Cap 14. Ya pasó, ya fue.

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Un grito voraz se le quedó atravesado en el pecho y la gargante a Ramón. El sonido del cuerpo de Carlitos pegar contra el pavimento lo hizo frenar de inmediato. 

Se bajó, y se acercó rapidamente al rubio que estaba en el piso sin levantar la vista, tomándose la muñeca con fuerza. 

- La puta madre....- dijo en lo bajo Ramón. Pudo haberlo ayudado a levantarse por su cuenta, pero el impulso lo hizo alzarlo de cuerpo completo como una princesa, y por la adrenalina no sintió el peso, mas bien era como una pluma ese momento.

Lo subió al auto en la parte trasera igual, y tras subirse, manejó más rápido.

Le preguntó sobre si estaba bien, también le grito, se disculpó y volvió a preguntar. Sin embargo nunca hubo una respuesta, nunca hubo una mirada y sólo unos suspiros de que se estaba aguantando el dolor para no soltar ni una palabra.

Llegaron a un hospital tras andar perdidos por la carretera con el carro a máxima velocidad.Esta vez Carlitos caminó por su cuenta y cada vez recuperaba la sensibildad física y las heridas le dolían más, ya que en el inicio por el impacto estaba inmóvil y no sentía nada pero poco a poco fue volviéndose peor. Ya había soltado unas lágrima y caminar le dolía con fuerza, más que su muñeca fisurada. 

Le sangraba la quijada, las rodillas abiertas, la mejilla, y las palmas de las manos. 

Los doctores los ayudaron sin espera y fue llevado a sentarse a una camilla con cortina alrededor como paredes, aunque no había mucha gente y en el momento Carlitos era el más grave.

Un par de enfermas fueron las que lo atendieron, Ramón nunca fue evitado de acompañarlo.

Le decían al rubio que respirase y trataban de llamar su atención para activar su concenia y que no se desmayara pero no decía nada y tenía los ojos desonrientados. Temían que hubiese un golpe grave en la cabeza y eso preguntaban con insistencia pero Carlitos aún confundido dijo que no. 

En un punto Carlitos se le quedó mirando a Ramón, sin nada que decir, sólo los ojos bien abiertos, la boca entre abierta y pestañando bastante. Era una total distracción pero la inocencia repentina como si fuese un niño traicionado era más mortal que cuando lo veía como sólo el Diablo haría.

- Por favor, vayasa. - le dijo una enfermera a Ramón, quien no hacia caso y seguía ahí quieto viendo los ojos más vivos que nunca, todo lo contrario a cuando mataba y salía su lado más oscuro.

- Señor, por favor retírese. - casi empujándolo fue sacado hasta que se movió por su cuenta y salió contrariado. 

Aún escuchaba que le hacían preguntas a Carlitos pero esta vez sí contestaba. 

Se sentó en unas silla a esperar, pero se levantaba y caminaba, no pasaban ni cinco minutos y ya sentía como una espera de horas. 

Por fín solo se ayudó y tomó un gran respiro mientras apoyaba la frente en sus manos. Se sentó y apoyó los codos en las rodillas sin dejar de sostener su propia cabeza.

El susto no se iba pero cobraba más consciencia sobre él. Las lágrimas salieron y comenzó a llorar sin tragarse el coraje como había aprendido, esta vez sólo dejó salir todo sin hacer mayor ruido, sólo soltando una gran carga que se iba aliviando.

- Hijo de puta.... - susurró entre dientes. 

Se limpió el agua salada de los ojos con las manos y se apoyó en la pared viendo al techo. 

Respiró calmadamente y esa silla de madera vieja y la pared se volvieron como suaves almohadas por lo más cálmado y razonable que iba retomando.

Tras unos siete minutos salió una de las enfermeras buscándolo.

Lolita con "C" de CarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora