I Like You ☦︎ Suguru Geto

III

Estar todo el día como chicles no era la actividad favorita de la recién pareja.

Eran más de encuentros casuales o quizás algún receso entero a solas lejos del resto.

Pero de lo contrario cada quien se iba con su respectivo grupo, aunque a veces terminaban en el mismo al compartir varias personas de su círculo social.

Pero como Usagi no era una chica que disfrutaba estar entre las multitudes se le podía encontrar caminando por los pasillo con sus amigas, en algunas ocasiones solo caminaba sola o simplemente estaba en el salón dibujando o escribiendo.

Para unos era rara y para otros atractivo.

Dependiendo de quien seas verás las cosas diferentes.

Por otro lado su novio era un chico popular por muy excéntrica que suene la palabra, era así.

Se encontraba rodeado de gente todo el tiempo, no era el más popular con las chicas pero si tenía alguna que otra babeando por ahí.

Se le podía encontrar la mayoría del tiempo en las gradas o en la cancha jugando ya sea fútbol o basquetbol.

Incluso algunas veces se le podía encontrar siguiendo a su novia por los pasillos para recibir un beso.

Pero ahora mismo estaba caminando por los pasillos de lugar buscando a su amigo, metía su cabeza dentro de cada salón sin importar que hubieran clases o no.

Luego de recorrer medio colegio, dió con su salón de clases, dónde estaba una tierna azabache dormida en el puesto del profesor.

Fue inevitable para el no entrar.

Pero ¿Y su amigo? Que Satoru se vaya al diablo, esto no se lo perdía por nada.

Camino a paso tranquilo y dejo su chaqueta sobre uno de los asientos quedando solo en su camisa blanca que le quedaba muy bien por cierto, se recostó suavemente del escritorio mientras admiraba a la chica que poco a poco despertó por la repentina interrupción de la luz que daba a su cara.

Al notar la mirada contraria sus mejillas se tomaron un pequeño tono carmín mientras se sentaba derecha en su silla.

—Hola...

—Hola.

La chica carraspeó un poco su garganta intentando que su voz sonara menos ronca.

—¿Llevas mucho tiempo acá?

—Nah.. acabo de llegar ¿Dormiste bien?

Ella rió.

—La verdad sí, en este lugar se echa un sueñito 10/10.

El también termino por reír.

—¿Y tú qué hacías?

Preguntó mientras se levantaba para meterse entre las piernas de su pareja para abrazarlo.

—Estaba buscando el estúpido de Gojo, pero me detuve a mirar a un dulce angel que dormía.

El golpe impactó en el hombro de azabache que solo dejo salir una pequeña risa.

—Deja de coquetear un rato ¿Puedes?

—No, si no enamoro a mi niña después me la quita alguien que le hablé más bonito.

—Calláte.

—Callame.

Un nuevo sonrojo se hizo presente en las mejillas de la chica.

Ella sabía de qué hablaba y las intenciones del chico que mantenía su vista fija en los labios contrarios.

—Vaya... Veo que te haz puesto algo de bálsamo. —Dijo en voz alta mientras acariciaba con su dedo pulgar el labio ajeno.

—Mis labios han estado un poco resecos, así que me estuve poniendo un poco... Si.

—¿Puedo probarlo?

—I-ire a buscarlo para que lo pruebes.

En un acto de inocencia o quizás un intento de escape la azabache intentó ir hasta su asiento.

Pero Suguru era más rápido y la tomo ligeramente por cintura para luego tomar su mentón dejando más que claro lo que quería.

Y así fue.

El fue quien terminó de cerrar aquella pequeña brecha que los separaba.

Comenzó como un beso lindo, sus labios se movían ligeramente mientras sentían como encajaban perfectamente uno con el otro además del dulce y ligero sabor a fresa que hacía la experiencia mucho mejor.

Tan pronto se separaron la azabache acabó por unir sus labios en nuevo beso está vez un poco más torpe y salvaje pero que con los segundos se hacía más seguro.

El chico finalmente había desbloqueado un paso que había esperado casi desde que la conoció, definitivamente era de sus mejores logros ya que era una dicha poder tener aquel dulce sabor a su disposición para cuando deseara, ya que igual que el la chica parecía disfrutarlo bastante.