Tzuyu es una alfa que sólo quiere lo mejor para todos los omegas en su escuela. La convivencia entre todas las clases es su objetivo, y trabaja en esto desde su puesto como Presidenta del Consejo Estudiantil. Pero hay un problema, Tzuyu en realidad...
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Ambas alfas salieron del salón en completo silencio mientras Tzuyu sólo las miraba desde su escritorio, en la misma posición en la que había estado desde que aquellas palabras salieron de la boca de Dahyun.
Estaba consternada y su cabeza hecha un lío pensando en todos los posibles escenarios que podrían desarrollarse ahora que la pelirroja sabía su secreto.
Probablemente la alfa no llegaba al punto de sentir odio hacia ella, pero sí estaba segura de que le guardaba al menos algo de rencor debido a todas las veces que la había castigado por culpa de su comportamiento incorrecto dentro de la escuela. Ahora con esta información podría usarla para manipularla en estos casos, o peor aún, contarle al resto de la escuela en un acto de venganza, y así causarle graves problemas a ella.
Cerró sus ojos y masajeó sus sienes tratando de calmarse y pensar en qué podía hacer para evitar esto. Pero, espera un momento. ¿Por qué Park había salido con ella? Ambas alfas estaban claramente de mal humor y prácticamente se habían retado. ¿Acaso pelearían? La pelinegra se levantó de inmediato al pensar en esta probabilidad.
No podía permitir que pelearan, eso solo haría el problema más complicado de lo que ya era. Caminó hacia la puerta con su corazón golpeando fuertemente dentro de su pecho. Su intención era ir a buscarlas y de ser posible, hablar con Dahyun y llegar a un acuerdo, pero al querer salir se vio detenida por sus amigas que acababan de llegar.
—Buenos días, Tzuyu. – saludó la pálida alfa que venía delante.
—Chewy, ¡Hola! Tan temprano aquí como siempre. – la sonrisa en la cara de la omega rubia era radiante.
Tzuyu no pudo responderles, simplemente asintió con su cabeza, pues su mente sólo estaba centrada en tratar de ocultar de sus amigas lo mal que se sentía por dentro.
Especialmente de Sana, quien era bastante buena notando cuando ella se encontraba mal. Ante su extraño comportamiento la omega más baja cambió a una expresión de confusión y la miró como si quisiera buscar en su rostro las respuestas a su forma de actuar.
—¿Pasa algo, Yoda? Te noto algo pálida y muy callada.
La mencionada levantó su vista del suelo para mirarla, y como pudo forzó su mejor sonrisa falsa sólo para tranquilizar a su amiga.
—No, no es nada. Es sólo que hoy aún estoy algo atontada por el sueño. —mintió— De hecho, iba a salir a comprar una lata de café en la máquina expendedora.
Sana la miró aún algo dudosa, sin creer completamente en sus palabras, pero lo dejó pasar para no poner más presión sobre ella. Luego hablarían, a solas.
—Oh, pues qué bueno que te alcancé antes de que salieras, el profesor de Historia me ha entregado estas actas. – la rubia le entregó unos papeles – Son de los alfas que causaron una pelea en medio de su clase el otro día. Necesita que las firmes ahora mismo y se las entregues lo antes posible.
