Doce

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Neutrino: partícula más pequeña del universo de la que se tiene constancia en la actualidad. Tiene un tamaño tan pequeño que hay algunos físicos que afirman que no tiene ninguna masa

...

— Son adorables— Yerim murmuró observando a la pareja frente a ella, su corazón derritiéndose por lo lindas que eran ambas juntas.

Heejin y Jiwoo eran definitivamente una explosión de amor y ternura. Jiwoo solía tener pequeños ataques de cariño y Heejin amaba con su vida recibirlos sin ninguna queja, iban juntas a todos lados, siempre estaban compartiendo pequeñas palabras cursis y todos los problemas podían resolverlos solamente hablando.

Eran lo más goals que Yerim había visto en su vida.

— Lo son, aunque en ocasiones me preocupa mi salud cuando las veo — Hyejoo le respondió alejando la vista de su celular para observar la empalagosa escena frente a ellas—. Me hacen más propensa al diabetes.

— No es mi culpa que seas tan amargada, bro— gruñó Heejin dejándose mimar por Jiwoo, su puño "amenazando" a la pelinegra.

— ¡Eres una grosera, Jeon Heejin!— Alzó un poco la voz iniciando un nuevo drama—. Jiwoo, haz algo.

— Cariño, deja a Hyejoo en paz.

La mencionada sonrió con satisfacción cuando Jiwoo de verdad hizo caso a sus palabras, Yerim golpeó suavemente su brazo notando que de verdad estaba disfrutando eso, pero lo dejó pasar. Sinceramente era divertido.

— ¡Pero ella empezó!

— Cállate, Heekki.— Riendo por lo bajo volvió a su celular, ignorando por completo que estaba rodeada de personas que merecían totalmente su atención—. Haz caso a tu amorcito.

— Eres una desgraciada, Son Hyejoo.

La pelinegra alzó los hombros manteniendo la sonrisa en sus labios. Si bien tenía en claro que Heejin solamente lo decía bromeando y sin ninguna intención de dañarla realmente, muy en el fondo le dolía saber que tenía toda la razón. Era una desgraciada que seguía jugando con los sentimientos de alguien.

El amor era como una flor. Existía una gran diferencia entre simplemente arrancar la flor porque te pareció linda, y cuidar de ella para poder verla crecer. Hyejoo había arrancado la flor e intentaba verla crecer después de cortar sus raíces, no importaba lo mucho que deseara poder verla florecer nuevamente, su destino no era más que marchitarse y morir, e incluso Yerim lo sabía.

Pero es que por más que lo intentara, no podía evitar sonreír con cada palabra que salía de los labios de Hyejoo. Eran mentiras, sí, pero eran las mentiras más dulces y creíbles que alguien le había dicho en su vida.

— No puedo negarlo.

Heejin rodó los ojos intentando ignorar sus instintos asesinos y sus ganas de molestar a la pelinegra, así que simplemente se acomodó nuevamente sobre las piernas de Jiwoo y dejó que la chica siguiera proporcionando esas lindas caricias en su rostro y cabello.

Yerim siguió observándolas con una pequeña sonrisa en el rostro, deseando muy en el fondo de su corazón poder tener algo así. Amaría que su relación con Hyejoo fuera así.

— Yah, Heejin— llamó la pelinegra poniéndose de pie, sus ojos viajando rápidamente a su reloj—. Idiota, ya es tarde. Debemos irnos.

La castaña gimoteó recordando que de verdad tenían que irse, el maldito deporte las llamaba. Se puso de pie y tomó sus cosas con un puchero en el rostro, mientras tanto Hyejoo la esperaba con impaciencia, queriendo evitar otra falta por culpa de Heejin.

It's Fine | HyewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora