10. Saturno.

1K 134 66
                                    

Johnny supo que algo andaba mal cuando llegó a la estación y todo estaba rodeado de policías.

—Yo digo que mejor regresemos, Doyoung tal vez ya se fue, John —habló Mark un poco nervioso por tanto disturbio, no era fan de esas cosas.

—Aún falta para que el tren de Doyoung salga —Johnny miró la hora mientras se abría paso por el lugar.

Pero algo lo hizo detenerse en seco.

Frente a él pasó una camilla con una persona cubierta por una sábana, persona que reconoció por qué su mano sobresalía y podía observarse perfectamente el anillo que poseía en sus manos.

—John —Taeyong llegó corriendo al lugar, sus manos temblaban y sus ojos estaban rojos de tanto llorar. —John, ven.

—Doyoung —fue lo único que pudo decir el castaño antes de correr hasta la camilla ignorando a los médicos y policías que fueron detenidos por los demás chicos tratando de explicar la situación.

Sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas al descubrir el cuerpo y encontrarse con el rostro de la única persona que amaría en este mundo.

—No —dijo Johnny rompiendo en llanto mientras acariciaba el rostro de Doyoung. Sus mejillas se encontraban completamente heladas al contrario de cuando el se acercaba a tocarlas. —¡No! ¡No! Doyoung, mi amor...

Pero Doyoung no iba a responder, no volvería a llamarlo con su dulce voz o a abrazarlo cuando se sentía mal.

Y dolía como nada en esta vida.

Cuando las cosas lograron estar un poco más calmadas se descubrió que Doyoung había sido víctima de un robo a mano armada en el vagón donde planeaba viajar. Un error de las personas que estaban robando y aquella bala perdida fue a parar en el frágil cuerpo de Doyoung.

Johnny quiso encontrar a esos malditos para asesinarlos el mismo, nadie tenía derecho a quitarle la vida de esa forma a nadie, y menos si se trataba del amor de su vida.

Todo pasó en cámara lenta para Johnny, el funeral fue una horrible tortura pues sus suegros estaban ahí llorando incluso más que el mismo.

Y se sentía horrible, quería gritarle a Doyoung que lo sentía, que volviera a su lado y todo fuera como antes incluso si el manager parecía no tener corazón y le pedía que no se acercara al lugar.

Y lo peor fue cuando llegaron al cementerio.

Se negaba a dejar a su prometido en un lugar así de deprimente, Doyoung siempre le había dicho que odiaba los cementerios porque sus energías se iban y automáticamente comenzaba a sentirse triste.

No quería que su niño estuviera triste.

—Vamos Johnny —murmuró Mark volviendo a llorar al ver el estado en el que se encontraba su mejor amigo. —Tienen que enterrarlo.

—Cinco minutos más —sollozó el castaño sin querer soltar el ataúd de su prometido. —Le prometí no dejarlo solo, Mark.

—Lo sé, pero nadie controla este tipo de cosas.

—Íbamos a casarnos y a tener hijos —Johnny comenzó a llorar más fuerte. —Perdón, Doyoung, mi niño hermoso, siento tanto que todo pasara así.

Entre Jaehyun y Mark se encargaron de llevarse a Johnny a un lado porque el chico no podía ni sostenerse por si mismo y solo se dedicaba a llorar desconsoladamente.

Le había fallado a Doyoung.

























Fin.


















Procedo a irme a llorar, bai.

Saturno ¡! JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora