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Narrador omnisciente:

La Marca Tenebrosa relucía por encima de la torre de Astronomía, la más alta del castillo. Dumbledore se encontraba ahí, débil, con una mano enegrecida en el pecho, haciendo señas a Harr oara que abandonara el lugar.

La puerta se abrió de par en par y alguien irrumpió gritando:

—¡Expelliarmus!

Apoyado contra el muro y aún muy pálido, Dumbledore se mantenía en pie sin dar señales de pánico o inquietud. Se limitó a mirar a quien acababa de desarmarlo y dijo:

—Buenas noches, Draco. Buenas noches, Tn.

Malfoy avanzó unos pasos, lanzando miradas alrededor para comprobar si Dumbledore estaba solo. Descubrió que había otra escoba en el suelo. Mientras que Tn se mantenía detrás de Draco, sin decir ni una palabra.

¿Quién más hay aquí?— Preguntó Draco mirando la escoba.

Yo también podría hacerles esa pregunta. ¿O han venido solos?— Malfoy volvió a centrar la mirada en Dumbledore.

—No. No estoy solo— Echó una mirada fugaz a su esposa—. Por si no lo sabía, esta noche hay mortífagos en su colegio.

Vaya, vaya —repuso Dumbledore como si le estuvieran presentando un ambicioso trabajo escolar—. Muy astuto. Has encontrado una forma de introducirlos, ¿no?

Sí —respondió Malfoy, que respiraba entrecortadamente—. ¡En sus propias narices, y usted no se ha enterado de nada!

—Muy ingenioso. Sin embargo... Perdóname, pero... ¿dónde están? No veo que traigas más refuerzos.

—Se han encontrado con algunos miembros de su guardia. Están abajo, peleando. No tardarán en llegar. Yo me he adelantado. Tengo... tengo que hacer un trabajo.

—En ese caso, debes hacerlo, muchacho.

Guardaron silencio. Draco Malfoy seguía mirando fijamente a Albus Dumbledore, quien, aunque pareciera increíble, sonrió.

—Draco, Draco... tú no eres ningún asesino.

¿Cómo lo sabe? Usted no sabe de qué soy capaz —dijo con tono más convincente—, ¡ni sabe lo que ya he hecho!

Sí, sí lo sé —repuso Dumbledore con suavidad—. Estuviste a punto de matar a Katie Bell y Ronald Weasley y llevas todo el curso intentando matarme; ya no sabías qué hacer. Perdóname, Draco, pero han sido unas pobres tentativas. Tan pobres, a decir verdad, que me pregunto si realmente ponías interés en ello... ¿Ayudaste en esosbplanes, Tn?— La chica miró al anciano un momento, para luego desviar la mirada.

¡Claro que ponía interés! —afirmó Malfoy—. Es cierto que he estado todo el curso intentándolo, pero esta noche...

Hay alguien que está defendiéndose con uñas y dientes —observó Dumbledore con tono despreocupado—. Pero dices que... ah, sí, que has conseguido introducir mortífagos en mi colegio, algo que yo, lo admito, consideraba imposible. ¿Cómo lo has logrado?

Pero Malfoy no respondió: seguía escuchando los ruidos procedentes del castillo.

Quizá tengas que terminar el trabajo tú solo —apuntó Dumbledore—. Tal vez mi guardia haya desbaratado los planes de tus refuerzos. Como quizá hayas observado, esta noche también hay miembros de la Orden del Fénix en el castillo. Pero bueno, en realidad no necesitas ayuda. Me he quedado sin varita y no puedo defenderme. —Malfoy seguía mirándolo a los ojos—. Entiendo —prosiguió Dumbledore con tono cordial al ver que Malfoy no hablaba ni se movía—. Temes actuar antes de que lleguen ellos...

Por conveniencia.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang