〖Chapter 1〗

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JungKook no era tonto, él lo sabía.

JiMin lo engañaba.

No había otra explicación para las marcas en el cuello del mayor, para las horas que pasaba fuera de casa, para las excusas que le decía cada vez que llegaba tarde y por la lejanía que mantenían, a pesar de vivir juntos.

Suspiró con tristeza y apoyó la palma de su mano en el vidrio, sintiendo lo frío que estaba por culpa del bajo clima y la lluvia que había afuera. Sentía que el cielo lo entendía y lloraba junto a él, haciéndole compañía.

Si bien HoSeok se había ofrecido a acompañarlo, el se había negado. No era capaz de mirarle a los ojos sin comenzar a llorar y sentirse culpable por todo lo que le escondía.

Mentir era algo que odiaba, le desagradaba, pero no tenía otra opción. Prefería mentirse a si mismo y decirse que todo estaba bien, que JiMin no le mentía y mucho menos lo engañaba. Prefería pensar que JiMin estaba cada vez más ocupado entre su trabajo y la universidad, no porque prefería pasar el tiempo con YoonGi a escondidas de él.

Le dio un sorbo a su té, que a pesar de ser dulce lo sintió verdaderamente amargo. Tragó y acercó su mano a su rostro, secando una pequeña lágrima que caía de su ojo. Odiaba llorar, sobre todo porque sentía que en vez de aliviarlo, lo angustiaba mucho más. Secó otra lágrima que caía y volvió a llevar la taza a sus labios, bebiendo otra vez, intentando ahogar su tristeza en aquél líquido.

La puerta del departamento sonó, avisando que JiMin ya había llegado. Seguía mirando por la ventana, sintiendo las pisadas en su dirección de fondo. Antes de girar su rostro, unos fuertes brazos lo rodearon por la cintura y un beso fue depositado en su mejilla.

Pudo sentirlo perfectamente, el perfume de YoonGi estaba impregnado en el cuello de JiMin. Lo reconoció ya que cuando se acercaba a YoonGi sentía la misma fragancia, incluso cuando se acercaba a HoSeok.

Entonces su teoría era cierta, JiMin había pasado toda la tarde junto a YoonGi y ni siquiera fue capaz de avisarle que llegaría tarde. Se mordió la lengua, impidiéndose reclamarle al mayor, porque no se sentía con el suficiente ánimo de empezar otra discusión el mismo día.

─Me iré a bañar, estoy muy sudado a pesar del frío que hace─ JiMin se alejó de su lado, dejándolo solo nuevamente.

JungKook sabía el por qué JiMin decía estar tan sudado, pero prefería no imaginarlo, para no dañarse más de lo que ya estaba. Le era suficiente con esa información y el perfume de YoonGi en el cuello de su novio.

Su teléfono sonó, y al ver el nombre de quién era el responsable de la llamada su corazón se quebró un poco más.

Seokie❤

Silenció la llamada y guardó el teléfono en su bolsillo nuevamente, no se encontraba de ánimo para hablar con nadie en estos momentos. Tomó la taza vacía y se dirigió a la cocina, dispuesto a lavarla y guardarla en su lugar, pero se detuvo frente a la nevera, admirando la foto que había pegada en ella.

Él, junto a JiMin, YoonGi y HoSeok lucían unas sonrisas inmensas y brillantes, con el mar de fondo. Recordaba ese día a la perfección, JiMin junto a YoonGi les habían preparado esa sorpresa a él y HoSeok, solo para celebrar los diez años de amistad que llevaban todos.

Entonces las lágrimas volvieron a caer, y tuvo que dejar la taza en una encimera y afirmarse en ella para no caer al piso, sintiendo como de pronto su alma ardía de la tristeza y la impotencia, una mezcla de sentimientos y sensaciones que no le agradaban en lo absoluto, pero que no podía evitar.

Se preguntaba como era posible que YoonGi y JiMin lograran actuar con tanta normalidad cuando estaban los cuatro reunidos, como lograban no levantar sospechas y hacer que sus acciones parecían acciones amistosas, no con dobles intenciones de tocarse o estar más cerca el uno del otro.

─¿Estás bien?─ La voz lo sobresaltó. Se giró y se encontró con el rostro preocupado de JiMin, quien lo miraba desde la puerta de la cocina, tenía el cabello mojado y vestía su pijama de oso, pero eso no fue lo que le llamó la atención a JungKook.

JiMin tenía dos marcas moradas bastante claras en su cuello, y él no era el creador de estas, porque JiMin siempre le decía que le desagradaban los chupones.
Entonces se dio cuenta que JiMin le había mentido con eso también, y el torbellino de sensaciones que sentía creció, haciéndose notar con más fuerza, apretándole el pecho coon tal fuerza que sentía que se ahogaba, a pesar de que seguía respirando con normalidad.

─Ajá─ Respondió, girándose y fingiendo buscar algo por los estantes. El silencio volvió a reinar y el ambiente se sentía cargado e incómodo, desesperándolo un poco más. Pensó que JiMin se había ido, pero lo vio por el rabillo del ojo, apoyado contra el marco de la puerta y con la cabeza fija en el suelo.

─Lo olvidé, lo lamento.

─¿Olvidar qué?─ Preguntó, deteniendo su falsa búsqueda, aunque no se giró. Apoyó ambas manos en la encimera y esperó paciente la respuesta.

─Avisar que llegaría más tarde, lo siento por eso─ JiMin rascó su cabeza, bastante apenado.

─Ah, eso─ Respondió con desilución ─No te preocupes, estabas demasiado ocupado, supongo─ No se preocupó de su tono o de sus palabras, sabía que JiMin no entendería el doble significado de sus palabras, o quizás si y preferiría callar.

─La verdad es que sí, hubo más movimiento en la tienda─ Le dolió entender esas palabras, pero no lo demostró, se giró lo más serio que pudo y atravesó la cocina, pasando por el lado del mayor al salir de esta.

─Estoy cansado, así que me iré a dormir─ Avisó a mitad de pasillo y entró en la habitación, cerrando la puerta. Corrió al armario y lo abrió, sacando de adentro aquella caja que tan bien envuelta estaba.

Obviamente JiMin había olvidado que ese día era su aniversario, JungKook mantenía la esperanza de que lo recordara en algún momento, incluso se hubiera sentido feliz con un corto mensaje o una flor pequeña, pero eso no lo obtendría.

Guardó la caja en algún rincón donde no fuera visible y caminó hasta la cama, metiéndose rápidamente bajo las sábanas y ahogando sus lágrimas en la almohada. Se preguntaba por qué se permitía aguantar tanto dolor, y la respuesta le era más que clara. Amaba a JiMin demasiado y en el fondo esperaba que JiMin cambiara, aunque posiblemente eso no pasaría.

No fue hasta horas después, cuando él ya dormía profundamente, que JiMin entró a la habitación dispuesto a dormir también. Se sentó en el borde de la cama y dejó su teléfono en la mesita de noche, mirando de paso el calendario que tenía, y su cara cambió.

¡¡Aniversario!!

Llevar a JungKook a su restaurante favorito Se leía claramente bajo el número del día en el que estaban, desvió su vista hacia el menor y su corazón se encogió de la tristeza. Sabía que JungKook había estado esperando por eso, sobre todo porque había sido el menor el de la idea y lo había escrito en su calendario.
Recordó la sonrisa que tenía JungKook mientras escribía su idea y se sintió el ser más miserable que alguna vez había pisado la tierra.

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Engaño «JIKOOK» ‖ AdapWhere stories live. Discover now