Cap 6. Malos Aires

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No se logró concentrarse en el nuevo plan de robo que tenían. Varias veces lo regañaron por eso. Se encerró en su cuarto todo el día escuchando música, sólo los discos que él le había regalado. Se apoyó contra la pared y todos los escenarios que imaginaba lo desanimaba más. Pensaba alarmado si no lo volvía a ver, si le llamaba otra vez para decir que no pudo hacer nada, si nunca lo llamaba de nuevo, etc. Tomó el cuello de tortuga rojo que tenía bajo su almohada, era como un somnífero que jamás fallaba, si se lo ponía lo haría pedazos, por lo que solo lo abrazaba como a un peluche. Volvió a caer dormido, y cuando despertó ya era de madrugada, vivía más en la noche con Federica, se arreglaba lo mejor que podía y luego se salía por la ventana con ansias de saber que pasaría, iba siempre a su casa, pero eso no significaba que se quedarían ahí, a veces lo llevaba a lados de la ciudad a una reunión con amigos o a obras de teatro, eran sitios muy elegantes, se tenía que poner ropa prestada o regalada de él para poder entrar, se ponía el anillo solo cuando lo veía, era como un amuleto cambia formas. Las amistades de Federica eran unos bichos raros, no era fanático de las extravagancias, pero aún así ponía la mejor cara, era un mundo que añoraba y no lo iba a desperdiciar por sus necedades. 

Era bueno que lo aprovechase porque en otra semana más dejaría todo eso a un lado, y se embarcaría en una aventura que terminaría siendo un viaje por casi toda Argentina, ya que en el extremo en un par de días, en la parte campestre de la ciudad, se encontraba Carlitos apoyado contra una armario en el cuarto más grande. Juraban que no había nadie en casa, era el bautizo de alguna prima suya, no le podía importar menos, pero para no ir fingió estar enfermo y haber tenido una mala noche, por lo que su madre lo dejó quedarse solo. No tardó en persuadir a Juano para que se encerrarse con él. Se quitó la ropa para incomodarlo y al mismo tiempo provocarlo, no era una tarea compleja para él. Le mostró que él era el ladrón de esos aretes y el revuelo causado. Sabía que eso en el fondo lo intrigaría, si encima se los puso. Era él semidesnudo con un par de aretes acostado en la cama viéndolo fijamente, estaban totalmente solos. Luego sintió que le correspondía el instinto y se fueron acercando. Le dijo que se parecía a una novia que tuvo una vez, al parecer eso le decían los hombres confundidos con su sexualidad para esconder el motivo por el que se lo comían con la mirada. Carlitos en lo personal no sabía que esperaba, solo quería jugar, y se le salió de las manos. Pronto el beso más tosco de su vida invadió su cuerpo y ambos se excitaron. Quedó el con su calzoncillo entre los muslos, y Juano solo sacó su pene para penetrarlo. No fue lo más placentero de su vida, le dolió más de lo que imaginaba, ya que la saliva fue un recurso arduo, al cual pasar el tiempo le pudo encontrar el gusto. Esa cama rechinaba demasiado, por lo terminaron de pie. Él estaba apoyado contra el armario gimiendo en ocasiones, jamás lo había hecho antes, pero podía asegurar que ese no era placer tan profundo del que siempre leía. De todas formas buscaba el orgasmo con ansias, y parecía que el chico atrás suyo estaba el doble de excitado, gemía ronco y le agarraba de las caderas con fuerza, sin embargo el orgasmo tan esperado, se vio interrumpido cuando su tío entró en la habitación con violencia. Tenía una idea de lo que estaba ocurriendo, por lo que no hizo ruido al entrar, pero después distinguió que era una sodomía de las más desagradables de su vida. Ambos jóvenes se separaron enseguida. Carlitos se subió la ropa interior, y Juano tras cerrarse el pantalón salió despavorido de ahí. Carlitos también quería hacerlo, pero estaba paralizado no sabía que hacer o que decir, no tenía miedo, solo incertidumbre, pero todo se aclaró con el escupitajo que lanzó a sus pies descalzos, después de llamarlo marica asqueroso. Le gritó que se quitara las estúpidas joyas, y que se pusiera ropa. Luego le dijo que se fuera, así de simple. Lo hizo sin saber a donde ir, solo camino con incomodidad una parte medio abonado en la que se sentó y soltó una carcajada, no sabía de qué, pero fue aliviante dejarla salir.

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Tuvo una mala jugada de Carlitos. Le hizo emocionarse y esperanzarse con su llamada, incluso si no era para buenas noticias, de todas formas, se le averió la cabeza con el sonido del teléfono. No importaba quien era, ni siquiera si estaba en su casa, solo necesitaba el escuchar el tono de llamada para que le acelerara el corazón, estaba hecho un desastre como siempre que le ocurría algo bueno, y después enseguida venía lo malo. Aprobaba un examen, al siguiente día lo expulsaban; se la pasaba bien en un lado, luego le reclamaban donde estaba; tenían un robo exitoso, y se peleaban por la plata; ahora Carlitos daba señales de vida, y lo dejaba con más nervios que antes. Harto de la presión que él mismo se provocaba decidió hacer lo que quería desde hace más tiempo de la partida de su amigo. Iba a terminar con Magdalena, no tenía caso tener sexo asegurado a cambio de casarse tan joven. Lo hizo con lo mayor de suavidad que le salía, la llevó a una plaza avisándole que tenían que hablar de algo serio, se encargó de sonar lo más fúnebre posible para que no se distorsionara el mensaje. Inventó mentiras como que estaba pasando por un momento difícil con su familia de forma económica, que no podía darle lo que se merecía, y todas las cursiladas que veía en las telenovelas. Era necia y le encontró una solución a todo, por lo que terminó diciendo la única verdad, la estaba engañando con cualquier chica con la que cruzaran miradas y se mostraran ganas en una fiesta, le podía decir como bomba atómica que también se acostó con una amiga suya (no era una mentira), pero parecía ser un último requisito, por lo que no se lo dijo. Le contó sobre una falsa "Lucía" que conoció hace poco, además de tener sexo casual, otra mentira, pero le exigió un nombre y una historia, así que se la dio. Era mejor que decirle sobre Federica, amistades de Federica, chicas en bares o estar harto de ella básicamente. Por ser una zona pública no hubo los gritos y golpes que quería darle a Ramón, le dijo que la dejara en paz con mala gana tras insultos en tono de conversación. Se retiró a su casa y dejó por los suelos la reputación de su ex novio, Marisol se lo veía venir, pues Carlitos era todo un cuentero de su amigo y tras oír de él sobre lo promiscuo que era no se sorprendió que la terminara engañando, aunque igual la acompañó en su despecho.

Lolita con "C" de CarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora