CAPÍTULO 41

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Había pasado algunos días desde que HyoRi había llegado a la casa de la madre de DongHae. Había estado en todo momento encerrada en la habitación más lejos de la casa. No quería que sí la madre de DongHae llegaba por allí, la viera y pudiera decirle a Donghae que ella se encontraba en su casa. Le había hecho prometer a su amiga y su madre que no abrirían la boca por nada del mundo. Le estaba dando a su madre la oportunidad de confiar en ella aunque sea una sola ves en su vida. Si la traicionaba, no confiaría nunca más en ella, y se alejaría definitivamente para que ni tuviera contacto con ella o con su hija.

—Hija... esta el desayuno —le dijo su madre entrando a la habitación. Ella se encontró tumbada sobre la cama. —Si quieres, te lo traigo.

—No —sentenció levantándose, rápidamente de limpiarse la cara. Había estado llorando.

—Lo extrañas ¿cierto? Te he escuchado llorando estos días.

—No tiene importancia... Iré a desayunar.

Sabia que no la trataría como una madre aun. Ella lo tenia muy claro, pero estaba tratando de ganarse su confianza y no la defraudaría en ningún momento. Ahora que tenia la oportunidad de estar cerca de ella, haría hasta lo imposible por que ella confíe en ella y recuperar esa pequeña chispa de amor y esperanza que su hija alguna ves tuvo por ella.

En la mesa de comedor, ambas estaban algo distantes, pero al menos la señora quería entablar una conversación con ella. Sabría que podría ser incómoda, puesto que aun no le estaba hablando con confianza, pero eso vendría con el tiempo, y ella esperaría todo el tiempo que fuera necesario.

—¿Como te has sentido estos días? ¿Estas cómoda donde estas?

—Estoy bien —respondió incomoda, pero había algo más importante que su incomodidad, estaba mintiendo. Aquella cama le estaba dando mas dolores de espalda. La cama en la casa de DongHae era firme, allí estaba más cómoda, pero no solo era eso. Se estaba volviendo loca por dentro. No tenia que verlo para estar tranquila, con solo escucharla era feliz; aunque supiera que él no seria nunca para ella.

—¿Estas segura? —Asiente mintiendo nuevamente.

—No se preocupe tanto. Estaré aquí muy poco tiempo —le aviso. —Soo esta buscándome un lugar a donde ir.

—No tienes que irte rápido. Esta no es mi casa, pero no creo que a la señora Lee le molestara que estuvieras aquí, y mas si también le darás una nieta.

Nieta... esa palabra que para sus oídos se escuchaba hermosamente grande. Le recordó lo bonito que había sentido tener a HyoRi sobre sus brazos al nacer, que a pesar de la mala decisión que tomo, no se arrepentirá, por que su madre había echo un excelente trabajo con ella.

—Perdóname, no tengo mucho apetito —dijo dejando la comida de lado.

—¿Una fruta te caería mejor?— Fruta... Sus ojos se cristalizaron al recordar todas las veces que había comida frutas con chocolate, pero sobre todo todas las veces que DongHae había salido a conseguirlas para ella con solo mencionarlas.

Se levanto de la silla y salió a paso ligero a encerrarse en la habitación a llorar.

—Nunca debí de acostumbrarme a ti...

Por otro lado estaba DongHae. Casi no había dormido esos días intentando pensar donde podría estar ella metida. Tanto ha sido su preocupación que se había mudado a la habitación que era de el inicialmente, pero se la cedió a HyoRi ya que el colchón de la cama era mucho más firme. Lo que ella nunca supo, fue que él se la cedió por que su amiga le había dicho aquella tarde que se la llevo a vivir con él, que ella no podía dormir en camas con colchones demasiado blandos por que le daban dolores de columna. Aun el sabiendo que el tenia el mismo problema, se quedo callado y se mudo a una habitación más pequeña que la suya y con una cama de colchón mas blando. Cada día era cómo levantarse en el mismísimo infierno. Parecía estar bien, pero al verdad era que no. Disimulaba muy bien para que ella o las empleadas no se dieran cuanta de que todos los días tenia dolor de espalda.

La Secretaria (Lee DongHae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora