Parte VI

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Horacio metía prendas de ropa a la maleta sin siquiera prestar atención a cuáles eran exactamente. No se preocupaba en doblar ni acomodar nada, tan solo introducía bolas de tela según encajaran. Sus manos temblaban y no sabía si era por nervios o porque hacía todo demasiado rápido con tal de salir lo antes posible.

Tiró del zipper cerrando la maleta y corrió por su habitación buscando su pasaporte. Revolcaba las gavetas de la mesita de noche, tiraba de la ropa en el closet, todo porque se había olvidado de dónde había dejado sus documentos. Una vez que los encontró, los dejó sobre su billetera, tiquete y llaves para no olvidarlos al salir.

Tres golpes se escucharon provenir desde la puerta principal, el moreno corrió a abrirla claramente molesto por la interrupción. Se encontró con el ceño fruncido de Conway y su mirada acusadora.

—¿Qué carajos haces?

—No tengo tiempo para esto—Horacio se volteó dejando la puerta abierta para volver a su habitación y asegurarse de que tenía todo lo que necesitaba.

Conway se encargó de la puerta antes de seguirlo hasta el cuarto. Vio los documentos sobre la mesa de noche, la maleta sobre la cama y ropa tirada por doquier.

—Gustabo me llamó y me dijo que planeas irte esta noche.

Horacio lo miró por un segundo, demasiado ofuscado como para contestar. Se quitó la camiseta que tenía y se puso una más cómoda para el viaje.

—Le dije que te avisara, no creí que vendrías hasta aquí.

—Parece que no me conoces. Pero eso no importa, ¿cómo coño es que vas a viajar esta noche? ¿A dónde mierda vas?

—Rusia.

—¿Qué?

—Voy a Rusia por Volkov.

—Horacio...

El bailarín corrió al baño, tomó su cepillo de dientes y un tubo pequeño de pasta de dental..

—¿A Rusia? ¿En plena semana de ensayo?

El menor volvió a la habitación, metió el cepillo y la pasta de dientes dentro de una bolsita exterior de la maleta.

—¡Horacio!—habló Conway con un tono de voz ligeramente alto, lo suficiente para que Horacio se detuviera en seco y prestara atención—¿Estás consciente de lo que haces? Sabes perfectamente que Ford ha tenido sus dudas de si podrás sacar la presentación adelante, he tenido que negociar con él permisos, días libres y cualquier otro tipo de libertades que ningún otro bailarín se ha atrevido a pedirle.

El moreno llevó sus ojos de su representante a la maleta, sí, estaba consciente de todos los esfuerzos que había hecho Jack hasta ahora con tal de mantenerlo en la producción.

—Donde Ford se entere que te vas a Rusia, se acabó. Horacio, yo entiendo perfectamente lo tuyo con Volkov, pero este es el trabajo de tu vida, esto podría arruinar tu reputación, tu carrera entera.

—Entonces habla con él—Horacio lo miró determinado.

—¿Otra vez? ¿Qué quieres, que le pida unos días porque necesitas tiempo para ti de nuevo? Te comprometiste, prometiste que a partir de ahora...

—Lo sé, lo sé. Pero tengo que ir a buscarlo mientras pueda.

—¡Ese es precisamente el punto, Horacio, no puedes! Ahora no puedes, ahora mismo tienes que decidir qué es más importante, si tu carrera y todo por lo que has trabajado durante 22 años de tu vida o un exboxeador fugitivo.

—¡Por supuesto que el exboxeador! —respondió sin pensarlo— Nada podría estar por encima de él, tan solo... tan solo habla con Ford.

—Horacio...

Violent Arts (Volkacio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora