Conspiración

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Llegaron apenas con el tiempo suficiente, Jack al fin tenía un plan, enfrente de él estaba la verdadera carta de triunfo y sólo debía esperar a que el tiempo correcto llegara. Debía terminar de armar el Wu y todo llegaría a su fin. Ambos estaban en una posición delicada, entrarían a la boca del lobo, para poder derrotarlo. Era sin duda una cuerda fina en la que estaban caminando, Luana debía identificar a los guerreros que deseaban su libertad y Jack debía cuidar sus movimientos al armar el Wu para poder tener la oportunidad de hacer lo que deseaba.

Apenas pisaron la ciudadela y el ambiente que sintieron era aún más pesado de lo que ambos recordaban, no sabían si era por lo que tenían planeado para el final de aquel imperio o si en verdad algo había causado aquel cambio en el ambiente del lugar. El primero en recibirlos fue Menelik, los analizó con cuidado, mientras la forma humana de Luana desaparecía para dejar a la felina de nuevo. La amazona se alejó del menor mientras caminaba a la habitación del emperador malvado, evitaron mirarse, no se dieron ninguna señal, sólo caminaba para dar su informe. En el momento en el que se fue, la forma de la pantera cambio y se presentaba de nuevo el guerrero. Se acercó al pelirrojo con cierto enojo mientras mantenía una evidente distancia para no tocar por error al menor.


-espero que al menos no fuera una pérdida de tiempo- dijo venenoso mientras lo miraba con evidente desprecio mientras se controlaba por completo de cualquier acción.


El joven genio escuchó las palabras del africano y se pasó de largo, no le dio ninguna respuesta, ni una mirada y ninguna reacción, sólo siguió el camino a su área de trabajo. Sin duda la furia del africano se podía escuchar, sus gruñidos y como reprimía su ser para no seguir o golpear al pelirrojo, pero sin duda la advertencia de su amo junto con la presión del enlace lo mantenían en control.

Mientras Jack caminaba, lo que menos sentía era enojo, odio o algún resentimiento con el felino, de cierta forma le hacía recordar a él, aquella antigua lealtad, que aún lo enfermaba, recordar sus acciones era una carga, lo que sentía y lo que estaba dispuesto a dar. Se vio reflejado en el enojo y veneno del guerrero. Ese sentimiento se manifestaba como tristeza al ver que alguien se entregaba por completo, sin recibir el verdadero pago de su lealtad.

Miró a los otros guerreros que lo vigilaban, las miradas eran diferentes, unas eran de manera parecida al africano y otras lo miraban con atención. Necesitaba valor para ignorar las miradas, los gruñidos y el aura que cada uno le dedicaba. Lo único que no cambió, fue el recibimiento de los cachorros, se acercaron a él con emoción y alegría. Jack los saludaba de la misma forma, mientras los acariciaba, en especial a un pequeño que de inmediato se trepó a la espalda del pelirrojo.

Su área de trabajo estaba invadida por los cachorros, y los alrededores por sus padres. Las mesas estaban llenas de objetos antiguos y alguna pequeña descripción. Cada artefacto estaba conservado de una manera impresionante, al estar bajo el cuidado del emperador desde un inicio, eran los ideales para poder analizarlos.

Lo primero que hizo fue leer la descripción, por sencilla que fuera, eso le ayudaría a comenzar a separar los objetos y poder tener el cuidado necesario con aquellas reliquias. Miró el primer objeto ya listo para ser analizado, mientras miraba desde la vitrina los objetos. Lo único que el albino podía escuchar era el sonido de las maquinas haciendo piezas nuevas y su propio corazón nervioso.



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Los pasos de la guerrera eran suaves y con un cuidado increíble, la sensación que habían sentido al momento de entrar a la ciudadela no fueron producto de lo que estaban por hacer, el dragón olivo había cambiado el ambiente y estar en su presencia era aún más sofocante de lo que esperaba.

Unidos por un wuWhere stories live. Discover now