Amor de Otoño: El Pacto Final

Capítulo 10

Se fue a un bar decidido a encontrar a alguien que llenará su lugar, que fácil parecían esas palabras, pero que complicado era llevarlo acabo, nadie estaría a la altura de aquella mujer, quería correr a sus brazos besarla en un cálido rose de labios, llevarla al infinito y despertar nuevas emociones en ella, un rayo cruzaba su corazón partiendolo en mil pedacitos cuando recordaba que esa mujer no podía ser suya. 

El alcohol era una gran compañía para su dolor, un whisky en las rocas seguido de un shot tequila, para terminar con cuatro martinis secos, tal como se encontraba aquel triste corazón. Estaba derrotado, agotado de seguir en esa agonía, en la incertidumbre de no saber qué hacía su amada. Una chica sobria se acercó a él, muy bella y en cierta forma similar , más no idéntica a su Maytis, pero con tantas copas de más, pensó que era ella, claro que al tocarla no sentía aquella conexión que sólo podía vibrar con Mayte. Fueron al departamento de ella, se besaron tanto con tanta pasión que el lugar podría incendiarse, no hubo tiempo desperdiciado, subió su vestido y la penetró con tanta fuerza sin perder el placer, solo gemidos salían de ella, mientras él solo le mordía levemente el cuello, destrozaron algunas cosas en el departamento, tenía tanto sin hacerlo que terminó agotado, en su último gemido suavemente pronunció aquel nombre que fue inaudible para la chica con la que acababa de estar, Mayte. 

Mayte despertó temprano tenía tanto por hacer ese día, una reunión en Sony y prueba de vestuario, el día estaba tan nublado que no le apetecía salir de la cama, pero era un compromiso y le ayudaría a despejar su mente de todo aquello que la agobiaba en ese momento, el cómo podía seguir esa relación con Armando, cómo callar esas voces internas que le murmuraban que buscará a Manuel, pero que también le decían que lo olvidarán, que terco pensamiento y que masoquista era su corazón. 

Llegó a la disquera, saludo amablemente a todo el mundo, Isabel ya la esperaba, Fernanda llegó poco después, llevaban meses planeando aquel esperado regreso a los escenarios, tras haber vivido aquel tiempo tan terrible con la enfermedad de Fernanda, por fin se concretarían los planes, no podía pedir nada más que su querida amiga estuviera bien y compartiera tan grato momento con ellas, por un momento se sintió agradecida y conforme pasaba la reunión, su humor fue mejorando, estaba ansiosa por volver a aquello que tanto le gustaba y le apasionaba, tendrían una ardua semana de grabación para su disco nuevo, esperaba no ver a Mijares en esa semana, vaya cosa del destino pues al salir lo encontró en el elevador, con una resaca espantosa y "Chupetones" en el cuello que inútilmente buscaba ocultar. 

-Se nota que tuviste una placentera noche de fiesta Manuelito. 

-Mmm.. Podría decirse, no me digas que estas celosa Maytesita

La vio con picardía, por supuesto que estaba celosa, pero también dolida, que hombre tan contradictorio era ese, tan solo unos meses antes le juraba que había cambiado pero ahora mostraba que no era verdad. 

-Claro que no, sólo pienso que tendrías que tener más responsabilidad, en tu presentación y tu estado actual, se nota que estás crudo a kilómetros. 

-Es parte de ser El Rey de la Noche 

Se río mientras se regocijaba de la cara que hacía Mayte, al voltear sus ojos cuando escuchó esas palabras, por un momento se escuchó un tremendo estruendo que la hizo saltar y abrazar a aquel galante hombre, la luz en el edificio se fue y el elevador quedó atascado, ella estaba aterrada, pues tenía claustrofobia y el quedó atónito al ver esa reacción, como una niña asustadiza buscando un refugio de calma, ese refugio era él, su aroma, sus brazos y su calidez, no sabía cómo actuar y solo la abrazó diciéndole en silencio que todo estaría bien, la tomó de la barbilla y vio esos ojos clamando auxilio, no precisamente por el elevador, sino por el deseo que tenía de hacer suyo a ese hombre, pero transmitiendo el miedo interno que se lo impedía, a través de su mirada. 

Manuel posó sus labios sobre los suyos y la beso, tan calidamente, que llenaba de armonía aquel inquietante momento, sus lenguas se entrelazaron y sólo gemidos leves salían de ellos, gozando el eterno instante que los hacía sentirse cada vez más cercanos, cada vez más amados, nada más importaban ellos fundidos en un beso de dulce pero fogoso amor, el suelo se movió, la luz regresó, sacándolos de aquel glorioso instante, Mayte lo alejó se empezó a ventilar con las manos intentando inútilmente cambiar el color rojo de su cara, respiro profundo y llegaron al piso de su destino. 

-Escúchame bien Manuel Mijares, esto no vuelve a pasar en la vida, estoy harta de soportar tus caprichos e inseguridades, ya te dije que no soy una más de tus novias resbalosas. 

- ¿Entonces no sentiste nada? De verdad tan pronto olvidaste el amor que te tengo 

-El que lo olvido fuiste tú, mira como has venido, seguro estos chupetones te los hizo alguna de tus amigas con derecho ¿No? Solo me haces sentir más coraje por caer en tus malditas redes, no quiero seguir lidiando con esto, ya no puedo seguir creyendote, siempre me lastimas, pero el terco es mi corazón por corresponder….

No termino la frase cuando Manuel volvió a besarla por un momento fue lindo hasta que una cachetada hizo que se alejara. 

-¿Qué parte de esto no volverá a pasar, fue la que no entendiste? 

-Pues lo siento pero yo te amo, y no se como demostrartelo. 

-Empieza dejando de ser un idiota y madurando de una maldita vez. 

Se acomodo su bolsa furiosa mientras Manuel intentaba inútilmente detenerla, se subió a su auto y salió a tanta prisa que casi podía atropellar a Manuel, quién por poco se cruzaba en su camino, solo el rechinido de llantas y el motor lo hicieron saber que no había pasado.

Era un idiota, y tenía que romper esos patrones de conducta, ¿Pero cómo? Si era lo que había hecho toda su vida, además si lo hacía ¿Valdría la pena? O tal vez Mayte no lo notaría, quizás lo intentaría, pero por ahora necesitaba pensar bien las cosas, si es que estaría dispuesto a renunciar a su vida de conquistas por el amor de su vida.