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Miércoles 04 noviembre de 2015

Me desperté al lado de alguien que no conocía. El lugar olía rancio. La luz del sol me pegaba de lleno en el rostro. La jaqueca me estaba matando. Lentamente me incorpore y abrí mis ojos, observe mi alrededor y comprobé que no estaba en mi apartamento. ¿Cuánto había bebido la noche previa? Era evidente que más de lo normal como para dejarme arrastrar a un sitio de mala muerte. Me levanté y recogí mi pantalón del suelo para buscar en los bolsillos mi móvil. Comprobé la hora: 10:16. ¡Mierda!

Las llamadas perdidas de Alexa ocupaban toda la pantalla y entre ellas solo figuraba una de mi padre. ¡Mierda, mierda, mierda!

Recogí mis pertenencias y me vestí lo más rápido posible, no tenía la intención de despedirme de mi anfitrión y me alegraba que no se haya despertado. Para mi beneficio, me encontraba en la planta baja y una señora estaba entrando, así que salí rápidamente del edificio en busca de un taxi que me llevara a destino. La cabeza se me partía, estaba mareado y me percate que me encontraba en algún barrio que no frecuento y no tenía idea de dónde conseguir un auto.

Volví a chequear el celular y verifiqué que tenía 5% de batería. ¿Enserio?

Decidí caminar algunas cuadras para ubicarme, pero no lo logre. Además, el frío era insoportable. Noviembre en Londres era un fiasco. La chaqueta de cuero brillaba ante la atenta mirada de las personas que me cruzaba y me sentía desencajado. Por lo general me gustaba llamar la atención, pero no estaba siendo de mi agradó en ese preciso instante. Luego de recorrer varias cuadras y seguir desorientado, opte por pedir ayuda.

1% de batería. El celular estaba muerto.

Vi una panadería y sentí que era mi única oportunidad. Me adentre en ella.

"Buenos Días, disculpa la molestia ¿Podrías decirme en qué barrio estoy?"

Una chica de ojos azules y cabello rubio y de una imperdonable belleza me miro de arriba hacia abajo. Su sola postura desprendía sensualidad.

"Al norte, en Haringey ¿Estás perdido? Pareciera que no eres de por acá" respondió sonriente

"¿Se nota mucho?" le devolví la sonrisa

"Tu campera de diseñador se nota" contesto señalando mi torso

"¿Estudias diseño?" pregunte con curiosidad

"No, ya quisiera ..." dirigió su mirada hacia el suelo por un instante y parecía lamentarse por ello. Luego levanto la vista y continuo "... pero leo muchas revistas de moda e intento estar al tanto de las tendencias ... soy modelo publicitaria cuando estoy de suerte"

"De eso no lo dudo ¡tu belleza no es discutible!" le extendí mi mano con intención de presentarme "¡Soy Alexander!"

Ella se sorprendió por mi actitud y rápidamente estrecho su mano con la mía.

"Taylor ¡encantada!"

"Taylor ..." repetí mostrando mis dientes en una seductora sonrisa "... ¿Podrías llamarme un taxi? Mi celular se quedó sin batería, estoy a la deriva ..."

Ella sonrió y en su mirada note un especial brillo.

"Por supuesto, ¡ya la llamo!"

"¡Gracias, cariño!"

Vuelve a sonreírme y note que llevaba un arito en el tabique de su nariz. Ese detalle la hacía lucir más atractiva de lo que ya era. Observe como busca su celular y con la delicadeza que lo manipulaba. Me quede encantado con su expresión facial al hablar con un desconocido y la simpatía que desprendía su mirada.

Al terminar la llamada, exclamo "¡En minutos vuelves a casa!"

"¡Buenísimo! Te lo agradezco muchísimo, enserio ..."

"Por favor, un placer. A cualquiera le puede pasar ..."

Un silencio incómodo invadió el lugar. Estuve por decir algo al mismo tiempo que ella y el atropello de palabras nos hizo reír. Taylor insistió en que diga lo que tenía planeado.

"Si no es mucho atrevimiento, me gustaría tener tu número, invitarte a tomar algo en agradecimiento por tu ayuda"

"No es necesario, lo hago de corazón, pero ... encantaría volver a verte, ¿Te agendo? Digo si no tenes batería ..."

En ese momento una bocina nos interrumpió. Ambos miramos hacia la calle y vimos el taxi estacionado. Le hice seña al chofer para que esperara. Procedí a darle mi número a Taylor y le dije que me escriba para agendarla ni bien mi celular reviva. Nos despedimos con un apretón de manos y mientras iba en el coche pensé en si debería haberle comentado sobre mi orientación sexual. ¿La habría ilusionado? ¿Era un patán? ¿Por qué pensaba así cuando ella también podía patear para el otro lado? Ese era el drama de ser gay, no saber si al hablar con el sexo opuesto conllevaba una responsabilidad de contar que no te gustaban los calderos.

Él extraña, siente, piensa [MILEX] [Miles Kane x Alex Turner] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora