Bloody Ellie ¦ Melizabeth ©

Trece

Piénsalo siempre dos veces...

—Cariño, regresa a tu habitación ahora voy.

Le ordenaste con preocupación; sus pasos pronto se escucharon al subir las escaleras y cuando su presencia ya no estaba volteaste a verme con las cejas arrugadas, ¿era tu expresión favorita?

—Necesito que te vayas, Meliodas.

Me levante del suelo, buscando con la mirada esa tercera voz, más ya no había nadie a nuestro al rededor, me senté a tu lado para luego llevar mis manos por detrás de mi cabeza.

—¿Quién era?

—Eso no es de tu incumbencia. 

Te levantaste y colocaste tus manos en tus anchas caderas para luego mirarme hostilmente; era claro que era un niño, su voz sonaba chillona y suave, pero quería saber de quién se trataba, tal vez de algún familiar tuyo.

—Lo siento. Solo quiero arreglar las cosas contigo, no quiero que tengamos rencores.

Te escuche suspirar, para luego cambiar su serio semblante.

—Esta bien, pero no aquí, ¿te parece si vamos a beber algo mañana?

Tu voz sonaba más suave, dándome esperanzas de que podríamos arreglar nuestras diferencias, y tal vez, saber todo lo que a pasado contigo en estos años, ¿aún estarás con Howser?

—Por supuesto, pasaré por ti.

Me levante, me acerque a ti y plante un beso en tu frente justo cómo lo hacía en el pasado. Te escuche murmurar más no entendí tus palabras.

—Buenas noches, Meliodas.

Asentí sin de decirte nada más, camine por el pasillo hasta la puerta de tu hogar para luego tomar la cerradura, una vez más voltee a ver tu hogar y cuando mis ojos cayeron en las escaleras, pude ver varios mechones plateados asomarse, te mire a ti y me sonreíste antes de salir de tu hogar, pero, ¿Por qué parecía que querías echarte a llorar?