Cero.

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No busco la atención, o tal vez si, me miran pasar por aquellos pasillos largos y fríos con una falda arriba de la rodilla, donde las "santas" me llaman puta y las "zorras" me llaman santa

¿Qué tan jodido se volvió este mundo? Oh, el gran salvador Harry Potter, que logro por fin asesinar a Lord Voldemort... De quien fui seguidora ¿Una Gryffindor Mortífaga? Si, a nadie se le ocurriría, pero por eso era la mejor opción para Voldemort. 

Si, pero no fue malo eso, muchos aceptaron a los ex-Mortífagos. Nadie dijo que nos asesinaran y eso era lo mejor. Todos se querían acostar conmigo, y tenía las elecciones. Pero había alguien que nunca logre llevar a la cama...

-¿Estas bien?- La linda voz de Luna invadió mis pensamientos- Luces algo, distraída- Se sentó en la mesa de Gryffindor mientras tomaba un panque de moras y lo mordía. 

-Si, solo pensaba algo- Después de decir eso bebí mi asqueroso jugo, que al parecer era de calabaza cuando odio la calabaza. 

-Oh, al parecer no te gusto -.

-No -.

El hecho de que Luna me aceptara como su amiga de forma publica hizo que muchos dudaran de si lo que había estaba bien o mal, más nunca dijeron nada. Todo era pensar que yo era una maldita mentirosa, la traicionera más grande de Hogwarts. Harry Potter sospechaba de mí, pero en el fondo quería follarme tan duro, Hermione Granger la chica que confía en mí, y aún que suene raro esta de mi lado. Ronald Weasley, el chico que se folla a Hermione. 

Mi primer clase después de perder casi un año escolar, ahora soy una chica de octavo grado y debo cumplir con mis deberes. DCAO donde la directora es nuestra profesora. 

-Señorita Hewman, su asiento es ahí- Señalo un banco a un lado de un Slytherin, cabello rubio y sedoso, alto y delgado tan pálido como yo. Donde nuestra única comunicación fue en su Mansión, donde nos obligaban a torturar y asesinar- A un lado del señor Malfoy -.

Asentí y fui al lugar, nada era habitual desde entonces, pero nunca habían puesto a dos ex-Mortífagos juntos, tal vez por que nos consideraban peligrosos.-Bien, de ahora en adelante así trabajaran, aún que sus casas han sido "rivales" durante mucho tiempo, es momento que aprendan a trabajar juntos -.

Todos asintieron como si les importara una mierda con quien trabajaremos- Hola Rose- Escuche la voz del rubio a mi lado. 

-Hola rubio...- Dije sin mirarlo, no voy a mentir la mayoría de mis fantasías sexuales era el castigándome mientras decía que me amaba, si.

 Él me motivaba a querer más en el sexo, pero los tipos a quien querian ser rudos eran tan malos que les juraba que haría que nadie en Hogwarts quisiera sexo con ellos, y lo logre. Eran malos en todo sentido, y no daban ningún placer, excepto los gemelos Weasley. 

Oh Fred... Extrañare tus manos sobre mi piel, el como me hacías el amor, siendo rudo y cariñoso, me preguntabas antes si podías y cuando aceptaba, que placer...

George, wow con él. Eso dice todo. 

-Bien, eso es todo por hoy, pueden irse- Dijo McGonagall mientras salía del salón. 

-Escucha Rose, se que no escuchaste- Comenzó a decirme Malfoy- pero dijo que tenemos que hacer un ensayo de ocho paginas cada uno, de los vampiros -.

-Okey Malfoy, mañana te entregare mi parte- Me levante de mi lugar para guardar mis cosas pero el me paro. 

-Tenemos una semana para entregarlo... Podemos hacerlo en tu sala común o en la mía -.

-Te veré en la tuya, llego ahí a las ocho- Dicho esto salí del aula, a mi siguiente clase. 

Todo era muy normal, nada fuera de lo común, los profesores trataban de sacarnos de la mente la guerra mágica, pero claramente no podían, mucho menos cuando una ex-Mortífaga estaba en su clase. 

Las clases eran igual de aburridas que antes, tal vez hasta más. Cuatro clases al día, de dos horas era demasiado. Desde aquel día cada alumno contaba con su propia habitación y hacía lo que quería, los que aún jugaban Quidditch o los que leían hasta que durmieran sobre los libros, los románticos que se veían a "escondidas" y a los que se les encontraba en un aula vacía teniendo sexo desenfrenado. Y una de esas chicas fui yo. 

Llegue a mi habitación, me recosté sobre mi cama dejando la bolsa con mis libros y pergamino a un lado. 

-Oh Draco...- Lo recordé, escucharlo decir mi nombre me hacía estremecer, me hacía desearlo... Por alguna razón una de mis manos se poso sobre mi pecho, estrujándolo poco a poco- Oh Draco... -. 

Mi mano se poso entre mis piernas, oh dios, que ganas de hacerlo... Subí mi falda, mis bragas estaban secas, hasta que Draco apareció en mi mente... Mis dedos rozaban por encima de la tela mi feminidad, sentía cosquilleo, tenia la necesidad de tocarme por Draco. 

Comencé a mover mi cadera haciendo que mi clítoris chocara con la tela, baje mi mano e hice a un lado la tela de mi braza dejando libre mi feminidad, mis dedos tocaron dentalmente mi clítoris y comencé a moverlos de forma circular haciéndome soltar un pequeño gemido, hice toques suaves y llenos de placer, mi respiración se agitaba cada vez más y mis gemidos aumentaban. 

Mi cuerpo acalorado, con mis dedos con más rapidez, mi dedo índice dentro, dentro, dentro, mientras que mi otra mano seguía acariciando mi clítoris. Mis ojos cerrados por el placer que yo misma me provocaba era inevitable no querer gritar de tanto placer, apartada de mi realidad llevándome a mis más oscuros deseos, o a lo que yo creía que eran oscuros. 

Sentí el cosquilleo por todo mi cuerpo, algo que solo yo lograba hacerme sentir, estaba a punto de llegar a mi clímax. 

Y moví los dedos lo más rápido que podía, solté un grito de placer al por fin poder llegar a mi clímax, levante la espalda y me deje caer de nuevo en la cama. Había tenido un orgasmo tan fuerte que me preocupó que me hubiesen escuchado. 

Mi respiración estaba entre cortada, trate de calmarla aún con los ojos cerrado, toque mi pecho y me levante de la cama para así ir al baño a darme una ducha. No podía llegar con Draco oliendo a sexo. 


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Hola, aquí el primer capitulo, si les gusto voten, comenten y compartan:) 


Little Wish; DMWhere stories live. Discover now