Capítulo 28

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Se cree que el cerebro puede estar consiente 8 minutos después de la muerte, yo creo que nadie se ha puesto a contarlos cuando te encuentras en un limbo de la agonía.

Una luz me pega directo a los ojos cuando trato de abrirlos, me ciega por completo, se que estoy siendo llevada a algún lugar mientras me encuentro recostada en algo, veo las largas lamparas blancas pasar una a una mientras me muevo. Trato de girar un poco la cabeza pero solo hace mas que activar un fuerte dolor en la zona del abdomen, instintivamente lo toco, lo siento húmedo, al igual que noto que algo perfora mi brazo. ¿Donde estoy?

Hago ruidos extraños, una cara que nunca había visto aparece en mi visión. ¿Dios?

—Hola Corentine, soy el doctor Claire, estás en el hospital Universitario de Francia por sufrir un accidente, ¿recuerdas algo?—Trato de responder pero mi boca se encuentra seca, el entiende la señal porque asiente.—Bien, ahora te estamos llevando a emergencias, tienes una herida en la zona del mesogastrio, probablemente un poco más abajo pero es de vital importancia curarla—No entiendo ni la mitad de lo que dice pero trato de enfocar toda mi atención en ello para luchar con las ganas de cerrar los ojos.—Gracias a tu identificación hemos dado con la información tuya, tus abuelos están próximos a venir, solo necesito que te quedes conmigo hasta que...

No puedo más, mis golpes se cierran de golpe y con ellos el molesto sonido de las ruedillas de la camilla que van a toda velocidad.

.................

Abro un ojo y luego otro, estoy en un ambiente más tranquilo, no en movimiento por suerte. Puedo moverme un poco pero no me fuerzo demasiado, aún me siento débil.

—A-guaa—Murmuro a quien sea, mi voz se escucha pastosa, como si estuviese casi seca.

Alguien a mi lado se mueve, es Ally, tiene las mejillas manchadas de rimel e inmediatamente sale de la habitación llamando a una enfermera.

Regresan unos minutos después junto con el mismo hombre que confundí con Dios, quiero culpar a mi estado de inconciencia con el hecho de haber llamado así al doctor, el señor es rubio de unos 30 años, no creo que se parezca mucho.

—Hola Corentine, veo que has despertado.—Su tono alegre contrasta demasiado con el ambiente que ahora nos rodea, Ally piensa igual que yo porque veo que rueda los ojos. El cotor no lo nota puesto que sigue apuntando en su libreta algunas coas—Bien veamos, quiero decirte que fuiste muy afortunada eh, solo espero que tu seguro cubra al pobre coche—Suelta una carcajada que solo es correspondida por compromiso con por la enfermera.—Hemos controlado la hemorragia, te pusimos unos puntos, nada que no se recupere en unos meses; también sufriste una fractura en la pierna y una contusión leve, es verdad que te digo que de no ser por tu padre que ahora parece que un vampiro lo ha chupado probablemente ya estarías conociendo a San Pedro en el cielo, digo...en el caso de que te hayas portado bien, ¿te portas bien Corentine?

Hago caso omiso de su broma y procedo a como puedo a preguntar lo importante.

—Mi...¿mi padre hizo qué?—Se me entiende poco pero lo suficiente, el doctor voltea a ver a Ally y luego a mi.

—Les dejaré para que hablen ¿si?—Codea a la enfermera y ambos salen cerrando la puerta tras ellos.

Ally toma asiento a los pies de la cama, cuidando de no atropellar a mi pierna que ahora luce una fea escayola blanca.

—¿Te sientes mejor?—Pregunta con cautela.

—Lo suficiente como para que me de cuenta que la droga que me metieron funciona—Sigo un poco molesta, aunque no es ella quien tiene la culpa.—¿Mi padre está vivo?

Mi pregunta no parece tomarla por sorpresa, una lágrima rueda por su mejilla, se ve fatal pero aún así asiente.

—¿Blake está vivo?—Ella niega, parece como si la estuviesen torturando. ¿Qué tengo otro padre? Pues que hacía Ally en sus ratos de óseo.

—No, Blake no era tu padre.—Bien, bienvenidos a "Corentine era una adolescente tranquila hasta que cortó con su novio y ahora su vida parece una novela barata de Televisa"

—¿Quién me ha donado sangre?

—Adrien

El pitido de la máquina es todo lo que se escucha, nos quedamos 5, 10 o posiblemente 15 minutos calladas, estoy tratando de procesarlo.

—¿Tu lo sabías?—Ella niega de nuevo. —¿Cómo está Adrien?

Me sonríe ahora, parece una loca cambiando de emociones. Qué puedo decir, va de familia.

—Recuperándose, fue una donación directa, los doctores encontraron similitud en el ADN, se que Adrien siempre quizo hacer una prueba y esa fue la condición que puso antes de donar sangre.

—O sea que iba a permitir que me muriera si no lo dejabas—Suelta una risilla por mi cara de espanto.

—Claro que no, ya había donado la sangre cuando me lo pidió. Los resultados salieron ayer.

—¿Ayer? ¿pues qué días es hoy?

—Martes, llevas desde el viernes inconsciente, en realidad sedada pero es lo mismo

Silbo. He estado media muerta, a punto de conocer a San Juan como el doctor lo dijo.

La puerta se abre interrumpiendo mis cavilaciones, la familia LeBlanc entera aparece en mi visión, tras de ellos Raúl y su esposa.

—¡Te dejo en París y casi casi visitas el panteón!—El abuelo Raúl es el primero que se acerca a mi, abre los brazos dramáticamente, está a punto de darme un abrazo cuando su esposa le propina un golpe en la cabeza.

—¡Viejo insolente! Estás mirando que la niña está peor que tu cuando la artritis y la quieres apapachar—La abuela deja atrás a Raúl y me toma de las mejillas, con poco cuidado como siempre, yo por mi parte emito una queja.—Mi amor preciosa, sabía que estos te querían mandar al hoyo pero no así.—Me da besos por toda la cara y por fin se separa.—Te prometo que en cuanto salgas te prepararé un caldo de gallina para reponer los kilos que perdiste. ¡No puedes ir así a tu graduación!

Me río ante la imagen que tengo frente a mis ojos, mis abuelos discuten con mis otros abuelos, Ally intenta calmarlos, Maddy está llorando mientras Louis le toma fotos graciosas y Adrien, mi padre me está observando desde la puerta, es el único que no ha entrado, me observa con cautela. Me observa con amor.

Mientras todos están en lo suyo Adrien se posiciona a mi lado.

—Gracias—Es todo lo que digo, el frunce el ceño al no entender.—Me recompone saber que soy hija de un ex-nerd de la escuela en lugar de un motero sin licencia—El cacha la broma porque ríe.

—¿No estás molesta?—Hago que lo pienso un poco, su cara está espectante, como si estuviese a punto de decidir entre si vive o no, al final niego lo que le provoca soltar un suspiro de alivio.

—Siempre esperaba que hubieses sido tú—Con lágrimas en los ojos nos abrazamos.

La vida puede que no sea lo que esperas, un día estás normal, haciendo cosas normales con gente normal pero... no eres feliz, hasta que alguien o algo mueve tu mundo 180, le quita lo normal al asunto, vives con adrenalina, a la expectativa, como si vivieras tu propia película, no tienes miedo de ser un personaje secundario cualquier porque ahora...ahora tu eres la novela.

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Dear CorentineWhere stories live. Discover now