Sus padres fueron los mejores amigos, un vínculo qué fue trazado desde la infancia. Sin embargo, el destino les tenía deparado obstáculos que los separaron.
Años después se reencontraron, pero ellos ya no eran los mismos.
Dos niños corrían en una granja de arroz en la Prefectura Nagano, la más pequeña perseguía entre risas al niño de expresión estoica.
- ¡Wakatoshi! ¡Eres muy veloz! -dijo la pequeña mientras tiraba del suéter del niño.
- ¡No se alejen demasiado! -gritó el padre de Wakatoshi, Takashi Utsui, que era acompañado del padre de la niña- ¡Aratani, Wakatoshi regresen!
- ¡JAJAJA! ¡HOMBRE DÉJALOS QUE SE DIVIERTAN! ¡ESTO NO ES TOKIO! - dijo Kentaro con una gran carcajada- ¡WAKATOSHI ESTÁ CON ELLA Y ADEMÁS LOS ESTAMOS VIGILANDO-
De pronto ambos hombres quedaron callados al ver como el pequeño Wakatoshi impactaba el balón molten contra la cabeza de la niña haciéndola caer al suelo.
- ¡Aratani! -Utsui corrió hacía la niña que permanecía en el suelo.
- Lo siento, padre, pensé que atraparía el balón -dijo Wakatoshi con la seriedad que lo caracterizaba.
- ¡Sí, papá! ¡No me dolió, porque tengo un cráneo muy fuerte! ¡Si no me levanto de una caída no seré porrista! ¡Intentemos otra vez, Wakatoshi! -dijo Aratani.
- Jueguen con cuidado -dijo Utsui con una sonrisa nerviosa.
- ¡Sí! ¡Vamos, Wakatoshi! - Aratani tiró de la mano del niño invitándolo a jugar nuevamente.
- Sí -respondió Wakatoshi.
Los mayores seguían viendo a los menores jugar con el balón.
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- Pensé que Aratani lloraría -dijo Utsui.
- Mi hija es una niña fuerte, si se cae debe aprender a levantarse ella sola, aún si no tiene nadie a su lado -sonrió tristemente Kentaro.
- Debe extrañar mucho a Kaori...
- Ha pasado 1 año desde que mi esposa falleció, Aratani ya no llora por las noches, y yo trato de mantenerme fuerte a pesar de extrañarla todos los días. Mi madre se vino a vivir con nosotros por el bienestar de mi hija.
- Estás haciendo un buen trabajo criándola -hubo un silencio por un momento hasta que Utsui volvió a hablar- Por cierto, ¿porrista? -preguntó divertido.
- Le conté la historia de como nos conocimos su madre y yo, cuando estudiábamos en Shiratorizawa, yo era liberó y Kaori era porrista del equipo.
- Sí que eras un gran libero en ese entonces, no sólo atrapabas limpiamente los balones, si no también la atrapaste en el momento exacto que Kaori iba a caer de una pirámide humana. -dijo Utsui.
- ¡Eran buenos tiempos! ¡Nosotros llevamos a Shiratorizawa a las nacionales! -dijo Kentaro recobrando su sonrisa- Bueno en ese entonces eras un buen receptor.
- Pudimos haber llegado más lejos en la Liga Japonesa, pero te fracturaste la rodilla, no pudimos encontrar otro mejor libero que tú -dijo Utsui.
- Haberme retirado fue la mejor decisión de mi vida, casarme con Kaori, comprar esta granja y tener a Aratani.
- Tuviste un buen matrimonio, ojalá hubiese podido decir lo mismo del mío. El papeleo del divorcio me tuvo exhausto estos meses, pero ya está hecho -dijo Utsui.
- ¿Tienen la custodia compartida de Wakatoshi?
- Sí, Mako y yo llegamos a un buen término, yo me haré cargo de Wakatoshi por el momento. Gracias por acogernos a mí y a Wakatoshi en tu hogar, mi departamento de soltero no era un buen lugar para un niño. Además creo que le hará bien la compañía de Aratani, los dos tienen 6 años.
- Yo también lo creo, ¡no hay nada mejor que criar a un niño en un ambiente fresco y libre del apestoso aire de la ciudad! -dijo Kentaro.
Ambos hombres reían hasta que la voz de una mujer mayor los llamó.
- ¡Kentaro! ¡Ya vengan! ¡La comida está lista! ¡Ayúdenme a colocar la mesa! -era la abuela de Aratani, Saori.
- Es un buen ambiente familiar, amigo mío -dijo Utsui, poniéndose de pie para ir por Aratani y Wakatoshi.
Wakatoshi y su padre se quedaron a vivir en la granja de Kentaro Ryouka por 3 años, hasta que recibió una oferta de trabajo en el extranjero.
Wakatoshi regresó a Miyagi a vivir con su madre después de eso, sin embargo; aún mantenía comunicación con Aratani, la única amiga que tenía.
Tiempo después, Mako, su madre, lo inscribió a actividades recreativas, clubes; el ingreso a la escuela media de Shiratorizawa era inminente. Un día ambos amigos perdieron comunicación.
Por su lado, no todo era alegría en la granja de Nagano, Aratani perdió a su padre cuando apenas tenía 9 años en un accidente automovilístico.
Meses después, Aratani pasó a tutela del hermano menor de Kentaro, quien para coincidencia también vivía en Miyagi y era subdirector de una escuela.
Wakatoshi crecía cada vez más para convertirse en la estrella del equipo; Aratani se levantaba de cada caída para así convertirse en la "Reina porrista ''.
"Sus camino se volverían a cruzar, pero ellos ya no eran los mismos"