𝟏: 𝚄𝚗𝚊 𝚝𝚊𝚣𝚊 𝚍𝚎 𝚝𝚎́.

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Tras haber terminado con “La batalla del cielo y la tierra” suceso que nos dejó una inolvidable marca a mayormente la legión del reconocimiento con la muerte de Eren, los marleyanos comenzaron a aceptarnos a los eldianos y más a aquellos que ayudamos en tal batalla.

Han pasado tres años, las cosas si bien habían mejorado creo que estarían mejor si algunas personas aún siguieran con vida. Me es curioso que no importa al lugar al que vaya, siempre termino relacionado con un rubio y una chica de pelo oscuro con una energía inagotable.

Aunque son unos mocosos la familiaridad que recibo de ellos es la misma que habia recibido de Farlan e Isabel y de Erwin y Hange.

Utilizar silla de ruedas no era algo que me fascinara pero gracias a las heridas que recibí en mi última batalla mi movilidad se vio algo afectada, pero no viviría toda mi vida sentado en esta cosa.

—¿Esta seguro que puede moverse solo capitán?

—Si Gabi, ya te había dicho que no puedo permanecer inmóvil.

—Se puede lastimar.

—Vamos no seas tan hostigosa, solo vigilalo si te tiene con pendiente.

—Falco, se puede caer, debería al menos intentar con unas muletas.

—Ustedes dos mocosos, me tratan como si fuera un anciano, mis piernas me dan un la movilidad para patearlos un poco al menos, además deberían estar estudiando.

Falco rasco ligeramente la parte trasera de su nuca y Gabi bufo con molestia.

—¿Puedo saber que te molesta tanto?.

—¿Y quién lo va a cuidar? Falco y yo nos hemos preocupado por usted estos tres años y hemos estudiado bastante bien.

—¿Y pretendes estar todo el día cuidando de alguien en silla de ruedas?.

—¡Bien, si así lo quiere entonces no seré yo quien lo haga!.

Verla alterarse me recordaba a cuando Isabel hacía berrinches porque la regañaba y me generaba nostalgia.

Me senté en una de las sillas del pequeño comedor y mire a Falco sacar a Gabi de aquí, tardaron unos minutos en regresar, Gabi llevaba en sus labios una risa algo molesta para mí y Falco solo la miraba.

—A usted lo que le hace falta es compañía y tras ver que se quiere deshacer de nosotros al menos por un tiempo le conseguí a alguien.

Sus palabras fueron interrumpidas por unos golpes en la puerta, ella corrió y me quede con Falco.

—¿Qué está tramando tu noviecita?.

Falco se sonrojo y comenzó a negar rápidamente ante mí última palabra, no eran novios pero la actitud de él hacía ella era como si lo fueran.

Al volver entró con una mujer quien saludo a Falco y después a mi con una sonrisa.

—Ella es ______ Aller, es amiga de Onyankopon, creo que van a llevarse muy bien.

La mocosa sonrió y jalo a Falco para acercarse a la puerta con un aire burlon en su tono de voz.

—Gabi me comentó muchas cosas respecto a su situación, descuide solamente le haré compañía y le ayudare en lo que necesite.

Se acercó y se sentó en la silla frente a mí.

—Aunque descuide, no soy como ella, no lo obligarte a quedarse en esa silla... ¿Usted era del ejército de la isla Paradis verdad?.

Me limite a asentir ligeramente, cosa que ella aceptó como respuesta.

—Siempre quise saber como era ese lugar...

—¿Por qué?.

—Si habla.—Solto una pequeña risita y suspiro para ver la ventana— Aunque no conozco las situaciones y como vivían... Aún rodeados de murallas y titanes tenían más libertad allá que nosotros los eldianos que nacimos en Marley, siempre viviendo bajo humillaciones.

—Bueno, el haber nacido dentro de las murallas tampoco fue algo bueno como crees.

—¿Y solo convive con Gabi y Falco?.

—No, también con aquellos que formaban parte del ejército de Paradis y que estuvieron el día de la batalla y con los guerreros que participaron también.

La sorprendí mirando mi rostro con curiosidad y cuando se vio atrapada se excuso.

—Perdone... Es solo que sus heridas me dan curiosidad.

—Fue una explosión causada por Zeke Jaeger.

—¿Una explosión?... ¿Y cómo sobrevivió? Veo que fue de gran magnitud.

—Si que es curiosa, digamos que alguien me cuido tras la explosión y mi genética también ayudó.

Se levantó y se acercó a la cocina.

—Espero no le moleste, prepararé un poco de té, ¿gusta?.

—Si, me vendría bien tomar té con alguien, a esos mocosos no les gusta.

Sus visitas se hicieron más frecuentes tras pasar los meses, cosa que al parecer a Gabi le gustaba.

—Hey, tu niña, ven aquí.

Esta freno de golpe y se acercó rápidamente a donde yo estaba, levante la cabeza del periódico y lo deje en mis piernas para cruzar mis brazos.

—Te veo feliz y regodeante de alegría cada que ______ viene, ¿por qué?.

—Bueno, creo que congenian bien, además capitán, usted merece a alguien a su lado, siempre está triste y se que es porque teme perder a sus seres queridos pero... ¿No cree usted que merece la oportunidad de ser feliz?.

Ella sonrió y se fue a la puerta, tomó su sombrero y salió tomando la mano de Falco quien hacía poco había conseguido su objetivo con ella.

Teniendo ella 15 años quiere buscarle compañía amorosa a un hombre de 35, es una insolente.

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos y poco después la vi entrar, luciendo un bonito vestido rojo con una camisa blanca descubriendo sus hombros.

—Perdón la demora, tuve un poco de trabajo extra, pero traje un té especial que creo te gustara.

Se acercó y me miró de cerca para después sonreír.

—Vamos a probarlo juntos.

Se enderezó y corrió a la cocina, la confianza que me había tomado era demasiada y no me molestaba pues era tan solo un año menor que yo... Mire la ventana y tras pensar en las palabras de Gabi mire el cielo.

—Y bien Hange, estas mirando, ¿no? ¿Debería tomar la oportunidad de ser feliz?.

Si ella estuviera aquí seria la primera en rogar porque buscará ser feliz con alguien y que tratara de olvidar ese miedo.

Me levante con cuidado de la silla de ruedas y camine despacio hacia la mesa, agradecía poder caminar mejor gracias a ella, pues me había ayudado con ejercicios para movilizarme mejor.

Al verme dejo las tazas en el centro de la mesa y me ayudó a sentarme. Debía admitir que además de ser muy amable es bastante curiosa, cosa que me llamaba la atención, físicamente y en cuestiones de personalidad es... Linda y su compañía me a sentado mejor de lo que esperaba.

—¿De qué es el té?

—Manzanilla y limón.

Hice un pequeño gesto y ella soltó una risa para beber de su taza cuando tomó asiento.
Debí un poco de té y ese sabor dejó satisfechas a mis papilas gustativas...

Tal vez una taza de té es lo que necesito para encontrar a la persona indicada.

ONE SHOTS [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏 𝒙 𝑳𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓𝒂]. Where stories live. Discover now