38 || Una imagen que cuidar

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ALEK

La mano de mi padre sobre mi hombro me da un poco más de confianza, que Soler haya pedido mi presencia con tanta urgencia solo me daba dolor de estómago. Agradecía que los pasillos estuvieran vacíos debido a las clases, pero sentía que estaba a punto de ser llevado a la horca y no habría testigos que se opusieran, además de Hall.

Pasamos la oficina del director, y entendí a donde nos dirigía Janin, la sala del consejo. Jamás había puesto un pie en ella a lo largo de estos cinco años, lo que me decía quera más serio de lo que imagine.

Las puertas dobles de ese pulcro color blanco con molduras se abrieron cuando mi padre dio unos ligeros golpes con los nudillos. Mi ceño se hundió cuando divise a Conrad al otro lado del umbral con una pequeña sonrisa de bienvenida, con una ademan no pidió entrar, cerrando las puertas tras de mí.

En el centro de la habitación se extendía una mesa larga rectangular que en el medio tenía vidrio y en su contorno era madera, rodeada por asientos grandes de piel, al fondo del lugar había amplios ventanales que remplazaban un muro, a mi izquierda en el centro de la pared una puerta pequeña era decorada a sus costados por algunos cuadros, del lado derecho empotrada en la pared una pantalla mostraba el mismo vídeo que vimos ayer cuando Isis y Luka hicieron su confesión frente a todo el internado.

El ambiente era tenso, pero de las personas aquí dentro emanaban varias posturas, poder, privilegio, influencia y fuerza.

Di un vistazo más detallado y comprendí. Sentados en el medio de la fila frente a los ventanales Isis y Luka junto a un abogado, Ilua y Soler en cada cabecera de la mesa y en los asientos frente a mí estaban padres e hijos. Liv y Connor O'Brien, Megan y Taylor Turner, James Jr. y James Garden, Maja y Sofía Olsen, los gemelos Conder y Conrad, y finalmente lo que se llevó mi atención, Ander y Michael Evans.

—Por favor tomen asiento —nos pidió Soler, a lo que Hall tuvo que arrastrarme hasta el asiento porque mi mirada seguía en el castaño cabizbajo.

—¿Para qué fuimos requeridos?

—Según la joven Brown —habla el comandante— Alek es el verdadero responsable de las desapariciones y extorsiones.

No puedo evitarlo, y una carcajada se escapa del fondo de mi garganta. Y soy el único porque el resto de los presentes me miran sin entender lo que para mí fue tan gracioso.

—Es mentira —aseguro recuperando la seriedad del momento.

—¿Cómo podemos estar seguros de eso? —dice el padre de James.

Al hombre lo eh visto en más de una película, pero en persona se ve muy diferente, no parece ser muy amable y las marcas del tiempo en su rostro son notorias, no encuentro parecido con su hijo además del color de cabello.

—Porque no soy tan listo como para crear una red de extorsión que involucre secuestros e información confidencial.

Noto como Asher, o en este caso Izan, ladea la cabeza dándome la razón.

—Pueden investigarme —continúe—, buscar en mi habitación, ver las cámaras de seguridad, revisar mis dispositivos —saque el móvil de mi bolsillo y lo puse al centro de la mesa—, si quieren pueden hacerme una de esas pruebas para saber si estoy mintiendo —golpearon mi pierna por debajo de la mesa, y vi a Sander negar discretamente con la cabeza—. Soy inocente.

—Me parece sensato —la madre de Maja habla y el tono que usa es aterrador—, si el chico no tiene miedo a que lo investiguemos con profundidad porque deberíamos detenernos.

Sus palabras crean una aceptación en casi todos.

—Pero Alek es inocente, Luka e Isis ya se declararon culpables y mostraron pruebas. ¿Qué más quieren? —debate Liv con molestia.

Infiltrados Where stories live. Discover now