7. Carta astral de Sagitario: Corazón de metal

741 129 47
                                    

Ya no se esperaba nada, de eso estaba seguro cuando fue a la clínica de la hija de Fukuzawa, Yosano, quien tenía una bonita cafetería en el piso más bajo. Ella siempre decía que tratar a sus clientes de esa manera, con olor a granos de café y sonido de cacerolas de metal, era sinónimo de darles excelente tratamiento. A pesar de que todos salían, extrañamente, brillantes de sanos y muy aterrados.

Fukuzawa no estaba con él ese día, normalmente iban juntos, pues tenía un pendiente con su actual pareja para planear esa boda que se celebraría en diciembre cuando la navidad azotara con gran fuerza. Por lo que quien estaba a su lado, para agregarle más rareza, era el mismísimo Akutagawa. Tanizaki siempre le decía que ya parecían un dúo inseparable porque siempre estaban juntos.

Atsushi no lo creía así, pero si que se había acostumbrado a tener la presencia oscura de su "dúo" con él, Akutagawa le hacía sentir muy seguro cuando de citas se trataba. O de salidas. Así que ahí estaban ahora, entrando a la pequeña estancia hogareña que era el local de Yosano.

— ¿Qué estamos haciendo aquí? — Inquirió saber Ryuunosuke, quien estaba muy calmado a pesar de tener el teléfono explotándole de notificaciones por su secretaria. Vamos, que además de ser brujo tenía otras ocupaciones más banales.

— Últimamente me siento algo mal así que quería preguntarle a Yosano-san si me podía checar. Es mi doctora de cajón —. Se sentó en una mesita, a la par que Akutagawa lo imitaba.

— ¿Te duele algo?

— Algo así. Ayer me golpeé la rodilla y creo que me duele con cada paso.

— Debiste decírmelo antes. No hubiéramos peleado por gastar mi gasolina —. Atsushi comenzó a reír nervioso.

— Es que eres terco y avaro.

— Mocoso malcriado. Gato mimado.

— Deberías enseñarme a manejar, eso estaría bien.

— Disculpen —. Ambos giraron a la nueva voz, una muchachita de trenzas con cabellos rojos. Atsushi parpadeó completamente asombrado de la belleza que poseía esa chica, y que nunca había visto trabajando por esos lares.

— ¿Eres...?

— Soy la nueva mesera. Lucy —. Ryuunosuke no tardó en entender la mirada del albino, tanto tiempo con él ya le permitía traducir sus muecas estúpidas. Y se sintió molesto, una pequeña molestia que no tenía importancia para él.

— Señorita, ¿cuál es su signo zodiacal? — Atsushi le miró con pena, pues sabía la intención detrás de la simple pregunta. Lucy frunció la boca.

— ¿Para qué quiere saberlo? — Akutagawa cerró los ojos, reluciendo sus largas y negras pestañas.

— Pues, da la casualidad que soy astrólogo. — Lucy, completamente asombrada por la confesión asintió.

— Sagitario.

Ugh, otro punto a su favor. El azabache asintió, tomando la carta que les iba a ofrecer antes de comenzar a platicar y pidió un latte frío, la muchacha tardó en reaccionar para ir por el pedido. Atsushi tenía clara curiosidad de las acciones presentes de ese brujo raro.

— ¿Por qué tanto misterio?

— Me voy. Consíguete solo una cita y me avisas qué pasa. —. Decretó, no deseando continuar en aquel lugar. — Por cierto, un consejo pequeño. Los Sagitario son sumamente cabezotas.

— ¿Gracias...?

Las bisagras anunciaron su despedida, el de negro solo fue a su auto donde el motor indicó que ya estaba lejos. Atsushi se quedó en su lugar, en completo sosiego a pesar de las emociones raras en su ser. La pelirroja llegó a traerle la taza fría pero ladeó la cabeza por no encontrar a su cliente.

Horóscopo Where stories live. Discover now