𝒎 𝒊 𝒆 𝒍

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Cambio de narración: Primera persona.

¿Aún puedes recordarlo?

Fue la primera vez que nos besamos. Tan solo seis días después de conocernos.

Después de el evento de las fresas pudiste adivinar todo sobre mí con tan solo mirarme. No te dije mi nombre hasta el día siguiente, cuando volviste de nuevo y supe que volverías muchas veces más. Me buscaste, me salvaste del campo de fresas y me permitiste hablar con mi verdadera voz. Fue lo mejor que hubiera vivido, me sentía libre.

Al día siguiente me llevaste lejos, lejos de las casas, de los lugares públicos, de las personas, de todo. Fuimos a un ambiente natural más fresco, me prometiste enseñarme lo que era el mundo en realidad. Me dijiste que no todo era creer en un dios y obedecer, me dijiste que no tenía que ser influenciado por la mayoría para ser buena persona, me dijiste que solo los verdaderos héroes se atrevían a contar la verdad y a defender lo que no perjudique a nadie. Tomaste mi mano y me dijiste que ellos no tenían el derecho de elegir lo que estaba bien o lo que estaba mal, cuando nosotros sufriamos por las reglas que ponían. Los defectos, las virtudes, todo te lo ponian la sociedad y no tú.

— Si dios realmente existiera, estuviera decepcionado de sus propias creaciones —me dijo ese día, mirándome directamente a los ojos. Yo le cuestioné con la mirada. —Se dice que mentir es malo —dijo —¿Qué pensaría él o ella al ver que a un inquilino se le ocurrió la maravillosa idea de engañarnos? Sospecho que el humano no tenía la suficiente inteligencia y capacidad para mentir en un inicio —tomó una roca, y la lanzó en un pequeño río cercano —Cuando supo que podía hacerlo, ocurrió una locura. —él me volvió a mirar —La estamos viviendo ahora mismo y sin saberlo estamos sufriendo.

Ya veía los golpes, los pecados cometidos y las condenas que le meterían a Taehyun por haber dicho algo como eso. Si alguien decía algo distinto a lo que pensaba la mayoría era considerado un ser sumamente repudiable, por ellos todos decidían seguir un solo sitio. Pero cuando Taehyun hablaba sentía mi estómago retorcerse y doler de la admiración que le tenía a sus palabras. Todos, incluso yo, teníamos miedo, pero él parecía ser siempre la excepción. Desde esa vez supe que me había topado a alguien que había abierto su mente y que había averiguado sin ayuda de las criticas, algo maravilloso.

Mis padres siempre me imponían la religión y todo lo que esto implicaba. Me decían que debía ser un hombre "de verdad" y que debía seguir las ordenes de dios para llegar al paraíso. Ellos eran estrictos, odiaban ser juzgados y siempre trataban de hacer lo posible para encajar y cumplir con la sociedad, todos como borregos.

Pero descubrí que no sólo había eso, que eso no era lo único que había en el mundo. Sacar buenas notas en la escuela, cumplir con las normas de la sociedad y retractarte de uno mismo para el mundo no te iba a hacer una buena persona, no te iba a hacer un buen hijo, ni una buena mujer, ni un buen hombre. Todo eso Taehyun me lo dijo, y lo entendí desde ese día.

Naturalmente la primera vez que escuché como hablaba de eso casi me desamayaba del susto y de la impresión al mismo tiempo. No sabía cómo ni porque, pero todo parecía tener sentido cuando él hablaba. Me conmoví al escucharlo hablar, y me sentí bien por primera vez en mi vida.

Al parecer él sabía leer mentes y siempre sabía lo que pensaba. Cuando analizó mi rostro me sonrió y pareció saber cada una de mis palabras.

Se acercó a mí, me pidió con la mirada que no me alejara y me  quedé quieto, él se acercaba más.

—Soobin, ¿Qué es un pecado para ti? —me preguntó, mi sangre se congelo y sentí las el pasto largo cerca de mis piernas, de repente estaba solo unos pocos centímetros. Sólo unos pocos.

—Y-yo.. uhmm, pues, mis padres dicen que... — Taehyun puso su dedo índice encima de mis labios

—No, no. Te pregunté que pensabas tú, no tus padres.

Mi corazón latía fuertemente. Nadie nunca me había pedido mi propia opinión antes. Nadie. En ese caso no sabía que responder. Por alguna razón él se veía torpemente atractivo cuando estaba más de cerca. Sus ojos eran claros, su cara era linda, se suponía que debía estar sintiendo eso por la chica más popular de mi colegio.

Él seguía esperando una respuesta. Vergonzosamente yo no supe cómo dársela.

—Yo...no lo sé. —confesé apenado.

Pero él nunca borró su sonrisa. Él se acercó a tal punto que podía sentir el aire que sacaba de su nariz por mi cara, también podía oírlo. No quería despegarme del suelo, ningún sentido de mi cuerpo quería en ese momento.

—¿Te parecería pecado.. esto? —y se acercó aún más, en menos de un segundo sentí sus labios contra los míos y sólo sentí como sus manos pasaban por mi espalda. Mi madre me solía decir que mi primer beso tenia que ser con una chica linda y femenina, pero esto no era ni la mitad de eso. Ni siquiera se acercaba.

Me sentí tan nervioso que  sentí que iba a explotar. Continué el beso y relajé mi cuerpo y alma. Se suponía que los chicos debían besarse con las chicas, no entre ellos, pero prometo que eso había sido inevitable.

Nos tomamos de las manos, seguimos con nuestro beso hasta que nos cansamos y nos miramos a los ojos con un brillo especial. No me importó nada más.

Nos besamos más ese día y metafóricamente podría llamar a sus besos miel.   No porque eran especialmente dulces ni porque tenían un sabor parecido. Eran como la miel porque era mejor que el azúcar y sentía que era valioso. Era mejor que el azúcar porque el azúcar lo encontrabas en todos lados y esto no era tan común. Era miel porque algo diferente, algo difícil, algo dañino. Para conseguir la miel tenías que perjudicar a las abejas y así también podías extinguirlas, ¿Qué creen que estábamos extinguiendo? Nuestros miedos a besar a otro chico, por supuesto. Para sacar la miel de la almena debías cuidarte, proteger tu cuerpo para no ser picado. Era una emoción inexplicable y por eso decidí describir sus besos de esa manera, como la miel.

Cuando se hizo tarde me llevó a mi casa, donde temía volver cada finalización del día. Ese día descubrimos algo más entre nosotros y por eso esa vez tenía mucho más miedo. Era como si creyera que mis padres eran perros con capacidad de olfatear lo que para ellos era pecado. Afortunadamente nunca fue así.

A veces me pregunto porque corrí con la mala y buena suerte de conocer a Taehyun. Nunca hubo una razón, ni un sentimiento desde el inicio, él solo comenzó a mostrarme el mundo, la vida , las realidades, yo solo lo seguía. Desde el primer momento, desde el segundo, desde el último, me enseñó mucho aún siendo un desconocido.

Después nos besamos, y quisimos ser algo más.

Yo tenia mucho miedo, mucha angustia, pero también estaba harto de lo que me había atormentado desde siempre, de ser un cobarde, de solo mirar cuando yo sé que también estoy sufriendo.

𝐏 𝐇 𝐀 𝐒 𝐄 ; Taebin ▪︎ Soohyun ; ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora