Capítulo 10

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El Zorro Nocturno continúa con sus fechorías, y llegado el momento, ya no solo cuenta con la inestimable fidelidad de mi hermana, que espera junto a la entrada todas las mañanas a que Enzo traiga el periódico. Secreto destapado tras secreto destapado, el Zorro Nocturno consigue ganar una indigente cantidad de fieles lectores en un tiempo récord.

Tendría que haber imaginado que era inevitable, supongo. Claro que, en una ciudad como Venecia, llena de familias influyentes y conflictivas, ¿cómo iba a pensar que el único, insignificante y trivial secreto que guardo iba a interesarle al Zorro Nocturno? ¿Cómo iba a saber, si quiera, que conocía mi existencia? ¿Mi nombre? Es evidente que sí, que es sabedor de mi existencia, porque la protagonista de su publicación número catorce soy yo.

Es por la mañana, y mi madre entra en mi cuarto dando un portazo. Aún estoy dormida cuando empieza a gritar, así que durante unos instantes, con los ojos aún entornados por la luz de la mañana, lo único que consigo distinguir es su figura, que viene y va por la habitación. Completamente fuera de sí. Se lleva la mano a la cabeza y luego se abanica. Ahora mismo, en este preciso instante, no sé qué está ocurriendo. Pero lo primero que pienso es que el cardenal ha detenido a mi hermano. No es que esté obsesionada con el asunto, con la presencia del cardenal en Venecia, pero desde el baile de los Li Fonti ya se han realizado varios arrestos (también a ricos, por desgracia para Favio Lo Duca), y se han clausurado locales de dudosa reputación (esta vez para siempre. A algunos incluso los han prendido fuego). Pero mi hermano está ahí, entra después que mi madre y permanece de pie, junto a la ventana, manoseándose la barbilla con aire pensativo. Lucrecia está junto a mi cama. Tiene el rostro pálido y la cara desencajada. Y en la mano, ese dichoso periódico. Esa dichosa página de anuncios. Me incorporo, arrebatándoselo de entre sus delicados dedos, con la desagradable sensación de que ya sé lo que voy a encontrar: Mi nombre en letras impresas. Desvelando ese único, insignificante y trivial secreto.

«Queridos lectores:

Oh, la juventud... La etapa más maravillosa en la vida de alguien. Una época llena de diversión, de sentimientos que se viven intensamente, de amor...

Y de errores que destrozan reputaciones...

Me temo que los Fanucci se despertarán esta mañana con un peligroso secreto desvelado que es posible eche por tierra su buena posición social. Porque todos sabemos que, a pesar de la conocida libidinosa forma de vida del joven Fanucci, la familia es respetada y querida en la aristocracia veneciana. Pero, ¿será suficiente el aprecio que tiene la nobleza por la viuda y sus vástagos como para pasar por alto que su hija, Sienna Fanucci, mantiene una relación secreta e íntima con Favio Lo Duca? (que, dicho también, es ahora mismo el soltero más cotizado de la ciudad. Quizá no ha mostrado demasiado interés en ninguna otra muchacha porque su mente estaba ocupado con la jovencita Fanucci...)

¿Qué opinará la sociedad de este romance secreto e inmoral? ¿Qué opinará la señora Fanucci? ¿Y los posibles pretendientes de la joven? (Se dice que su madre quería casar a su hija esta temporada) Y, por supuesto, ¿qué opinará la señora Lo Duca?¿Aceptará a Sienna Fanucci como esposa de su único y amado hijo, o la posición de la familia Fanucci no será suficiente para ella? Ahora mismo, la única salida para que la reputación de la joven siga intacta es que ambos contraigan nupcias, pero ya conocemos lo exquisitamente selectiva que es la señora Lo Duca con su hijo... Y al fin y al cabo, la reputación de los hombres nunca sale perjudicada con estos escándalos. La señora Lo Duca nos ha regalado varios ejemplos de egoísmo cruel a lo largo de estos años, así que no me extrañaría que observara impasible como la familia Fanucci se hunde en el fango de la vergüenza...»

Dejo el periódico sobre la cama. La sangre me fluye tan deprisa y el corazón me late tan fuerte que los oídos me palpitan y apenas escucho a mi madre.

SiennaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ