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—Buenos días Ciara, ¿Por qué esa cara? — le preguntó la chica de recepción

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—Buenos días Ciara, ¿Por qué esa cara? — le preguntó la chica de recepción.

—Anoche no dormí bien. — era notorio en sus ojeras.

—¿Te parece un café? — le extendió un vaso.

—Muchísimas gracias, pero ¿No es tuyo?

—Si, no te preocupes yo puedo ir por otro, vos tenes que estar todo el día del otro lado del hospital.

—Te lo agradezco mucho, nos vemos a la salida. — la saludó.

—Señorita Yamamoto. — se acercó un enfermero.

—¿Si?

—No hay mantas en la zona de la doctora Tanaka, ¿Podrías-

—Yo me encargo, ya las busco.

—Muchas gracias. — hizo una pequeña reverencia.

[ ... ]

—Permiso. — la azabache tocó la puerta mientras la abría.

—Adelante. — los dos rubios la observaron.

—Perdón por molestar tengo que sacar algunas cosas.

—Ella es la enfermera, Mikey. — el de trenza le hablo a su amigo que lo había ido a visitar y susurró algo más que Ciara no alcanzo a escuchar.

—Un gusto. — hablo intentando alcanzar algunas mantas que estaban arriba del armario —Mierda. — se quejó mientras buscaba un banco para poder subirse y alcanzar lo que necesitaba, pero tampoco pudo.

—Enana, ¿Te ayudó? — se sentó en la cama.

—Ni se te ocurra levantarte. — bajó rápidamente para llegar a la camilla y recostarlo de vuelta —No podes hacer esfuerzos con el abdomen.

—Está bien, lo siento. — miró a su amigo con una pequeña sonrisa.

La peli negra suspiro y salió de la habitación sin decir nada.

—Es testaruda.

—¿Tu dices, Mikey?

—Hola, yo de vuelta. — asomó la cabeza por la puerta con una sonrisa nerviosa —Perdón que los estemos molestando tanto pero tuve que llamar a mi compañero para que pueda sacar las mantas.

—Buen día. — un chico alto entro a la habitación —Aquí tienes, Ciara. — le extendió lo que necesitaba.

—Muchas gracias. — las recibió.

—La próxima que necesites algo avísame. — guiñó un ojo para salir de la sala.

—Hasta en el trabajo existen pitos cortos. — susurro observando como se iba su compañero —Ahora si, no los molesto más, lindo día. — saludó a los dos rubios mientras cerraba la puerta.

HEAVEN   |   Ken "Draken" RyugujiWhere stories live. Discover now