V. Brainwash

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¡Adiós, caballo! ¡Estoy flotando encima de ti!

Si pudiera contarle mi historia a alguien, estoy seguro de que no me creería

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Si pudiera contarle mi historia a alguien, estoy seguro de que no me creería. Aún si digo, con la mano en el corazón, que lo juro por la sagrada tumba de mi padre, cualquier persona pensaría que estoy loco o que me estoy inventando una historia lo bastante fumada y perturbada para ponerle los pelos de punta. Probablemente, yo ganaría el premio al cuento con la masturbada mental más bizarra del año, y, ya que no existe, no me extrañaría que lo crearan para catalogar mi historia como ficción, puesto que se ahorrarían un montón de trabajo con esto. No los culpo. Es mejor que se encierren en ese mundo de "fantasía" donde todo es perfecto y nadie se tiene que preocupar por nada, los misterios sin explicación son enterrados, desechados o ignorados; nadie quiere quebrase la cabeza buscando explicaciones lógicas, pues llegarían a la conclusión de que esta clase de misterio no tiene solución, lo que les quitaría el sueño por las noches y los atormentaría hasta el día de su deceso. Ya lo había dicho Stephen King: "El misterio sin respuesta es el que perdura". Yo añadiré que a veces tenemos las respuestas frente a nuestros ojos, pero preferimos ignorarlas por ser tan escabrosas, que decidimos dejar el misterio sin respuesta a propósito, creyendo que será más sano para nuestra salud mental. Creo que yo mismo he ignorado las pistas que se me dieron, no quiero reconocer que yo fui quién se llevó a la boca del lobo, prefiero disfrutar lo poco que me queda de mi cordura. Bah, ¿qué más da? Ya ni sé que significa esa palabra. Quiero decir, ya ni siquiera sé quién soy. Y no, no pretendo de dármelas de filósofo con que yo solo sé que no sé nada, eso no viene al caso.


     No sé muy bien por dónde empezar. Estaba parado frente a la puerta de mi habitación, con una enorme sonrisa en mi rostro. No tenía idea de por qué tanta felicidad, como dije, ya no recuerdo mi nombre a estas alturas. Existe la posibilidad de que esa ni fuera mi propia casa o también puede que yo esté creando recuerdos falsos para mi propio beneficio, ¿cuál de las voces en mi cabeza tiene razón? Nah, le estoy dando demasiado importancia. Cuando giré la perilla, comencé a escuchar con los ojos. No sabría explicar con exactitud el sentimiento, mas mis sentidos se encontraban invertidos entre sí, mi cuerpo no funcionaba bien y sentía que me iba a caer en cualquier instante. De hecho, eso fue lo que ocurrió: mis rodillas no soportaron el peso de mi cuerpo y me desplomé sobre el suelo, quedando boca arriba. La sonrisa no desapareció en ningún momento, yo diría, más bien, que fue aumentando al grado de que parecía un adicto a los estupefacientes bajo el efecto de dichas sustancias. Vaya, no lo había considerado, esa es una buena explicación para mi situación actual. ¿Acaso soy una víctima de las drogas? ¿Estuve en rehabilitación? ¿Tengo personas que se preocupen por mí? No. Si yo no me preocupo por mí, ¿quién más lo haría? Debo dejar de darle tantas vueltas al asunto.


     Mi habitación fue sacudida por un impetuoso temblor, uno que no era normal; me dio la impresión de que toda la casa dio un inexplicable giro de trescientos sesenta grados, todo se vino abajo, se cayeron mis muebles, se rompieron los objetos que se hallaban en mis estanterías y yo me golpeaba con las paredes con las que chocaba. Fue ahí que el pegajoso tono de una canción comenzó a sonar en mi cabeza una y otra vez, haciéndome sentir que estaba volando. Y para cuando reaccioné, ¡estaba volando de verdad! Me hallaba suspendido a una distancia considerable y el resto de la habitación continuaba girando alrededor de mí. Para este punto, el lugar ya era irreconocible, y no lo digo solo porque se autodestruía, sino porque se suponía que las paredes y el techo eran de color blanco, ¿en qué momento decidieron que se alternarían entre distintos colores chillones? Me ardían los ojos con el simple hecho de que existiera esta ola de alucinaciones que iba y venía como si tuviera vida propia. Los objetos que se encontraban flotando por el aire se estrellaban contra las paredes y el piso sin parar, aquellos que eran de vidrio se rompían en pedazos que se transformaban en fuegos artificiales que detonaban al instante. Fui atacado por dolores de cabeza y unas horribles nauseas que, en conjunto con lo anterior, me impedían moverme de donde estaba flotando. Y, aun así, yo seguía sonriendo de una manera bastante estúpida. La situación era un completo caos y no tenía ningún tipo de sentido, las cosas explotaban, las paredes se desmoronaban y se caían a pedazos. Aquello que solía ser mi habitación se contrajo y estalló en decenas de colores que ni siquiera sabía que existían. Ya nada me limitaba a moverme, por lo que fui elevándome en dirección vertical, del mismo modo que un ángel desciende del cielo, solo que, en realidad, era un demonio ascendiendo a la perdición. Al estar a la altura de las nubes, sentí el enorme impulso de querer salir disparado a miles de kilómetros por hora. Deseaba ser una bala de cañón humana, así que comprimí mi cuerpo para concentrar todas mis energías y logré salir volando, cual personaje de Dragon Ball dirigiéndose a su próxima batalla.

Twinbow EnterpriseWhere stories live. Discover now