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El Omega no paraba de mirara a el alfa que tenía alado.
Tenia que admitir que el rubio era muy atractivo, pero lo que le hacía raro era que escondía su aroma.
Pero no le tomo mucho interés.
Dio un pequeño suspiró pesadamente, para luego voltear un poco su cabeza y mirar a el alfa.
Pero justo en ese momento, los ojos del rubio lo miraron a el, la cual lo asustó y voltio de manera rápida.
Sus mejillas se calentaron, poniéndolo muy nerviosos, evitando cualquier contacto visual.
La cual el alfa, lo dejo de mirar y dirigió su mirara alfrente.
Kedamono sentía cómo casi se le sale el corazón por la boca.
Bajo la mirada, pudiendo ver sus pies, la cuál ya se había entretenido con ellos.
—¿Porque me estabas mirando? — pregunto el alfa de manera directa, está vez asustado mucho más a el Omega.
Sentía como sus brazos se volvían débiles y sus mejillas rojas, voltio a mirar al rubio con algo de vergüenza.
—Solo por curiosidad — murmuró el más bajo con miedo.
La cuál el rubio está vez lo miro a el, pero no dijo, sin expresión algúna.
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Kedamono se sentía feliz, porque sabía que faltaba poco,para llegar a su casa y dejar esa situación incómoda con el alfa.
—Supongo que por aquí es tu casa — hablo el alfa, interrumpiendo los pensamientos del omega y el silencio incómodo.
La cual kedamono asintió con una pequeña sonrisa.
—S-si, ya estamos serca — hablo con voz suave, manteniendo la cara en alto.
Vaya enserio, después de largos minutos estaban teniendo una conversación sedente.
—Sabes, de hecho vivo por aquí — aclaró el más alto, levantando su mirada, la cual el Omega pudo ver mejor su rostro.
—O-oh, entiendo — murmuró kedamono.
Después de unos segundos, se quedaron en silencio nuevamente, la cual kedamono adelantó más el pasó.
Quería estar en su casa y relajarse, para olvidar la situación incómoda.
—¡Es aquí! — dijo alegre el Omega, dirigido a la casa, la cual el rubio lo siguio por detrás agarrando las bolsas.
Kedamono recogió sus llaves, para abrir la puesta, dejando las bolsas adentro, la cual lo hizo sentir más tranquilo, dejando que su aroma de saliera.
La cual hizo que el alfa detuviera el pasó con brusquedad, para oler el aroma que se juntaba con el aire.
—Muchas gracias, por ayudarme — hablo por última vez el Omega, para adentrarse en la casa, pero fue detuvido.
El alfa lo había agarraron de la muñeca de manera rápida y apegarlo a la pared de la gran casa.
La cual asusto a el Omega, por el comportamiento raro del alfa.
Pero de repente la cara del más alto se adentro en el cuello de kedamono, para olfatear su aroma, la cual hizo que las mejillas del Omega se sonrojaran.
—¿Como te llamas? — pregunto de manera directa, está vez con una voz más profunda.
El Omega gimetio algo nervioso, para luego hablar.
—K-kedamono — susurró a las justas el pobre chico más que confundido.
La cual el alfa, se alejó del cuello del contrario.
—Eres mi Omega —
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