Capítulo 6

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El joven pelinegro iba por los pasillos del colegio con una sonrisa de idiota en la cara y es que no era para menos, tenía la respuesta del acertijo, tenía pareja para el baile, incluso tenía su traje, su emoción era inmensa y se notaba incluso en su forma de andar, tan ligera que parecía estar danzando en el aire tan liviano como una nube cualquiera que lo viera diría que no tenía problemas en su vida aunque fuese todo lo contrario, pero entonces una conversación lo sacó de su ensoñación, un chico y una chica hablaban en un rincón del pasillo en murmullos como si lo que dijeran fuera un secreto de vida o muerte se acercó solo por curiosidad, pero la conversación lo atrapó cuando escuchó un nombre en específico: "Draco", esa palabra bastó para que aquella plática lo atrapara.

¿Qué tenían ellos que ver con Draco? él nunca los había mencionado antes.

Se acercó más al par de chicos ocultándose en un a delas columnas del lugar y guardando silencio para entender lo que se murmuraban, agudizando como nunca sus sentidos.

—¿y qué piensas hacer? —escuchó que decía la voz de la chica, parecía estar más que todo intrigada por lo que una parte de él se tranquilizó "no debe ser nada" pensó, pero aún así se quedó para comprobarlo.

—no lo sé... creo que lo invitaré al baile, será un buen inicio —eso lo hizo dudar ¿inicio de qué?

—dijiste lo mismo la última vez y no salió nada bien —recriminó la fémina se le notaba molesta y Harry estaba molestándose también ¿qué se traían entre manos?

—confía en mi, cuando ese Malfoy diga que sí todo fluirá —el tono en el chico era de demasiada confianza Harry no sabía si gruñir por saber lo que dijo el chico o reír al creer que le diría que sí. 

—más te vale —amenazó la chica antes de irse.

El pelinegro pudo distinguir el chocar de los tacones del zapato contra el suelo del castillo, pero no vio a la chica por lo que esta tuvo que irse por otro lado, pero al chico sí que lo vio. Castaño, alto, piel blanca, ojos azules y el uniforme de Beauxbatons, aquel chico pareció no verlo  al momento de irse, pero ahora Harry lo tenía en su lista negra, estando este en segundo lugar.

Ahora con los ánimos más amargos volvió a ponerse en marcha, sabía que Draco no le diría que sí a ese chico para ir al baile porque quien llevaría a Draco al baile sería él y nadie más que él, eso lo tenía más que claro.

No supo ni con qué cara llegó a su sala común, pero el rostro de sus amigos que parecían estar alarmados, sorprendidos e incluso algo asustados le hizo saber que ni Snape podía imitar la amargura de su expresión por lo que tal vez no debió sorprenderse cuando sus amigos se acercaron cual detectives hacia su persona sentándolo en el sofá de la sala común frente a la chimenea.

Los cristales de los lentes del pelinegro reflejaban las vivas llamas de la chimenea lo que solo lo hacía ver amenazante, aterrador y con unas inmensas ganas de estrangulara a alguien. Lo cual era extremadamente raro en el chico de verdes ojos que no decía una sola palabra incluso frente las inquisitivas miradas de sus amigos que no sabían si sería bueno o no preguntarle al pelinegro que era lo que le pasaba y porqué su rostro estaba más serio que el de McGonagall enojada hasta que la castaña tomo valor de saber donde para poder hablar.

—Harry ¿por qué estás tan molesto? —La castaña por un momento sintió que había preguntado algo malo pues un silencio incómodo se formo entre los tres hasta que el pelinegro se dignó a suspirar.

Harry estaba hastiado con los pensamientos que invadían su mente, pero si algo había aprendido con Draco era que si se lo guardaba solo empeoraría, incluso si no te dieran la respuesta que buscas era mejor preguntar que  guardarse un problema para que siga creciendo.

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