Harén

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—Le he traído los trastes sucios, los pondré en la tina.

—Claro, gracias.

—También me ha dicho el emperador que prepare algunos bocadillos dulces y que los lleves al salón de té dentro del harén.

—Entiendo, a que hora — estaba despistado, ni siquiera se había dado cuenta que el emperador pidió que él personalmente llevara los bocadillos.

—A las cinco de la tarde — la chica se retiró.

—Entendido — después de terminar de aclarar su mente reflexionó un poco acerca de lo dicho «Espera, ¡¿qué?! Entrar al harén para llevar dulces». No sabía nada en este momento, lo único que tenía en claro era que no quería ver a Xue ChengMei en estos momentos.

Arrepentido de no poner atención, se puso a preparar los bocadillos y ponerlos en unas canastas, le pidió ayuda a la señora Xian para que le ayudara con las bebidas, ya que ella era la única que tenía acceso libre a todo el palacio, después de todo, era la ama de llaves, Xue Yang le había dicho que tomará el título de su madre ya que ella fue la única que no lo veía como a una bestia, ella siempre trato de cuidarlo pero muchas veces le fue negado el permiso de ver al príncipe y como concubina del padre de este, debía de comportarse como tal. Ella prefería ayudar en el palacio, gracias a ella Xue Yang no mataba tan seguido a los sirvientes.

Al dar las cuatro de la tarde, ambos fueron al harén para limpiar y acomodar lo solicitado dentro del salón de té, fue bastante cansado, pero a las 04:40 de la tarde, todo estaba acomodado en su lugar.
Iban saliendo del salón cuando el emperador subía las escaleras.

—XianXian, puedes ir a descansar o a hacer cualquier cosa, y tú te quedaras a atenderme — la voz del emperador daba miedo.

—Sí su majestad — la anciana se retiro feliz y ligera sin hacer reverencia o alguna otra inclinación de respeto al emperador, este ya estaba acostumbrado.

—Vamos adentro — ordenó.

—Sí — XingChen lo siguió.

Dentro del salón de té, Xue Yang fue a tomar asiento en su respectivo trono, mientras que XingChen se quedó de pie acompañandolo. El lugar se encontraba lleno de un silencio sepulcral, no había nada de qué hablar, sólo una gran incomodidad para el joven ayudante.

Los minutos pasaban más lento de lo común.

—¿De qué región eres nativo?

—Soy del noroeste, vivía en las montañas, por qué lo pregunta su majestad.

—Por tu vestimenta y color de piel deduje que eras del norte, al parecer me he equivocado — el emperador sonrió de lado y se volteó a ver XingChen —¿A caso no te has cansado de estar parado en ese lugar?

—Estoy bien su majestad — tenía la intención de aparentar para que el emparador lo invitara a tomar asiento.

—Que bueno, estarás de pie por tres horas más.

XingChen no le encontraba la gracia «¿Cómo es que un hombre tan egocéntrico, infantil y desagradable haya podido ascender al trono? Simplemente es estúpido y sin sentido». Había perdido la oportunidad de descansar un poco hasta que el rey le pidiera que le sirviera.

Xue Yang se estiró un poco para agarrar unos caramelos —Entonces conoces a la mujer que gobierna esa región.

—Sí, fue mi maestra hace unos años.

—Para ser emperador tuve que estudiar en varias regiones, Baoshan Sanren también fue mi maestra, quizá unos años antes que tú — se levantó y caminó hacia XingChen —¿Entonces igual eres un cultivador? Déjame apreciar tu fuerza.

El Favor del Emperador Where stories live. Discover now