Demasiado cerca.

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✨✨✨

Narra Miriam. 

Despertarme en los brazos de Mimi era una paz de la que no disfrutaba desde hace unos cuantos días, por eso el sentirme aprisionada en ellos fue el incentivo suficiente para dormir un rato más. No mucho rato después, o si, no lo sé, la falta de calor que sentía en su abrazo se hizo presente y me despertó, Mimi no estaba allí. 

Busqué mi móvil en la mesa de noche, miré la hora y era cerca del mediodía, tal vez aquello explicaba las voces que se escuchaban desde el comedor. No recordaba cuando fue la última vez que dormí hasta a esas horas por eso me permití quedarme unos minutos más repasando el día de anterior. Desde el comienzo caótico de mi día hasta terminar comiendo con mi hermano y Mimi, la forma en la que había estado allí para mi sin preguntar absolutamente nada. Mimi, cierto, pensarla me hizo recordar que no estaba junto a mi, por lo que me levanté rápidamente, cambié el pijama por la ropa del día anterior, y antes de ir hacia el comedor pasé por el baño. 

La imagen que encontré al cruzar el pasillo me produjo la mejor de las sensaciones, mi hermano, mi cuñada y Mimi, mi Mimi o tan sólo Mimi, desayunaban alrededor de la mesa mientras reían de algo que seguramente la granadina estaría contado porque la miraban muy atentamente. Pero a la par que me alegró, esa misma imagen me dolió, porque no, no era mi Mimi, y aquello no sería algo a lo que me tenía que acostumbrar. 

-Buenos días- saludé acercándome a ellos y dejando un beso en sus mejillas- te has levantado hace mucho?- pregunto a Mimi. 

-Hará media hora, pero no quise despertarte, te merecías descansar- me sonrío y yo le respondí de la misma manera. 

-Durmieron bien?- pregunta Efrén mirándonos antes de llevarse el mate a la boca. 

-Súper- afirma Mimi mientras mastica una tostada- verdad?- pregunta mirándome.

-Si, muy bien- confirmo- tú cómo estás de la pierna?

-Anoche me despertó el dolor pero enseguida tomé el calmante y se me pasó, en un rato tendría que ir a hacerme las curaciones. 

-Vale- sonrío antes de darle un sorbo a la taza de café que acaba de servirme Inés. 

-Se quedan a almorzar?-nos pregunta la rubia. 

-No, no, ya en un rato nos vamos- respondo mirando mi móvil. 

-Bueno Mimi, otra vez probarás mis dotes culinarios- ríe Inés y a mi se me estruja el estomago, porque no, no sé si habrá próxima vez. 

-Estás bien?- pregunta Mimi cuando entra  a la habitación que la noche anterior ha sido nuestra- te he notado rara en el desayuno. 

-Si, si, todo bien- respondo tendiendo la cama- sólo quiero llegar a la casa. 

-Miriam- me detiene cuando paso por su lado- qué te pasa?

-Nada Mimi, de verdad-digo soltándome de su agarre y saliendo de la habitación. 

-Las alcanzamos- dice Efrén- no nos cuesta nada.

-Vale, ya salen?- mi hermano asiente- genial. 

Diez minutos después los cuatros estábamos arriba del auto de Efrén saliendo de la cochera del edificio, Inés manejaba, él iba a su lado y Mimi y yo detrás.

-Miri, ya le dije a Mimi que vayan cuando quieran al bar, ya sabes que siempre invita la casa- me sonríe mientras mira por el espejo retrovisor. 

-Vale-respondo mirando hacia la ventanilla. 

El resto del viaje transcurre en silencio salvo por algunos comentarios de mi hermano, cuando nos dejan en casa y luego de reiterarle varias veces que se cuide, nos despedimos y nuevamente Efrén repite su invitación al bar. 

nuestros destinos | miriam2Where stories live. Discover now