Capítulo 18: Confesiones

181 6 0
                                    

Cuando conseguí abrir los ojos, lo primero que vi fue un cristal por encima de mí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando conseguí abrir los ojos, lo primero que vi fue un cristal por encima de mí. Miré a todos lados y mi respiración comenzó a acelerarse, estaba dentro de una capsula, ¡UNA CAPSULA! miré a un costado encontrándome a Aren sentado en un sofá.

—¿Qué es esto? ¿Por qué estoy aquí? —pregunté desconcertada. Él me miró y se acercó hasta mí.

—Tranquilízate Ada, estarás bien —escuché su voz a través del vidrio.

—¿Quieres que me tranquilice cuando estoy dentro de una cápsula? —bufé con enfado—. ¿Qué hago aquí? ¡Sácame! ¡Soy claustrofóbica!

—¿No recuerdas nada? —preguntó.

—¿Recordar qué?

—Estuviste a punto de morir.

—¿Qué? —dije asustada.

—Tuviste un accidente y perdiste mucha sangre —explicó—. Por suerte te traje aquí y mi padre te salvó, donde estás ahora mismo se llaman Med-pods, eso te ayudará a que te sientas mejor y te recuperes en seguida.

—Entiendo, pero sácame ahora mismo de aquí —me apresuré a decir.

La puerta se abrió y Edvárd entró.

—¿Cómo te sientes Adhara? —preguntó cuando llegó a mí.

—Mucho mejor, pero si no le molesta, ¿Podría sacarme de aquí? —añadí manteniendo la calma.

Él asintió, vi que apretó algunos botones y la cápsula se abrió. Me senté en la camilla tratando de estirar mis piernas. Noté que ambos me miraban en silencio.

—¿Todo bien? —inquirí.

—Si, todo bien —respondió Aren.

Cuando salimos de la casa, Aren me acompañó al sector, antes de entrar, me tomó del brazo haciendo que me detuviera, lo cual hice.

—Yo... siento mucho lo que te dije aquel día —se disculpó—. Si no hubiera actuado de esa forma, nada de esto hubiera pasado.

—¿De qué hablas? —pregunté desconcertada. Entonces recordé las palabras que me había dicho los minutos antes del accidente—. Olvídalo, nada de esto es tu culpa.

—Aun así, lo siento. No quería que nada de esto pasara.

—¿Por qué me dijiste esas cosas? —inquirí, mirándolo fijamente—. Tú... me lastimaste.

—Perdón Ada, pero creí que si lo hacía tú ya no saldrías herida —contestó.

—¿Acaso eso tiene lógica? —solté desconcertada—. ¿Por qué harías algo así?

Aren me miró y suspiró.

—Porque me di cuenta que estoy enamorado de ti —confesó.

No sabía que responder, ¿Yo le gusto?, solté una carcajada ante la idea.

—No te creo —dije manteniéndome firme—. Lo dices porque sientes culpa de lo que sucedió, pero sabes, olvídalo, estoy mejor así.

—No te estoy mintiendo.

—Es que ya no sé si creerte, un día eres dulce y al otro todo lo contrario —añadí.

—Hablo en serio Ada, si no me crees, no me importa.

Me di la vuelta y comencé a caminar hacia el sector mientras dejaba atrás a Aren.

✩ • ° ˚ * ✩ • ° ˚ * ✩ • ° ˚ * ✩

Me encontraba con Anakin y Enid en la habitación. Estos días extrañaba mucho más a mis padres. Después de todo lo qué pasó, no podía simplemente olvidarlos y seguir con mi vida. Era un dolor tan grande y aceptar el hecho de no volver a verlos jamás.

Noté también que ya no me sentía tan mal como de costumbre. Los medicamentos realmente estaban haciéndome efecto. Jamás me había sentido tan bien en mi vida como ahora mismo. Pude jurar que respiraba como nunca, y no tenía la necesidad de usar la cánula nasal.

—¿Qué pensarían nuestros padres si supieran esto? —preguntó Anakin que estaba a un costado de mí.

—No lo sé —dije—. Ellos siempre decían que existía vida más allá de la tierra.

—Yo, realmente los extraño —confesó Anakin.

—Yo también —admití—. Desearía tanto que estuvieran aquí con nosotros.

Sin darme cuenta solté en llanto, Anakin también comenzó a llorar a mi lado lo que hizo que me abrazara. Nunca antes nos hubiéramos imaginado estar así sin nuestros padres. Enid nos miró desde la cama y noté que también estaba llorando. Los tres nos veíamos realmente fatal, pero no nos importó.

—Los quiero —dijo Enid mientras se sentaba en medio de Anakin y de mí para abrazarnos—. Ustedes son como los hermanos que nunca tuve.

Esa noche fue una de las más tristes que sentí. Me hizo darme cuenta que esta era la realidad, que estábamos exageradamente lejos de casa y que solo nos teníamos a nosotros.

Al día siguiente, Aren vino al sector con la excusa de que venía por la ropa de Dixie. Realmente ya ni me acordaba de eso. Habían pasado varios días desde aquel incidente en su casa.

—Toma —dije extendiéndosela—. Te la podía haber dado en el instituto, no tenías por qué haber venir hasta acá.

—Capaz y se te olvida —añadió.

—Ya —dije encogiéndome de brazos.

—¿Qué? —inquirió con una media sonrisa.

—¿No ya te ibas? —solté con firmeza.

—¿Me estas corriendo? —añadió recargándose en el marco de la puerta sin quitarme la mirada.

—No —dije—. Bueno, tal vez sí...

—¿Acaso te incomoda mi presencia? —preguntó, pero no le respondí, en cambio nos quedamos mirando el uno al otro en silencio por un momento, hasta que habló de nuevo—. Lo que dije ese día, estaba siendo honesto y lo sostengo. Tú realmente me gustas, así que no huyas de mí.

Lo observé con detenimiento mientras intentaba mantener la calma, ya que mi corazón comenzaba a acelerarse. Sus palabras sonaban honestas, pero aun así lo dudé por unos segundos.

—No estoy huyendo de ti —dije finamente.

—Pues eso parece —respondió—. ¿Alguna vez te dije que me gusta tu cabello?

Miré a Aren y no pude evitar sonreír como una idiota. Aren dio un paso hacia mí sin decir nada, yo no me moví por ningún motivo.

—¿Quieres salir conmigo esta noche? —preguntó rompiendo el silencio.

—¿Es una cita? —inquirí alzando una ceja.

—¿Eso parece? —añadió sonriendo—. Paso por ti a las 7, ¿Que dices?

—Está bien —acepté.

Así que tendría una cita con un Atrex.

SEDNA: Más allá de la tierraWhere stories live. Discover now