El Juego de Bulma

Capítulo 53. Ansiedad.

Ella le había mostrado las cosas como son a ese mono egoísta, pensó Bulma mientras corría de regreso a la sala de estar.

Por un lado, estaba feliz de deshacerse de él, por otro lado, siempre se sentía tan indeciblemente sola.

Lo quería con ella, quería que viera cómo le crecía el estómago, quería que le pusiera la mano encima y sintiera las pequeñas y poderosas patadas de su hijo.

Pero tuvo que despedirse del pensamiento.

A veces tenía miedo de estar sola, miedo de tener que criar al niño por su cuenta porque estaba segura de que Vegeta no estaría tan interesado.

A veces se preguntaba cuánto tiempo más se quedaría en primer lugar, ¿se iría cuando derrotaran a los androides? ¿Se iría cuando finalmente luchara contra Goku? ¿No le importaría si dejara un hijo aquí?

Bulma estaba segura de haber visto una chispa de orgullo en sus ojos cuando descubrió que iba a ser un niño, de eso estaba segura.

Bulma hizo una mueca cuando sintió una fuerte patada en el abdomen y finalmente ... algo húmedo pareció correr por sus piernas.

Se miró a sí misma, se levantó el largo vestido que traía puesta y vio la sangre que bajaba por sus piernas.

Presa del pánico, se dio cuenta lentamente de lo que estaba pasando.

Corrió hacia adelante, se detuvo cuando solo pareció aumentar y sintió el fuerte tirón en su abdomen.

Ella entró en pánico cada vez más, se puso de rodillas y comenzó a llamar en voz alta a Vegeta.

Sabía que no podría llegar a la puerta.

Bulma gritó y gritó y gritó por Vegeta, pero él simplemente no vino.

"Oh Dios ..." dijo, arrastrándose hacia adelante ya punto de agarrar el teléfono, pero no pudo llegar allí.

Trató de levantarse, pero una nueva ola de dolor se apoderó de ella.

Era peor que cualquier otra cosa que hubiera imaginado.

De nuevo lo llamó en voz alta. Pero simplemente no vino.

Tenía que escucharla ... ¿Por qué no la escuchó ?, se preguntó presa del pánico.

Lentamente tuvo la sensación de que se estaba desangrando ...

Sintió que sus extremidades se volvían más y más pesadas ... y más y más débiles.

"Vegeta ..." susurró de nuevo antes de que su brazo, que acababa de intentar subirse al armario, cayera sin fuerzas.

Ella gritó fuertemente cuando su abdomen se tensó de nuevo.

Tenía que esperarlo, estaba embarazada de un niño Saiyajin.

En algún momento hubo que demostrar que era otra cosa.

Ayúdame Vegeta, pensó mientras volvía a gritar de dolor.

Se agarró el estómago y vio la sangre en su mano mientras la recogía de nuevo.

Pero no podía hacer más, estaba demasiado débil.

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Vegeta estaba de pie en la cápsula de entrenamiento, todavía enojado por lo que Bulma se estaba permitiendo cuando la escuchó gritar por él por primera vez.

Hábilmente lo ignoró.

Lo que ella quisiera de nuevo ahora. Ella podría hacerlo.

Se levantó, puso la gravedad en 300 y comenzó a hacer ejercicio para aclarar su mente cuando ella lo estaba llamando de nuevo.

¡Ignórala! Se hizo eco en su cabeza y lo hizo.

Seguro que quería compañía de nuevo o algo sin sentido. Pero después de la acción, podría olvidarlo.

Lanzó una pequeña bola de energía a uno de los robots flotantes y la esquivó hábilmente.

Fue demasiado fácil.

De nuevo escuchó una llamada de Bulma y por un momento tuvo la sensación de que su voz sonaba como si estuviera en pánico.

Pero estaba seguro de que había oído mal.

Si había algo, su molesta madre y su demasiado amable padre también estaban allí para ocuparse de ella.

Se distrajo más, lanzando la siguiente bola de energía cuando escuchó un grito de Bulma que lo sorprendió por completo.

Había escuchado muchos gritos y ese no era un grito que le sonara familiar.

Vegeta se hundió lentamente en el suelo y aguzó el oído.

¿Había escuchado mal? ¿Estaba tratando de burlarse de él?

Una vez más, puso la responsabilidad sobre sus padres cuando ella volvió a gritar.

Se dio la vuelta abruptamente y ahora decidió que nada de esto era normal.

Si eso fue una broma, no fue extraño.

Corrió hacia la consola, quería que la gravedad volviera a la normalidad y ahora, como si fuera adrede, esta parte no parecía querer funcionar.

"¡¡¡Vamos !!!", gruño.

Golpeó de la consola de nuevo, y finalmente logró desactivar la gravedad.

Salió corriendo de la cápsula hacia el jardín, decididamente.

Ella simplemente no debería pensar que le importaba ni nada.

Corrió a la casa y se sorprendió de que ella no estuviera en la cocina gritándole.

Fue a la cocina, miró a su alrededor y notó un silencio antinatural.

¿No le había gritado en voz alta?

Siguió caminando y lo que vio le hizo entrar en pánico.

Bulma estaba tirada en el suelo frente al armario en el que estaba el teléfono y se podía ver en el suelo por donde había gateado.

Había rayas de sangre en el suelo y continuaron bajando por las piernas de Bulma.

Corrió hacia ella, la hizo a un lado y le dio unas palmaditas en la mejilla.

"Bulma !!!, le gritó, pero ella no respondió.

Estaba pálida y colgaba sin vida en sus brazos.

Él puso su cabeza contra su pecho, solo tomó el lento latido de su corazón, luego la miró hacia abajo." . sus piernas estaban empapadas en sangre y su vestido también estaba manchado de rojo.

Con susto se quedó mirándola y él tenía la sensación de que se estaba ahogando.

Debería haberlo esperado: un niño Saiyajin es fuerte, especialmente cuando quiere salir.

¿Dónde estaba la madre de Bulma cuando la necesitaban?, se preguntó cuándo lo recordó.

"Cuídate Vegeta. Ya le dije a Bulma, que si algo anda mal, me llame a este número", dijo la Sra. Briefs.

"Sí", respondió Vegeta.

Realmente no le importaba cuándo o dónde estos tipos se iban de vacaciones.

Solo que Bulma estuviera aún más aburrida no lo hacía feliz.

¡¡¡Maldición!!!, pensó, sacudió a Bulma y la levantó.

"¡Vamos, despierta!", Le gritó, acariciando su mejilla y tratando de despertarla.

"Vamos. Abre los ojos", dijo y su voz se apagó cuando se dio cuenta de que ella lo había llamado, llena de pánico.

Y él no había escuchado, solo la ignoró.

No quería imaginar cuánto entró en pánico.

Se puso cada vez peor cuando vio toda la sangre.

Pero por fin Bulma pareció moverse.

"¿Vegeta?", Preguntó ella débilmente y él la miró aliviado.

"Vegeta ... llama al médico ..." dijo y él asintió.

Sin pensarlo mucho, tomó el teléfono y le pidió a Bulma que le diera el número de emergencia.

En pánico, esperaba que alguien viniera rápidamente.