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Capítulo 7. El Rey Dorado Y La Princesa.

Iban de camino a ver al emperador, Athanasia iba feliz porque no iría sola a verlo, aun le daba miedo Claude, era normal porque lo que ella recordaba de la novela el era quien mataba a Athanasia por ello su temor hacia él, pero se sentía bastante feliz de no ir sola.

Athanasia - Rodando voy en el camino de mi vida
Ya muy fuerte me sujeto
Nada me desviará
Y aquí voy
Todo está bien
pues se que sola nunca estaré
y pienso en ti
Nunca vas a dejarme ir~🎶 - iba cantando en lo que caminaba de la mano con el rey, incluso daba pequeños brinquitos

Gilgamesh - Se nota que estas feliz, ¿es por que vas a ir a ver a tu padre? - miro a la menor

Athanasia - No, es porque vienes conmigo por eso - sonrió alegre - Estoy contenta (contenta)
Contenta (contenta)
Te siento junta mí
Conmigo aquí
Tan cerca (tan cerca)
Con fuerza (con fuerza)
Y puedo sentir que nada saldrá mal
Nada nos puede (nada nos puede)
Nos puede separar
Confío
Confío en ti~🎶

En lo que resto de camino ella fue cantando feliz, aunque repetía lo mismo, ya que no se sabía la letra completa, Gilgamesh simplemente sonreía le parecía adorable oírla, una vez llegaron fueron guiados hasta otro lugar, durante todo ese trayecto la pequeña princesa iba de la mano con el rey, llegaron hasta un lago en donde había un bote, el emperador indicó que iban a dar un paseo en el mismo, primero subió a la pequeña, para luego subir el rey, cosa que no le agrado a Claude pero... No podía negarse, el rey ya había tomado asiento y Athanasia estaba sentada en medio de sus piernas, se veía feliz y irradiaba luz prácticamente, así que resignado subió también, empezando así el paseo.

Al principio hubo un silencio incómodo, hasta que Gilgamesh habló solo para darle dulces a la pequeña pues el casi siempre llevaba chocolates consigo, los guardaba en el Gate of Babylon y cuando los requería simplemente los sacaba era algo bastante útil, mientras Athanasia comía chocolates admiraba como es que el bote se movía por si solo, sin que nadie remara.

Simplemente le parecía interesante y llamaba su atención, hasta que vio una flor en particular en el agua, su curiosidad fue tan grande que casi cae al agua por querer tomarla, sin embargo había sido sostenida por alguien más abrazándola.

Gilgamesh - Si haces eso te vas a caer - la había abrazado para evitar que cayera al agua

Claude - ¿Estas flotando? - miro sorprendido al rey

Gilgamesh - Claro, alguien como yo puede hacer esto - sonrió orgulloso mientras regresaba a su lugar

Athanasia - ¡Woooa! El rey Gilgamesh es asombroso, ¿podemos hacerlo de nuevo? - dijo con los ojos brillantes

Gilgamesh - En otro momento, por cierto si querías una flor así, me hubieras dicho - dijo señalando la flor

Athanasia - ¿De verdad puedo tener una? - parecía irradiar estrellas a su alrededor

Gilgamesh - Puedo mandar a hacerte algunas - dijo con una sonrisa

Claude solo se dedico a observar, de cierta manera quería tener una relación así con su hija, sin embargo no era capaz, no entendía como es que Gilgamesh se llevaba tan bien con la pequeña, ¿cual era su secreto?, si es que lo había o simplemente tenía ese carisma para llevarse de maravilla con ella, tal vez sentía un poco de envidia al verlos, el nunca pudo tener una relación así con alguien, su infancia había sido algo problemática y ahora pues apenas si tenía una relación con alguien, con la única persona con la que era medio cercana era con Felix, pero tampoco podría llamarse una amistad tal cual, sin duda envidiaba un poco al rey que tenía en frente, en palabras de Felix "El rey Gilgamesh es adorado y amado por todos en el palacio Rubí al grado que todos hacen lo que el dice sin dudar".

Sin duda tenía a alguien interesante enfrente de él, solo podía decirse que tal vez Gilgamesh era un padre que a él le hubiera gustado tener cuando era niño, ser amado por alguien de esa manera, se había perdido en sus recuerdos, que cuando se dio cuenta ya estaban de vuelta en la orilla del lago, el bajo primero, y luego bajaron el rey y la pequeña princesa que iba en sus brazos, Felix simplemente sonrió al verlos bien a los tres, después de eso la menor y el rey fueron de vuelta al palacio Rubí.

Durante el camino Athanasia insistió tanto en que quería volver a flotar en el aire y Gilgamesh la complació llevándola en brazos y volando hasta el palacio Rubí en donde fueron recibidos por Lillian y las demás mucamas, quienes se sorprendieron al verlos llegar de esa manera.

Después de ese día muchas cosas cambiarían, pues después de un tiempo Athanasia y el rey pasaron a vivir al palacio Esmeralda, y les habían dado nuevas empleadas aunque Gilgamesh tubo una fuerte discusión con Claude ya que Athanasia quería de vuelta a sus bellas hermanas, y bueno después de un tiempo consiguió que algunas fueran traídas de vuelta.

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Dos años después.

La menor corría por los jardines del palacio jugando, hasta que vio a una pequeña criatura de pelaje negro la cual iba a seguir de no ser por Gilgamesh quien la detuvo.

Gilgamesh - ¿A donde crees que vas Athanasia? - la había cargado

Athanasia - Quería seguir al pequeño animal - dijo señalando la dirección en la que se había ido

Gilgamesh - Ya veo, no puedes ir detrás de esa criatura, óyeme bien si te acercas a una de esas terminaras acercándote a una muerte segura, ¿entiendes? - dijo mirando a la menor de una forma algo seria

Athanasia - Entiendo - dijo un poco desilusionada - (que mal que ese pequeño animal sea malo para mi)

Gilgamesh - Anda ve con Felix y dile que te de los dulces que mande a hacer para ti - bajo a la pequeña

Athanasia - ¡Si! - salio corriendo en busca de Felix

Gilgamesh camino un poco más topandose con alguien que estaba sentado en el pasto.

Gilgamesh - Espero esa pequeña creatura te sea útil - dijo con una sonrisa

¿? - Así que hiciste que se fuera para evitar que me viera, ¿no? - miro fijamente al rey

Gilgamesh - No quiero que algo malo le pase por ello lo he hecho - se dio media vuelta

¿?- Gracias supongo, por cierto me llamo Lucas - tenía en sus manos a la pequeña creatura

Gilgamesh - El mío es Gilgamesh - giro levemente para decir su nombre y luego irse

Lucas - Es bastante interesante él y esa pequeña niña son interesantes - dijo mientras sonreía un poco

Mientras tanto en el palacio Esmeralda en donde estaba la pequeña princesa, recién llegaba el rey quien se veía con un semblante tranquilo, tomó asiento en el sofá de la habitación en donde estaba la pequeña princesa y observo como está estaba feliz comiendo los nuevos chocolates que había mandado a hacer para ella, ¿que tenían de especial dichos chocolates?, pues la respuesta era sencilla a diferencia de los chocolates habituales que solo eran de cacao y leche, estos eran de sabor a fresa, a almendras, y incluso chocolate blanco.

El sabía a la perfección cuanto adoraba Athanasia los chocolates así que se dedico a hacer una nueva receta hasta que quedarán dichos chocolates y por fin después de algunos meses lo consiguió. Casi siempre buscaba nuevas recetas de postres para la menor, adoraba verla feliz, además con los dos años que habían pasado la relación que la pequeña princesa tenía con su padre había mejorado bastante, había notado varios cambios en Claude y el silencio incómodo que antes había cuando se reunían ya no existía, se notaba que le había tomado cariño a la menor, y eso le traía cierta paz, sin duda se estaba involucrando bastante en la vida de la pequeña que tenía enfrente.