𝗮𝗸𝗶 𝗵𝗮𝘆𝗮𝗸𝗮𝘄𝗮 › smoke.

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Aki Hayakawa es el tipo de novio que...

Ni de broma dejaría que fumaras, aunque él lo haga.

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El día había sido estresante para los dos. Habían terminado una misión, la cual de seguro habría sido bastante sencilla si hubieran estado más personas al mando, pero al estar tan solo Aki y Megumi, se hizo un poco más complicado.

Las últimas dos semanas estaban siendo de lo peor, no paraban de tener misiones y en algunas la cosa se complicaba tanto, que sus cuerpos al llegar a casa no podían aguantarlo. La tensión y el dolor en sus espaldas eran increíblemente inaguantables, Megumi hasta se había crujido la espalda para ver si esa molestia desaparecía.

—No aguanto más esto, cada vez es peor.

—¿Tu espalda o las misiones- preguntó el chico, agarrando un cigarro para después encenderlo.

—Las dos.

Tras sacar el humo de su boca, causa de aquel cigarro, miró a la más baja. Era cierto que últimamente se estaba quejando de la molestia que sentía en su espalda, sinceramente él también la tenía pero dudaba de que fuera igual de molesto que el de ella.

—Dame uno.

El de ojos azules se giró a mirarla, sin saber a que se refería.

—¿De qué hablas?

—Del puto cigarro.

—¿Qué estás diciendo? Nunca has fumado, ¿Porqué de repente quieres hacerlo ahora?

—Dicen que desestresa, y siempre hay una primera vez.

—No te voy a dar ninguno.

La chica se giró a mirarlo frunciendo el ceño, ¿Acaso él decidía que debía hacer y que no? Por supuesto que no, y si tenía que arrebatarle uno lo haría.

—No pienso dejarte fumar.

—¿Y se puede saber el porqué?

—Muy fácil, porque lo digo yo.

—Aki, estás actuando como un estúpido, ¿Desde cuándo decides que debo y que no debo hacer?

—Lo hago por tu bien, y son mis cigarros así yo decido que hacer con ellos.

Megumi suspiró, por esa parte tenía razón, pero igual se estaba molestando. De verdad se estaba desesperando, cuando algo se le metía en la cabeza no podía parar hasta conseguirlo, y si no lo conseguía estaría de mal humor para todo lo que restaba del día.

—Yo antes no fumaba.

—Bueno, dudo que ya de bebé comenzaras a fumar.- la chica rio al imaginarse a un Aki bebé fumando.

—Muy graciosa.— contestó irónicamente pero con cariño en sus palabras, mientras le apretaba la nariz. -Lo que quiero decir, es que yo antes me negaba a fumar, lo único que consigue es que te destroces por dentro y morir antes.

—Pero si sabes todo eso ¿Por qué sigues fumando?

—Yo ya estoy sentenciado, tú no, y quiero que vivas mucho tiempo.

Megumi se sorprendió al escuchar eso, y de repente una tristeza le inundó, a la vez que la rabia.

—¿Qué cojones dices de sentenciado? ¿Eres idiota? No vuelvas a decir eso.

—Gumi, sabes que cada vez que uso mi espada mi vida se acorta.

—He dicho que no vuelvas a decir eso.

Aki suspiró, a él tampoco le gustaba hablar de eso, pero parece que a ella realmente le afectaba.

—Solo quiero lo mejor para ti, Gumi. No sé cuanto me quedará de vida y si lo supiera no serviría de nada porque se va acortando cada vez que uso la espada. Así que vive al menos por mí.

La de ojos grises no quería decir ni una palabra, sabía que si lo hacía se rompería a llorar, y odia llorar delante de gente. Pero después de tragarse aquellas lágrimas, decidió hablar.

—Lo dices como si fueras a morir ahora.

Su voz se notaba débil, y él se dio cuenta de eso. Sin pensarlo mucho, aprovechó que estaban solos en aquella calle y la abrazó, escondiéndola en su pecho. Lo que no sabía es que esa simple acción sería suficiente para hacerla llorar.

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Cuando ya pasó un rato decidieron sentarse en un banco, el aire de la noche en primavera era realmente bueno. A unos metros había un camión que vendía churros y algodón de azúcar. Aki la miró, dándose cuenta de que estaba observando aquel camión. Sin pensarlo mucho se levantó, para ir directo a aquel camión, sabía muy bien que es lo que quería ella.

Megumi iba a levantarse para ir con él, pero una voz a sus espaldas la detuvo.

—¿Una cita?

Se giró, viendo a Himeno.

—Pues... no lo sé.

La mayor rio, sacó un paquete de tabaco y agarró uno, Himeno observó a la más joven, viendo como veía aquel paquete.

—¿Quieres?— le estiró el brazo con el paquete en su mano.

—Eh...

"Yo ya estoy sentenciado, tú no, y quiero que vivas mucho tiempo", "Así que vive al menos por mí".

—No, no fumo.

Himeno sonrió, asintiendo. Después de eso encendió su cigarro y se despidió de ella, marchándose.

—Y así debería ser siempre.

Megumi se sobresaltó, girándose. Se encontró a un Aki muy sonriente.

"Dios mío, debería sonreír más."

—Me asustaste.

—Perdón. Toma, algodón de azúcar.

Lo tomó, agradeciéndole.

—¿Cuánto te costó?

—Nada, no me costó nada.

—No seas idiota, dímelo y te lo devuelvo.

—No me vas a devolver nada, yo decidí comprarlo.

—Al menos déjame compartirlo contigo.

Los dos se sentaron al lado del otro, en aquel banco, viendo un pequeño lago delante de ellos. En el lago se podía ver el reflejo de la luna, la cual estaba brillando como nunca.

—Quiero que dejes de fumar.

Aki se giró a verla, mirándolo ella después.

—¿Por qué?

—Porque tú querrás que viva mucho tiempo, pero yo quiero seguir viviendo a tu lado.

Él se quedó mirándola fijamente, esas palabras juró que se habrán quedado en lo más profundo de su corazón. Pasó un brazo por los hombros de su novia, atrayéndola a él.

Y sí, se lo pensaría eso de dejar de fumar, solo por ella. 


⟨ 𝙍𝘼𝙈𝙀́ ⟩ chainsaw manWo Geschichten leben. Entdecke jetzt