Conversación

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Yuugo le preparó un té a Emma, mientras ella estaba sentada en el mueble con sus piernas encima de este, ahora estaba más calmada desde que Ray se había ido. Yuugo se sentó a su lado mientras la veía estar realmente triste.

—Lo siento, Emma — Se disculpó él — No sabía que se conocían, sino... —

—No es tu culpa, Yuugo — Aseguró ella mientras llevaba una mano a su cabeza — Es mía, por no haberme ido el primer día que me encontré con él — Emma soltó un gran suspiró, mientras Yuugo se sentía bastante mal porque Emma pensaba en abandonarlo.

—¿Es el padre de tu hija? — Emma le miró de reojo, mientras Yuugo reflexionaba —¿O es ese tal Norman que mencionó? — Emma apretó los labios mientras temblaba.

—Ninguno de los dos, Sol es únicamente mía — Aseguró ella apretando el vaso con fuerza.

Yuugo le veía con pena, mientras notaba la furia de Emma.

—Ahora que lo recuerdo, tú llamaste a ese chico una vez — Mencionó él mientras trataba de hacer memoria.

Emma lo ignoró.

Yuugo recordó que cuando Emma iba a dar a luz, ella se asustó bastante ese día, mientras lloraba por el miedo de parir, no importaba si él estaba con ella en el hospital acompañándola, o si Gilda le iba a hacer compañía mientras tenía las contracciones, no había alguien que estuviera con ella a la que ella le tuviera un cariño profundo, ella lloraba por el miedo y cuando tenía sus contracciones más dolorosas, llamaba a un chico en especial.

"Ray... ayúdame"

Aún recordaba su voz lastimosa mientras ella se retorcía del dolor en el hospital, él nunca le preguntó su historia ya que al principio creía que era una criminal que huía, prefería no meterse en esos asuntos y dejarla marchas rápido de su casa, pero Emma no se portaba como una chica de la calle, lo cual lo sorprendió bastante. No pudo evitar encariñarse con ella y querer ayudarla ya que estaba sola, pero en esos momentos de desesperación, le preguntó a Emma si quería llamar a alguien.

"No puedo... si se enteran, me la van a quitar"

"No te preocupes niña, este teléfono es desechable", le mintió él descaradamente, Emma tomó el teléfono y llamó a alguien que no supo quien era.

Al contrario de lo que pensó, Emma no habló ni nada, pero la voz de un hombre podía reconocerla a la distancia. Ella lloró en silencio mientras lo oía hasta que pronunció algo.

"Cántame"

Fue lo único que pidió en ese momento, aquel extraño realizó su petición y Emma colgó. Desde entonces no volvió a mencionar a nadie de su vida anterior.

Yuugo volvió de sus pensamientos mientras la veía, no es como que recordará todo lo relacionado con Emma, pero al menos sabía algo, ella le tenía aprecio a ese chico.

—Arregla las cosas, él dijo que no te delataría — Emma asintió levemente.

—No lo hará — Ella le aseguró, lo cual le sorprendió.

—Si estas tan segura, ¿por qué estás tan enojada? — Emma soltó un suspiró lastimero.

—No quería que se diera de cuenta que tenía una hija — Ella escondió la cabeza entre sus piernas — Él va a hacer preguntas y yo no quiero contestarlas, no quiero que sepa la verdad, no quiero que se enteré la horrible persona que soy —

—Creo que ya no puedes esconderte más de tu pasado — Emma apretó las manos fuertemente — Al menos llega a un trato con él — Emma asintió levemente.

Mariposas contra el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora