10.

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Mi pie golpeaba seguidamente el piso, mal momento para padecer un tic nervioso. Michael leía una revista sentado casualmente mientras escuchaba música de Green Day que salía de aquellos audiciones rojos en sus oídos. Yo estaba nerviosa, hoy era el pesaje de la semana que había pasado, esperaba que los resultados fueran los que esperaba.

Sentía como si no hubiese bajado lo suficiente, no quería decepcionar a Michael.

El sudor se estaba formando en pequeñas gotas en la punta de mi nariz y en las comisuras de mis labios. Hacía demasiado calor y solo un pequeño ventilador de la asistente del nutriólogo refrescaba un poco el consultorio.

—Tranquila, todo estará bien. —La mano de Michael se posicionó en mi inquieta pierna y sonrió con ternura.

—Estoy nerviosa...

—Pueden pasar. —Michael fue interrumpido cuando apenas iba a pronunciar algo, el se paró rápidamente ofreciéndome su mano.

—Puedo pararme sola Michael.—Reí, pero de cualquier forma tome su mano.

—Lo se, Pero no es como que me importe mucho.—El abrió la puerta de pequeño cuarto de consultas y me cedió el paso, lo cual yo agradecí.

—Buenos días, Michael, Juno. Tomen asiento por favor.

—Gracias.–Pronunciamos ambos al mismo tiempo.

Michael recorrió una de las sillas para que yo me sentase en ella y así lo hice, agradeciendo nuevamente uno de sus gestos caballerosos.

—¿Cómo les fue está semana? ¿Hubo estrés? ¿Problemas? ¿Qué tal la salud?.–Por un momento me sentí abrumada por su repentino bombardeo de preguntas.

"Mal" "De mas" "Vaya que si" "Estoy gorda, no puede ser la mejor". Las respuestas resonaron en mi mente, sin embargo no fui capaz de dejarlas salir por mi boca, por suerte Michael respondió por ambos...

—Nos fue bastante bien Doctor, Creo que no hubo inconveniente alguno.—Por impulso tome la mano de Michael que estaba encima del escritorio del nutriólogo.

El nutriólogo revisaba nuestros expedientes, en los cuales se encontraban todos nuestros datos, así como las dietas que llevábamos. Me daba un poco de vergüenza el hecho de que dos personas supieran mi peso actual; El y Michael.

—Juno, Tu peso de la semana pasada era de 89 kilogramos. Tu estatura es de 1.65 lo cual nos indica que llevas 39 kilogramos de más, en sí, a tí se te ha puesto demasiado difícil por que tu problema está en el cuerpo. Tienes tu grasa acumulada en las piernas, brazo y abdomen.

—No tenia que repetirlo, creo que es mas que evidente.–Recargue mi cabeza en la palma de mi mano, suspirando, un poco frustrada por la información que me acababa de dar el nutriólogo.

—Igual, es mi trabajo. Sube a la báscula por favor...

Obedeciendo al nutriólogo, quite mis zapatos y subí a la báscula. Sentía pesadez en el cuerpo y nerviosismo también. Ese numero era importante y entre mayor fuese su cantidad, mayor sería mi satisfacción, y la de Michael, por supuesto. Parecía que el nutriólogo duraba más tiempo del que normalmente usaba para acomodar la báscula a propósito, yo solo espera ahí, evitando que los nervios fueran tan evidentes.

—Puedes bajar.– lo hice rápidamente, como si eso fuese a apurar al nutriólogo de igual manera. Mi corazón palpitaba contra mi pecho como si quiera salir de ahí y hacer presencia entre los presentes. En torpes movimientos coloque nuevamente mis zapatos, volví a mi lugar y la mano de Michael hizo contacto con la mía, dándole un pequeño y cariñoso apretón. Eso me relajo un poco.

El nutriólogo se sentó enfrente de nosotros, en su respectivo lugar y apunto algo en mi expediente para después pasármelo. Con una sonrisa en el rostro dijo; —Felicidades Juno, Casi 3 kilogramos.

Mire el expediente, y Sonreí, mire a Michael y el sonreía, 2 kilos 800, Díablos.

Michael me abrazo, no pude corresponder el abrazo por que había atrapado mis manos entre su pecho y el mio. Sin embargo recargue mi cabeza en su hombro.

—Sigue así Juno, pronto tu cuerpo empezará a sufrir los cambios.–El nutriólogo sonreía hacia nosotros.

Michael me soltó y fue su turno para pesarse. El bajo 2 kilogramos, el doctor dijo que como el no tomaba las dietas adecuadas, para el sería un poco -casi nada- difícil bajar lo mismo que yo.

En las orejas nos colocó los pequeños puntos llamados "Agujas" para la ansiedad y nos dio nuestra respectiva dieta.

Michael y yo salimos del consultorio y pagamos a la asistente. Salimos del local y Michael tomó mi mano.

—Estoy malditamente feliz, Juno.

—Yo también lo estoy. Díablos

—Al final todo valdrá la pena, Ya verás.

—Gracias Mike.

—No tienes nada que agradecer, Cariño. Lo hago con mucho gusto.

Estoy demasiado orgulloso de ti

Fat» Clifford❀Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz