16 || No sabía que eras tú

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ALEK

Ver tantos números y graficas en la pizarra me hace arrepentirme de elegir economía como parte de mis materias predilectas. Diría que el siguiente año no hare caso al discurso de Liv —que Nil apoya— sobre lo que sería bueno elegir para la universidad, pero no habrá año siguiente.

A pesar de mi mala relación con la profesora y todos los conflictos que hemos tenido, reconozco lo buena que es para enseñar. Pero el problema es la falta de ganas que tengo para hacer mis tareas.

En los últimos días me he sentido diferente, y no sé cómo explicarlo, no es un malestar o enfermedad, solo fuera de lugar. Diferente.

Ignoro todo lo que pueda afectar a mi concentración y presto atención a Marlon que ahora habla sobre nuestra siguiente tarea y el valor que tendrá en nuestra nota final.

Me resbalo un poco por mi asiento y cierro los ojos, lanzo hacia atrás mi cabeza, tomo aire y suspiro.

Pensar que mi padre tenía que hablar conmigo para darme un par de noticias tampoco ayudaba a mi situación. Era algo nuevo que él enviara mensajes como una persona normal, en vez de pedir mi presencia por los parlantes como era su estilo durante los últimos cinco años.

Solo que ahora no tengo idea sobre sus noticias, no he hecho nada malo en los últimos días después del arresto en la madrugada, pero eso sucedió hace una semana, ya debe de estar superado, espero.

Estaba considerando un nuevo estilo de vida, cambiar, mejorar, y no por mí, sino por quienes estaban cerca de mí. Tengo claro que hay problemas que necesito arreglar, solo que, nunca he tenido la fuerza suficiente como para enfrentarlos.

Pero estoy por terminar el último año en el internado, tendré un nuevo comienzo y me voy a encargar de hacerlo de manera correcta.

Devolví mi cabeza su posición original y abrí los ojos. Tome el bolígrafo para comenzar a escribir cuando sentí como mi corazón apresuraba su ritmo de una manera exagerada.

Lleve una de mis manos al pecho para intentar calmarme, dicen que la calma ayuda en momentos así, pero nunca he tenido una situación parecida antes.

Todo empeoro.

Ahora no solo tenía una taquicardia que daba miedo, si no que mi visión era diferente. Veía a todo y todos moverse más rápido de lo que antes lo hacían.

Mis ojos pasaban por todos dentro del aula, tratando de encontrar algo que tuviera una velocidad normal, pero todos iban al mismo ritmo. Fue como si mi pulso y mi alrededor decidieran jugarle una mala broma a mis sentidos.

No importo cuantas veces pestañeara, seguía siendo igual. Fije mi mirada en la libreta que tenía abierta, comencé a escribir cosas sin mucho sentido, solo cualquier palabra que se me ocurriera, termine descubriendo que mi mano se movía al mismo ritmo que todo lo demás.

Recordé que alguna vez alguien me conto sobre la velocidad a la que viaja la tierra y como es que los humanos estamos acostumbrados a ese movimiento, al punto que no lo sentimos.

Pues esto se sentía justo así. A una velocidad diferente, pero como si nada hubiera cambiado.

Mi ataque de pánico se interrumpió cuando vi a Nil levantarse de su asiento diciendo que no se sentía bien y que necesitaba ir a la enfermería porque su vista le estaba preocupando. Dio unos cuantos pasos entre los estudiantes para después tambalearse y caer al piso desmayado.

Fue instantáneo levantarme y correr hasta él entre gestos preocupados y gritos ahogados. Cira y Ander hicieron lo mismo, mientras el shock de Liv no le permitió reaccionar.

Infiltrados Where stories live. Discover now