26. Kelly I

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Repasé mi atuendo y comprobé que el lazo que sujetaba parte de mi cabello estuviera perfectamente ajustado.

Dando brinquitos bajé las escaleras y llegué a la cocina donde mi hermana y mi madre se encontraban desayunando.

- ¿Quieres? - Ofreció Judith un hotcake de su plato.

A lo que negué y agarré una manzana. 

- ¿Vas a salir? - Preguntó esta vez mi madre.

- Quiero coger unas flores. - Sonreí.

- Está bien, pero ten cuidado y no te acerques a la celda de Negan.

Mamá nos tenía prohibido acercarnos desde que nos descubrió a Judy y a mí visitándole hará un par de meses.

Obviamente seguíamos yendo pero sin que ella lo supiera. 

Pero es que era el único que nos contaba historias sobre papá y Carl.

Saludé a las personas que me cruzaba de camino a la parte sur de la valla, donde se encontraban creciendo margaritas.

Con cuidado de no romper las raíces saqué la mata y la coloqué en el tiesto que había traído conmigo y sonreí al notar lo bien que quedaban aquellas flores con lo que había pintado en él: azul con nubes blancas.

Me espolsé las manos con cuidado de no manchar el vestido y giré dispuesta a volver a casa cuando algo llamó mi atención.

Era uno de los nuevos que había venido a la comunidad hacía poco, el que parecía más joven.

La verdad es que me había intentado mantener alejada de él porque me daba miedo, al igual que otras dos chicas de su grupo.

Sin embargo sus otros dos integrantes, el hombre mayor y la chica morena, sí me caían bien. Solo había hablado con el hombre ya que la chica era sorda, pero siempre me sonreía cuando me veía.

Fruncí el ceño al ver cómo el muchacho miraba a su alrededor de forma sospechosa aún sin verme y entraba por una de las ventanas de la casa que se encontraba a su lado.

Con cuidado dejé la maceta y esperé a que saliera para enfrentarlo.

Minutos después salió llevado una bolsa llena a su espalda.

- Robar está mal. - Abrió los ojos con sorpresa al encontrarme y me recorrió con la mirada de arriba a abajo.

- No te metas. - Amenazó y se dispuso a esquivarme pero yo me volví a colocar delante suya.

- Devuélvelo o se lo diré a mi madre.

Él rio. - Esa familia ni siquiera lo echará en falta. Ahora vete.

- He dicho que lo dejes. - Avancé hasta él y estiré de la bolsa con todas mis fuerzas.

El forcejeo solo sirvió para que yo acabara en el suelo toda manchada de tierra. - Mírate, la princesita se ha ensuciado. - Se burló. - Y te aconsejo que no digas ni una palabra de esto si no quieres tener problemas.

Sin dejarme replicar se fue.

- Menudo idiota.


***


- ¡¿Qué te ha pasado?!

- ¿Y las flores?

Preguntaron mi madre y mi hermana a la vez.

Las flores... La verdad era que con el disgusto me las había dejado.

The Walking Dead - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora