy duro para llegar a ser el jefe algún día.

-Rain, acompáñame tenemos que hablar en privado-.

Ambos nos levantamos y salimos del comedor.

(Alexander)

No lo puedo creer, simplemente no puedo, ¿cómo me ha hecho esto mi madre?

Vivir con Rain sería un total y completo infierno, he estado con ella por 13 años y ha sido suficiente.

Y luego Sharon me cela, por favor.

Cuando por fin estamos a solas hablamos sobre qué vamos a hacer.

-Imagino que no vas a renunciar a la casa-

-Lo mismo va por ti con respecto a las acciones -

-Podríamos fingir que vivimos juntos-

-Eso sería hacer trampas, y a mi me gusta hacer las cosas de frente.-

-¿Prefieres tener que estar viéndonos a diario?-

-Tampoco es que tengamos más opciones. Además te recuerdo que mi vida ahora está allí.

-No tenemos opción entonces-

-Parece que no-

Tiene razón, finalmente decidimos tratar a ver si podemos soportarnos durante 1 año, obviamente los 2 dejamos claro que solamente lo hacíamos por la herencia.

-¿Por qué crees ha hecho algo así?- me pregunta.

-No tengo ni idea, tal vez pretendía arreglar las cosas entre nosotros-.

-Entre nosotros no hay nada que arreglar-.

-Pero ella creía que sí-

-¿Y dónde vamos a convivir? Te aviso que no pienso venir aquí-

-¿Por qué no?- la miro con el ceño fruncido.

-Porque esta casa ahora es de tu querida, Sharon-.

¿Hay celos en su voz?

-No es mi querida- le digo adoptando mi voz de hielo, solo ella consigue enfadarme tanto como para que me salga.- Y si no es aquí, ¿dónde?-.

-Aprovechemos y vayámonos a la casa de Galicia. Así si fracasamos al menos habremos disfrutado de unas vacaciones-.

-Rain, aunque no lo creas, yo tengo que trabajar-.

-Pídete un año sabático, estoy segura de que has trabajado más de la cuenta. Además eres el jefe de tu empresa de marketing-

Como me molesta ese tono de marisabidilla que pone cuando lleva razón.

-Además, yo tengo que terminar mis practicas-.

-¡No me digas que por fin sabes a que te vas a dedicar!- digo exagerando mis gestos. Pero con razón, desde que terminó el instituto ha cambiado 5 veces su elección de carrera.

-Es posible-

-Lo tomaré como un no-.

-Pues eso, que nos vamos a Galicia, y por favor dile a Sharon que no se ponga celosa-

-¿Tiene motivos?- le contesto, acorralándola contra una pared.

-¿Por qué debería tenerlos?-

Se moja los labios, esta nerviosa, me encanta hacerla sentir incómoda.

-Alex...- pone sus manos en mi pecho queriendo alejarme.

-¿Dime?-

No puedo quitar la vista de sus labios, de su cuerpo. Ojalá no fuese mi hermana, si fuese así yo...

Me aparto y me dispongo a irme.

-Nos vamos pasado mañana, ten listas tus cosas. Y no te retrases, pasaré a buscarte-

Tras decir esto me voy a darme una buena y larga, larga ducha.

¿Por qué me haces esto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora