Maravilloso Caos (MD1.2)

27 Simplemente Italia

Un bufido me sacó de mis pensamientos, debido a que tenía la  cabeza de un señor gruñón en mi regazo.

-Tengo sueño,-Repitió por sexta vez haciendo un mohín.

-Ashton Smith ya sabemos que tienes sueño, por mucho que lo repitas no va a desaparecer.- dijo Irati intentando no matarlo.

Pues llevábamos dos horas esperando en el aeropuerto más las que nos faltaban debido a que habían retrasado nuestra vuelo a última hora hasta unas horas por alguna falla en el panel del comunicación del propio avión. Así que sí todos los aquí presentes estábamos cansados y que Ash no hiciera mas que repetirlo no hacía otra cosa que no fuera molestar a los demás que tan solo intentaban descansar un poco hasta que tuviéramos que montar en el dichoso avión.

El, tan solo suspiró y se giró escondiendo su cara en mi estómago mientras se aferraba a mi cintura.

-Me siento un incomprendido,- Me dijo a mí en un suspiro haciéndome rodar los ojos.

-Pobrecito, es inaguantable,- le dije riendo mientras le acariciaba el pelo.

-¡Veis!, ¡ella me comprende!,- Gritó dando un salto para que todos lo oyeran, y procedió a volver a la misma posición en la que se encontraba antes de su arrebato de emoción.

Llevábamos una hora esperando en el aeropuerto listos para tomar ese avión a Italia.

Alex aún estaba absorto en sus pensamientos, tenía la mirada perdida en cualquier cosa, y simplemente estaba desconectado.

- ¿Has visto a Alex?,- Le susurre a Ash haciendo que el me mirara con el ceño fruncido.

- ¿Sabes que le pasa?, está raro.- dijo esta vez mirando en su dirección sin disimulo alguno.

Yo emití un suspiro pesado, desviando mi mirada hasta el, bajo la atenta mirada de Ash.

-Amaia, le pasa Amaia.- le dije finalmente.

♡♡♡

Acabábamos de aterrizar en la Toscana, donde pasaríamos el siguiente mes, en una casa preciosa que a mí parecer cumplía todos los estándares de la tipica casa italiana, la fachada ante nosotros era de piedra, parecía mucho más grande que en fotos, cuando pasamos el umbral de la puerta la decoración era algo así como muy rústica, acorde con la sensación que transmitía aquella casa tan solo a través de su fachada, la casa estaba en lo alto de una colina, y gracias a eso cuando salías al jardín se podían apreciar aquellas preciosas vistas de la costa italiana, casi parecía que estabamos sobre ella.

-Que pasada,- Dijo Irati admirando sorprendida el escenario a mi lado.

-Es simplemente precioso.

- Es simplemente Italia,- contestó ella.

-Wao,- se escuchó dentro de la casa.

Por lo que Irati y yo fuimos dentro de nuevo para recorrer la casa junto a los demás.

L

a cocina era simplemente impresionante al ojo humano, el color blanco predominaba en toda la habitación habitando en paredes y encimeras, una gran bóveda en el centro de esta con una ventana en lo alto de ella presidía toda la estancia dando una mayor sensación acogedora y cercana.

Al subir las escaleras se encontraban las habitaciones a los lados del largo pasillo, y al igual que todos nos asignamos las habitaciones para poder acomodarnos.

Ash y yo entramos a la segunda puerta del lado izquierdo y la habitación se asemejaba mucho al resto de la casa pues el estilo rústico de esta seguía predominando en la decoración de la habitación.

Tonos azules y blancos sobre las paredes de la amplia habitación estában sobre las paredes, Ash se encargó de dejar las maletas sobre la cama para poder colocar toda la ropa en los grandes armarios blancos empotrados a la pared.

Crucé la habitación hasta una especie de pequeño balcón que había en esta y tal fue la sorpresa cuando me di cuenta de que en este lado del pasillo veríamos el mar por lo tanto cuando abrí las grandes ventanas de la terraza un paisaje precioso se colaba en nuestra habitación.

-Que bonito- dijo Ash admirando el atardecer detrás de mí, posando sus manos en mi cintura juntando así mí espalda con su pecho, mientras yo me apoyaba en la barandilla de la terraza.

- Ti è mai stato detto che l'Italia si sente bene?, (¿alguna vez te han dicho que Italia te sienta de maravilla?),- me susurró al oído en Italiano dejándome sorprendida por su dominio del idioma.

-Ti è mai stato detto quanto sei sexy parlando italiano?, (¿Te han dicho alguna vez lo sexy que estás hablando italiano?)- le dije yo esta vez en el mismo idioma.

-Pues no, pero ahora que conozco esta información no voy a desaprovecharla, non credi? (¿No crees?),- me susurró esta vez en español salvo las últimas palabras las cuales dijo otra vez en Italiano.

-Pues si, sin duda no deberías desaprovecharla,- dije esta vez girando sobre mí misma para quedar así a centímetros de su cara.

Sus manos recorrieron mis brazos hasta llegar a mi cara la cual estaba siendo iluminada por el precioso atardecer tras nosotros. El unió sus labios con los míos en un beso lleno de amor, ganas e intensidad, poco a poco se fue deshaciendo de cada una de mis prendas hasta quedar completamente en ropa interior, yo no tarde mucho más en deshacerme de su camiseta para tener unas preciosas vistas de su cuerpo perfecto hecho para mi y cada uno de sus tatuajes.

El paso peligrosamente los dedos por el filo de mi lencería negra haciendo que me derritiera sin a penas haberme tocado, pues mi piel ya reconocía su tacto.

Y allí en medio de la nada yo ya lo tenía todo, por que si aquel chico arrogante que me ayudó con la maleta el primer día, ese chico que sin saberlo ya habría ganado mi corazón mucho tiempo atrás y ese chico que me había demostrado que el destino no es caprichoso y por eso había creído en nosotros para poder darnos una segunda oportunidad y no quedar así congelados en el tiempo.

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