El Viento me Llevará a Ti.

769 65 86
                                    

Shen Qingqiu no entendía el desenlace de los hechos. Se había despertado sin la persona a la que quería ver primero, y tampoco lo encontró esperándolo. No lo encontró por ningún lado. ¿Por qué?

Preguntó a sus shidis y shixiongs, incluso a sus discípulos, pero nadie tenía una respuesta. Lo habían consolado y le habían dicho que era lo mejor. Permitir que una persona así se quede en la montaña… 

Yue Qingyuan, apiadándose de su shidi, le entregó una carta. Shen Qingqiu se alegró internamente de que este shixiong suyo no le haya ocultado lo único que podía mantenerlo cerca de Luo Binghe, de darle una señal, de darle cualquier cosa. 

Lo único que había en el papel eran oraciones de lamentos por lo que pasó en la Cresta Maigu, disculpándose por su comportamiento y cómo había puesto a su shizun en una situación tan terrible, por cómo lo había profanado. Solo rogaba un perdón que entendía no podría obtener, de todas formas no lo merecía.

Shen Qingqiu intentó procesar cada palabra, pero aún así le era imposible. ¿Se había ido así sin más? Después de que ese niño abriera su corazón, después de lo que hicieron… ¿Se había ido así sin más? Pensaba que este shizun suyo realmente no querría volver a verlo, que lo aborrecía...

Esto no podía ser el final en absoluto. Por supuesto que iría a buscar a ese mocoso para terminar de aclararlo todo. ¿Realmente se atrevió a dejar a su shizun tirado? ¿Huyendo como un cobarde que no se atrevía a aceptar las cosas? No, era así como pensaba; ahora, podía entenderlo.

Pero cualquier esfuerzo fue totalmente en vano. No solo fue retenido por sus compañeros y discípulos, incluso cuando se libró de ellos para ir en busca de Luo Binghe al reino demoníaco donde se suponía que estaría, ¡No fue recibido! ¡No era bienvenido! Incluso cuando pidió hablar con el propio Luo Binghe, su señor demonio, los subordinados simplemente se miraron un segundo antes de fijar los ojos en Shen Qingqiu y decir: "Lo sentimos mucho Maestro Shen. Lord Luo ha negado su entrada y la de cualquier humano. Pide disculpas de antemano."

Shen Qingqiu se retiró hecho una furia. ¡¿Cómo podía Luo Binghe rechazarlo de esa forma?! ¡Que lo entendiera no significaba que se cruzaría de brazos a esperar! ¡Él mismo había ido por él! Incluso si pensaba que iba a matarlo, ¡Luo Binghe lo aceptaría! ¡Vendría llorando, disculpándose sin parar! ¡¿Qué pasaba por su mente?! Está bien. 

En el camino de regreso a la secta, Shen Qingqiu se fue calmando. Estaba bien si Binghe quería un tiempo a solas, podría volver en otro momento. Sin dudas la próxima vez sería recibido. Es bueno pensar las cosas en calma y relajar tanto la mente como el corazón.

El tiempo pasó tortuosamente lento para Shen Qingqiu. A pesar de que se encontraba bien, en un lugar agradable, algo faltaba. La opresión en su pecho se hacía más profunda con cada día que pasaba. Estaba un poco reacio a aceptar que el causante de esa sensación era Luo Binghe. Pero al final, no pudo negar el dolor inhumano que lo atacó cuando luego de un mes volvió a las fronteras del reino demoníaco. Había sido nuevamente rechazado, pero esta vez le informaron que su Señor Luo había ido de viaje, llevando consigo su espada.

Shen Qingqiu estaba totalmente abatido, incluso ese tonto se había marchado con su espada. ¿Qué es lo que quería hacer? Si volvía a caer en tal estado de locura y nadie estaba ahí para ayudarlo, ¿Qué sería de él? Ante el repentino pensamiento, todo el  cuerpo del hombre se congeló. Tenía que hacer algo y tenía que hacerlo ya; pero… no había nada que pudiera hacer. Incluso si iba en su búsqueda, las probabilidades de encontrarlo eran tan escasas, además, también llevaba la carga de ser el señor de un pico. 

En los próximos días, Shen Qingqiu reflexionó constantemente sobre qué hacer. Se tomaría intervalos de tiempo para viajar y buscar a Luo Binghe. Cada día la aflicción sentida cavaba más hondo en su corazón, llegando a tocar incluso su alma. Lo extrañaba tanto. Realmente lo extrañaba. Ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que se había ido a dormir con lágrimas que solo percibía cuando caían en el dorso de sus manos. Se sentía muy solo. Nunca había sentido tal vacío abismal. Quería volver a verlo. Quería saber si se encontraba bien. Necesitaba algo, cualquier cosa que pudiera calmarlo, pero sabía que ese algo era el propio Luo Binghe. No quería palabras, cartas o cualquier otro medio; lo quería a él. En algún momento, incluso había pasado por su mente el verlo en el paisaje onírico de sus sueños, pero nunca lo logró. De algún modo, se sentía como un castigo. Ni siquiera en su propio mundo de ensueño podría verlo.

El Viento me Llevará a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora