Capítulo 4

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Zabdiel

El sonido del tono de llamada en mi celular me despertó. Abrí los párpados para volver a cerrarlo cuando la intensa luz del sol, que entraba por el ventanal de mi dormitorio, me cegó. Al levantar mi cabeza me lleve la sorpresa que me encontraba solo en mi cama. No me di cuenta cuando Chiara se levantó. Ayer fue la mejor noche de mi vida, y pensar que todo quedaría ahí. Ojalá ella me diera la oportunidad de ser más que un hombre pasajero, poder ser alguien eterno que ocupe un lugar privilegiado en su vida.

Me dediqué enteramente a ella, para atesorar y recordar este momento juntos. Chiara es la única mujer que ha despertado en mí esos sentimientos y deseos de pasar mi vida a su lado.

El insistente sonido difumina mis pensamientos y me hace prestar atención. Terminó tomando la llamada cuando el nombre de Spencer brillaba en la pantalla.

—Hola, Spenc—. Suspiro, preparando mi estado de ánimo para lo que sea que tenga que decirme. Porque estoy seguro que tiene que ver con el bar, puesto que somos los propietarios.

—Hola, Zab. Disculpa que te moleste, sé que sueles pintar en el día. Pero han surgido unos problemas en The Morgan y debemos reunirnos para evaluar la situación.

—Está bien, voy para allá.

—Bien, nos vemos primo.

—Adiós.—Una vez que cuelgo, miro la hora y me sorprendo por lo tarde. Hace mucho que no dormía tanto. Al parecer dormí como un tronco, tal vez por eso no me di cuenta cuando se fue Chiara. A pesar de que no he mirado en la casa para corroborar lo que ya sé, porque es lo que creo que ella haría para demostrarme que solo fue una noche de pasión.

Sacudo esos pensamientos negativos y me concentro en la prioridad en estos momentos. Spenc debe estar en medio de un gran problema si decidió interrumpir mi trabajo, aunque hoy no esté cumpliendo con ello, porque él es de las personas que piden permiso para todo y nunca tomará la palabra si no es su turno. En resumen, es el Morgan más educado que podría existir.

El pensar en ello me remonta a los tiempos cuando aún vivíamos en casa de nuestros padres, y todas nuestras escapadas. Spencer fue el primero que abandonó el nido de mi tía, porque necesitaba su espacio y luego de unos meses seguí los pasos de mi primo. Aunque no niego que, a veces, echo de menos esos momentos. Sin embargo, no extraño compartir habitación con mi hermano mayor, Charlie, quien siempre ha sido demasiado estricto con el orden, bueno a excepción de Bryson.

A pesar de que mi primo es de la misma edad que Charlie, quienes forjamos una conexión especial fuimos nosotros. Lo curioso es que Adler tiene treinta y dos años, como yo, pero se lleva mejor con mi hermano porque entre ordenados se entienden.

Una vez termine de prepararme conduje hasta The Morgan. En estos momentos, agradezco haber seguido el consejo de Spenc de comprar un terreno no tan alejado de nuestro negocio. Puesto que me resulta útil al momento de tener que presentarme de emergencia.

Luego de estacionar el auto en mi lugar reservado, me apresuro a entrar antes de que mi primo salga a buscarme. Si algo negativo tiene él, es que es un poquito demasiado impaciente.

—Que bueno que llegaste— exclama Spenc, cuando nota mi presencia. Quien ya tenía las llaves de su auto en mano.

—Te dije que venía.—pronuncio — ¿Ahora que sucede?

— La pregunta será ¿Qué no sucede?—enuncia exasperado. Al ver su comportamiento me doy cuenta que debe ser muy serio, porque Spencer no es alguien que explote por cualquier simple problema. Suspiro porque me doy cuenta que este día será largo.

Chiara

Desde que arribe a España tengo un nudo que se ha atorado en mi garganta, como si ese fuera su hogar, y me siento triste. Quiero pensar que mi tristeza se debe a que mi mejor amiga está en otro país, pero sé que, aunque en parte es cierto, ahora alguien más se ha añadido a la lista.

Quisiera recriminarme por haber cedido a mis deseos, pero no lo hago. Porque por lo menos sé que se siente al estar con él, aunque al final duele más saber de lo que te estas perdiendo. Sin embargo, en mi memoria quedará plasmado el toque de sus manos, sus caricias y sus besos.

Cuando estoy a pocas cuadras de mi casa, recibo un mensaje de Azul preguntándome cómo llegué. Una vez le contesto, me desplazo al chat de mi tía: «Chiara, espero que te acuerdes que tienes un trabajo y que no tomes más días de lo que se te otorgó. Tu prima acaba de llegar y quiere verte.» Bufo, cuando termino de leer. Además de tener que calarme el mal genio de mi jefecita, para rematar ahora tendremos a la hija.

Mientras maldigo mi buena suerte entro a casa de mis padres, la cual está muy silenciosa. Aunque siempre ha sido así, porque mi madre es fanática del silencio puesto que puede tener mejor comunión con el señor.

El lugar no es muy amplio, pero para tres es más que suficiente y, además, es acogedora. Tiene una sala, una cocina, dos habitaciones y un baño que compartimos. Hace un tiempo atrás mi padre quería adosar otro baño, pero mi madre se negó porque el dinero que íbamos a gastar en vanidad podíamos utilizarlo en la obra del señor. Porque todo este tiempo nos hemos apañado con uno solo, porque ahora queremos ser ostentosos y malgastar el dinero que no nos sobra.

En fin, mi madre siempre piensa por el bienestar de otros que por el de su familia y admiro a mi padre porque es un santo al tolerarla. Aunque suene fuerte esa palabra es lo que pienso, porque otro en su lugar hace tiempo que la hubiese abandonado, pero mi padre la ama y se esfuerza por comprenderla. Sin embargo, yo no comparto sus creencias. Mucho menos sigo a ese dios que me ha quitado el amor de mi madre, la cual me critica y juzga por la forma en que vivo mi vida. Quien se ha dedicado a herirme con sus palabras que se han clavado profundamente en mi corazón. No entiendo cómo ella puede predicar sobre algo que no tiene. En fin, la hipocresía hecha persona. A pesar de todo lo que hace, yo la sigo amando con todos sus defectos.

Con mis sentimientos a flor de piel me acuesto a dormir, para aprovechar las horas que me restan.

***

Al siguiente día, me levanto temprano para ir a trabajar, donde mi tía aprovecha para hacerme la vida cuadritos con sus exigencias. Para rematar me informa que tienen preparada una fiesta de bienvenida para su hija. Por supuesto a la perfecta Betsy la reciben con honores, en cambio a mí me cargan de trabajo.

En realidad no envidio a mi prima, simplemente no me cae bien porque finge ser la dama más educada y decente. Sin saber que ella es peor que yo, porque nuestra única diferencia es que yo muestro quien soy. Sin embargo, ella se esconde detrás de una complaciente sonrisa y una falsa obediencia.

Durante todo el día me la pasó buscando una excusa, la cual inmediatamente fue rechazada por mi madre y mi tía. Por lo que a regañadientes termino asistiendo a una de las peores fiestas de mi vida.

Una noche donde todos me miran con desprecio y me tachan de inmoral, pero no por algo que me merezca.

***

Nota: ¿Qué habrá pasado? Escucho sus respuestas, mientras tanto el siguiente capítulo lo tendremos el jueves Dios mediante.

UN HOMBRE DE HONORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora