Dark Blue Moon

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La despreciable maldición de Dio. Ni siquiera los doctores de la Fundación Speedwagon, que cuentan con la ultima tecnología medica, pueden hacer mucho contra esta maldición. Para salvar a Holly, el grupo de Jojo se dirige a Egipto. Ya que es más seguro, deciden viajar por mar y no por aire a su próximo destino: Singapur.

- Navegar desde Hong Kong hasta Singapur nos tomara tres días completos. Más nos vale mantener el buen animo- Josephine y la tripulación para salvar a Holly habían subido a un barco momentos después de que Polnareff y Caesar decidieran unirse a ellos.

Con eso, se volvió hacia los adolescentes, inconscientemente sudando aún más con solo la mirada que les dio.

- En serio, chicos. ¿No se quitaran sus uniformes? ¿Los llevaran puestos todo el viaje? ¿No creen que hace demasiado calor?

- Somos estudiantes- respondió Kakyoin, sin levantar la vista de su libro- y por lo tanto debemos lucir como tales. Aunque puede que le parezca una razón algo forzada.

Joruko solo respondió con un gruñido bajo, estaba tratando de descansar.

- Los estudiantes japoneses son cosa seria- Josephine suspiró.

- Ya veo, así que este es el Bushido- dijo Avdol- Con la mente clara, incluso el fuego parece frío.

- Con tanta formalidad, Kakyoin no será popular entre las chicas y Jojo nunca conseguirá un novio- dijo Polnareff.

- ¡Suéltame! ¡Te dije que me sueltes!

Todos dirigen su atención a un marinero que acaba de arrastrar a un niño pequeño. Parecía un niño que llevaba una gorra con un mono sobre una camisa ligera. Tiene la nariz respingona y pecas.

- ¡Ya cállate, mocoso!- le gritó el marinero.

- ¡¿Que sucede?!- Josephine demandó- ¡Acordamos que no habría pasajeros en este barco!- grito Josephine.

- Lo siento señora, es un polizón- se disculpó el marinero- Este enano se escondió en la bodega.

- ¿Un polizón?

- Si quieres pelear, adelante ¡Te pateare justo en la entrepierna!- El chico amenazó, aunque no era tan intimidante con su pequeña estatura y su voz aguda casi infantil.

- Te entregare a la Guardia Marina- respondió el marino.

El niño dejó de gritar y logró apartarse del marinero. Su expresión está llena de miedo.  

- ¿La Guardia? Se lo ruego, no me denuncie- suplico el niño- Solo quería ir a ver a mi papá en Singapur. ¡Hare lo que sea! ¡Ayudare con las labores del barco!

El marinero pellizcó la mejilla del niño.

- Hmm...veamos ¿debería dejarte ir? ¿Qué hago? ¿Qué debería hacer? Lo siento, pero no. Aunque primero debo comunicárselo al capitán, así que ven...

El niño, enfurecido, muerde el brazo del marinero. Salta del barco y se lanza al océano. Josephine, Avdol y Polnareff se apresuran hacia los rieles y vieron al niño alejarse nadando.  

- ¡Vaya! ¡Salto al agua! ¡Cuanta energía!- Polnareff exclamó.

- ¿Tendrá pensado nadas hasta la costa desde aquí? ¿Qué hacemos?- preguntó Kakyoin, algo preocupado. Incluso se levantó de su silla para echar un vistazo también.

- Que haga lo que quiera- dijo Joruko con indiferencia, desde su silla- Si salto al agua, debe confiar en que lo lograra.

- ¡El chico tendrá problemas! ¡Esta zona esta llena de tiburones!- les informó el marinero una vez que dejó de gritar, alarmándolos profundamente por la gravedad de la acción.

Nuevo mundo, nueva aventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora