𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝟏𝟑

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Edén

Es insólito lo estúpido que puedo llegar a ser.

Aún no puedo entender porque mierda besé a Tanya.

Yo sí...

La deseas...

Mucho.

Y aún más estúpido quedé saliendo así del lugar. No puedo entender los celos irracionales que me avasallaron en el momento que el ojiazul la abrazó, cuando vi que ella susurró su nombre como si de un ángel tratara, cuando se tiró a sus brazos y lo apretujó contra ella, la ira me corrió en las venas, y al recordar cada maldito segundo lo vuelve a hacer.

Me inundaban las ganas de separarlos, de dejarle claro a aquel castaño que la chica de ojos peculiares, me pertenece.

Aunque, apenas ella te escuche decir eso, un buen puñetazo te comerás.

Lamentablemente sí.

Dejo mis pensamientos de adolescente de quince años y me encamino a donde seguramente se encontrará Mei, el haberme aprendido los planos de toda la base durante el vuelo me facilita moverme libremente sin necesidad de estar pidiendo indicaciones, odio tener que estar dependiendo de los demás.

Así es como luego de haber pasado por la sala de capitanes, llego a la gran sala de entrenamiento con armas, empujo las puertas sin hacer casi nada de ruido y me adentro. No está muy iluminado pero se ve que no hay nadie salvo la pequeña figura que se encuentra en medio del lugar.

Observo detenidamente sus movimientos gráciles y fluidos, atraviesa el aire con su preciosa katana como si fuera una extensión más de su brazo, visualizo que en la mesa a unos metros de ella está el par del arma que tiene en la mano, o sea, mi katana.

En silencio voy hasta la mesa y tomo la primera de mis armas favoritas y con lentitud me acerco a la pequeña cosita letal que ahora está frente a mí. En cuestión de segundos da un giro de 160° dejando la espada contra mi cuello y mirándome a los ojos. Con una sonrisa maliciosa mueve milimétricamente su mano, y así, siete segundos después siento como un hilo de líquido caliente baja desde mi cuello a mi pecho.

— Oh, ésta me las pagarás pequeña— susurro dejando que la sangre baje.

— Quisiera verte intentándolo — replica sonriendo de lado,

No respondo y procedo con rapidez a chocar las puntas de nuestras armas desestabilizando así su brazo, ella da dos pasos atrás y adopta una posición defensiva separando un poco sus piernas y flexionándolas levemente, coloca su espada frente a ella con la punta quedando lista para clavarse en mí.

A pasos diminutos voy hasta donde está Mei y velozmente doy vuelta la espada y llevo el lado sin filo a pie derecho tratando de hacer que se caiga pero ella es inteligente y lo levanta, tomando impulso gira sobre su pie izquierdo y en esa vuelta rápida me pega con el mango del arma en la nuca siendo yo quien queda de cara en el piso.

Giro quedándome sobre mi espalda y me encuentro con una imponente Capitana Ling que tiene a centímetros de mi corazón su katana. En sus ojos se ve el regocijo de haber ganado, pero no se la dejo tan fácil y tomando su tobillo la hago caer junto a mí, lleva sus manos evitando que su cabeza golpee fuertemente contra el suelo, agarro mi espada que está a unos centímetros de mí y me siento a horcajadas sobre ella dejando reposar el filo sobre su cuello.

— Hazlo— susurra intencionalmente haciendo que el filo roce su blanca piel.

— Claro que si— coincido.

Ágilmente muevo mi mano y rozo su mejilla haciendo un pequeño tajo y manchándola con un hilo de sangre.

Me levanto y ambos nos ponemos de pie, ella con el dorso de su mano limpia la sangre y yo tomo nuestras armas dejándolas sobre la mesa a unos metros

— Tus reflejos hoy están de la mierda— suelta

— No hace falta que me lo recuerdes, Ling.

— ¿Qué ha pasado?

— Nada.

— ¿Me ves cara de estúpida?

— Vamos a ducharnos en tres horas partiremos a Sicilia— cambio rotundamente de tema.

— Vamos— responde secamente y sale chocando mi hombro.

***

Al otro día...

15 de Mayo de 2021, 0635 hs

Ya son las seis de la mañana, hace dos horas que estoy despierto.

Guardo mi navaja para emergencias en mi bolsillo trasero y me cuelgo la mochila tomando rumbo hacia el hangar donde nos espera el jet que nos llevará a Italia. Al cerrar la puerta de mi habitación siento que otras tres se cierran al mismo tiempo y sonrío para mi mismo tratando de entender por milésima vez esa conexión y coordinación que tengo con mi equipo.

— Buen día— saludo sin darme la vuelta aún.

— Asqueroso para mí— habla primero Mei.

— Y dime cuando han sido buenos para ti— me acerco hacia ella y presiono mi dedo índice en su frente para molestarla.

— Fuera bicho— dice dándome un manotazo.

— Me alegro que se despierten felices — interrumpe sarcásticamente una suave voz— Pero Tanya está esperándolos— termina y se escucha una fuerte palmada.

Todos nos damos vuelta para ver de quien se trata y me sorprendo un poco al encontrar a la Teniente pelirroja del equipo de la Comandante. Cuando ve que volteamos arquea una ceja y con su brazo derecho apunta hacia el pasillo.

— ¿Necesitan tarjeta de invitación? — ironiza— Nos queda media hora para partir, si yo seré quien los lleve a Sicilia— agrega lo último al ver nuestra cara de incredulidad.

— Creo que cada día me cae mejor— susurra Dem a mi lado.

No contesté, pero mientras miraba embobado a la pelirroja le di un bonito golpe debajo de su cabeza haciéndolo que vuelva a la tierra, y mientras se sobaba y me miraba con mala cara, sonreí angelicalmente y emprendí marcha al hangar con ellos detrás de mí y la Teniente Radrizzani cerrando la fila.

Minutos después llegamos al dichoso hangar donde nos esperaba la Comandante ya preparada con botas de combate y el uniforme negro, tanto color negro en ella lograba que su piel marfileña y sus peculiares ojos se distinguieran mucho más.

— Ya era hora— dice a modo de saludo fríamente— Creí que iba a tener que dar algunas suspensiones.

Ninguno dice nada porque sabe que es mejor callar, así que en ese silencio sepulcral hacemos un saludo militar y quedamos en una perfecta línea horizontal esperando sus órdenes.

— Radrizzani, ven— llama yéndose hasta una de las mesas ubicadas a unos metros.

Vemos como toma dos maletines negros y se la entrega a su colega, ella sin demora camina hacia nosotros y entrega uno a cada mellizo, estos los toman y colocan a sus costados sin abrirlos, Müller hace lo mismo entregándonos uno a mí y otro a Ling, pero el mío es diferente, es más grande.

— Dentro del Jet los abrirán, son armas que he puesto para ustedes según sus cualidades y especialidades— explica con seriedad y camina hasta la puerta del avión— Ahora háganme el favor de subir que mientras antes lleguemos, mejor.

Solo espero que todo salga bien, porque no olvides que luego tienen una misión ustedes dos solos.

Solo Dios sabrá cómo terminará esto— pienso con ironía.

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Hoolis, buenas noches

¿Cómo están? Yo bien y espero que ustedes tmb

Espero que el cap les guste >//<

Voten y comenten, se los agradecería muchísimo

Lxs amo mucho <3

Oscuro DeseoWhere stories live. Discover now