Él extraña, siente, piensa [MILEX] [Miles Kane x Alex Turner] +18

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Sábado 07 de enero, 2017

Los Ángeles, California

La intensa fragancia del café llega a mi olfato. Con pesades, mis parpados se abren. Los rayos del sol me hacen pestañear intermitentemente, hasta acostumbrarme a la luminosidad de la mañana.

"Lo siento, hermano, pero debes despertar, tenemos las fotos para la Rolling ... Toma, bebe esto"

Me reincorporo con desgano sobre el colchón. Acepto la taza de café que Matt me ofrece. Le doy un sorbo a la estimulante bebida.

"¿Quieres comer algo? Puedo prepararte unos huevos revueltos" pregunta sentándose en el borde de la cama

"Estoy bien, gracias. Bebi demasiado anoche" articulo frotando mis ojos

"¡Claro que lo hiciste! Todavía me duelen los hombros de traerte a las rastras ... ¡No querías irte del bar!"

"Si entrenaras conmigo no te dolería ni un musculo"

"¡Pero si yo entreno!"

"Tener relaciones con Tay no cuenta como ejercicio"

"Eso es lo que tú dices porque no le pones hace tanto que el pene se te está por caer"

"Imbécil" respondo riendo

Matt también ríe y se pone de pie.

"Bueno, dale, pa ..." dice tirando de mi frazada "...Faltan horas, pero ya sabes como es James, quiere que vayamos con tiempo"

"Me doy una ducha y estoy" le informo antes que abandone mi dormitorio

Deposito el café sobre mi mesita de luz, recostándome unos minutos más, abrazándome a la almohada. El estómago me da vueltas y siento unas leves puntadas en la sien. Tanteo el móvil para chequear la hora y vaya sorpresa encuentro al leer en la pantalla que tengo un mensaje de Nadya.

"¿Por qué siempre me llamas cuando estas drogado? Deja de comportarte como un idiota, ciertamente no lo eres"

Deslizo mi dedo por el táctil para examinar los cientos de mensajes y llamadas que le he hecho. Cada párrafo que leo me hace hundir más y más en el colchón, hasta reparar mi vista en su nombre. Acerco el teléfono hasta centímetros de mi vista para comprender si estoy leyendo bien, y lamentablemente estoy en lo correcto.

"Hoy es el cumpleaños de Alex, vamos, ¡ven conmigo a celebrar! Se una buena chica y déjame pasarte a buscar"

Arrojo el aparato sobre la cama y me cubro con la almohada. La había cagado y en grande, si existía alguna mínima posibilidad que me diera una oportunidad, está ya no existía.

"Mi, no escucho la ducha ..." articula el baterista del otro lado de la puerta, dándole dos golpecitos a la misma

"¡Ya voy, mamá!" replico exasperado, él se ríe

Me desvisto del bóxer y camino hasta la ducha. Me ubico con la cabeza gacha bajo el chorro de agua caliente, con este dándome de lleno en mi cuello. Apoyo mis manos contra la pared y me quedo ahí. Mi mente se desplaza a ese lugar donde lo encuentro. Alexander vive allí, perdido en mi cabeza. Los sentimientos sin resolver me persiguen, volviendo a la misma pregunta que da vueltas desde que nos alejamos. ¿Cómo puedo seguir adelante cuando todo habla de él? ¿Cómo puedo seguir adelante cuando las mejores cosas que he vivido las hice con él? Estoy perdido en un vacío en el que solo habita su fantasma y nuestros recuerdos. Necesito un gran reinicio, y uno muy bueno. Coloco un poco de champo en mis manos y me lo paso por mi escaso cabello, repito la acción con el acondicionador y finalizo enjabonando mi cansado cuerpo. Realizo cada acción como en modo automatizado. Cierro el grifo de la ducha, tomo una toalla, envuelvo mi cintura con ella y me miro en el reflejo del espejo. Llevo una barba de una semana, sin embargo, no tengo ánimo para rasurarme. Prosigo a vestirme, con un pantalón de jean, botas, una remera y un buzo negro. No tiene caso que sea minucioso con mi outfit cuando en el estudio nos vestirán para la sesión de fotos. Bajo las escaleras en dirección a la cocina, encontrando en la mesada una nota de Matt informándome que lamenta no esperarme, pero que "su nueva beba no puede esperar a ser montada" Niego con la cabeza y me rio por lo bajo. Mi amigo esta obsesionado con su recién adquirida motocicleta. No requería más de diez minutos para que me esperase y nos fuéramos juntos en ella, especialmente cuando ya comprobé al descender, que, en la mesa del pasillo, las llaves del auto no están. Compruebo que es casi mediodía y posiblemente llegue tarde. A paso ligero recorro los rincones de cada habitación en busca de ellas, sin éxito alguno.