Se encontraba desinteresado a media clase, lo único que se reproducía en su cabeza era ese extraño momento en casa de su "amor" porque si, Shikamaru seguía siendo el chico de sus sueños, incluso si el Nara ya amaba a otro. Estaba tan enfocado en un "ella" que nunca vio que el azabache quería un "él" mierda, tampoco tenía tiempo de borrar todas las estupideces de su diario.
Su orgullo no le permitía llorar en público, pero sino fuera por eso ya estaría sollozando a media clase, recuerda las palabras de Sasuke antes de iniciar la clase de Madara-san "tú amor ya es patético, superalo" ¿pero como hacía eso? ¿como borraba de su mente las miles de sonrisas discretas del Nara? ¿el toque suave con el que él azabache posaba sus dedos en su piel? ¿Como borraba todas las metas y sueños que con ojos risueños y alegres Shikamaru le contaba? ¿como borraba todos sus sentimientos?
No quería rendirse tan fácil, pero si el Nara era feliz con ese "chico" ¿quién era el para matar su lindo corazón? Pero no tenía bajo control sus emociones, ni sus latidos desembocados, joder lo amaba desde el jardín de niños, ¿por qué en su cabeza idealizo la idea de que el azabache también sentía lo mismo? Tal vez Sasuke tenía razón, su amor ya era patético, no iba a pelear por un corazón que no le pertenecía, aunque la idea sonara tentadora el sentido común le ganaba contra todo pronóstico, así que era mejor resignarse y ver desde lejos, ser espectador cuando debió ser el co-protagonista.
Agradeció desde sus adentros que la clase terminará, llegó hasta el patio de la escuela menos visitado, sacando su almuerzo, tal vez la comida no solucionaría todos sus problemas pero si lo haría sentir feliz por un momento.
Pudo visualizar a su prima camimar hasta su dirección, era raro que estuviera por estos lados, pues casi siempre estaba desolado.
—Ne-Neji —otra vez estaba tartamudeando, ya le era molesto escucharla, si, estaba de malas.
—¿Si?
—Alguien me pidió que te diera esto —extendió un sobre de papel con relieves hechos a mano, con un deje de olor a rosas.
—¿Quién me envió esto? —tomó el sobre en sus manos y con un deje de duda pregunto —¿es una broma o algo así?
—Yo no puedo decir nada —corrió yéndose por dónde mismo había venido, dejando dudas y una gran inquietud.
Con delicadeza de no romper el lindo sobre lo abrió despacio, observando una carta con una caligrafía impecable, una la cual desconocía, pudo ver los detalles de flores grabadas en las esquinas y el suave olor a rosas que también desprendía la hoja que yacía en su mano.
"Anoche decidí observar las estrellas y sentí como si me estuvieran cantando una melodía, una melodía que sólo surge cuando escucho tu voz, aunque ese secreto sólo era entre la luna y yo, pero he decidido que lo compartiría contigo ¿por qué?
Fácil, porque tu eres mi estrella y yo tu fiel espectador, aunque observando a la distancia y un poco a la nada di por sentado que mi aureola boreal debía estar al tanto de mis sentimientos
Aunque te preguntarás ¿por qué me refiero a ti en estos términos? Es rápido de deducir mi hermosa constelación, todas estás cosas son perfectas al igual que tú, pero para hacer esto más breve ve a tu casillero.
Terminó de leer la carta un tanto confundido ¿enserio existía alguien que pensará todas esas cosas tan bonitas? Aunque se sintió mal al saber que no le podía corresponder a su amor secreto, su corazón seguía siendo del Nara, y no iba a mentir, imaginó a Shikamaru diciéndole estás cosas.
Suspiro guardando lo restante de su almuerzo, aunque la carta la entró en su mochila con delicadeza, que no sintiera nada por su admirador secreto no le daba el derecho de tirar los sentimientos de alguien a la basura sólo porque si, de todas formas sería una buena historia que contar algún día.
Suspiró un poco agobiado, sus pies sólo iban en una dirección y esa era su casillero.
