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La mañana siguiente él día amaneció empapado y húmedo, lo que parecía encajar con el estado de ánimo de la casa, en esos meses Hermione se había dado cuenta que lo que ella conocía como la mansión Prince era en realidad la unión de dicha mansión j...

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La mañana siguiente él día amaneció empapado y húmedo, lo que parecía encajar con el estado de ánimo de la casa, en esos meses Hermione se había dado cuenta que lo que ella conocía como la mansión Prince era en realidad la unión de dicha mansión junto a la mansión Black y Lupin.

Por lo tanto la biblioteca estaba ubicada en el tercer piso — era inmensa —, donde además sus esposos tenían una oficina cada uno, en el cuarto piso había un área de juegos para los niños, múltiples habitaciones que eran desconocidas todavía, había tratado de conocer todo el lugar pero se había perdido un par de veces, solo para ser encontrada por Elfos que la ayudaron a regresar.

Esa mañana sería el día en que Severus y ella hablarían, necesitaba escucharlo de él, había revisado todo sobre el vínculo que los unía y era por decirlo menos, fabuloso, tan maravilloso que se preguntó porque no había escuchado de este tipo de vínculos de donde venía.

Sabia que eran de los pocos en gran bretaña que podían integrarse en una relación de poligamia debido a que sus almas y magia eran compatibles, ellos se debían a ella y ella a ellos, era fantástico ver como su anillo de matrimonio lograba cambiar de color cuando estaba cerca de uno de ellos o todos.

Negro para Severus, Azul para Remus y plata para Orión, si, eran del color de sus ojos.

Lo impresionante de todo era la manera en que su vínculo había surgido, en medio de la fogata del Beltane, una tradición que en su mundo prácticamente no existía debido a las guerras, el ostracismo a los Nacidos de muggles y la poca confiabilidad de los puritistas por sus muchos crímenes.

En medio del sagrado ritual del Baltane, cuando todos cantaban a la madre magia, los lazos salieron, al principio Hermione no espero nada para ella, según Orión le contó y Remus lo afirmó, luego sus núcleos vibraron y lazos de oro se anidaron en ellos.

Los cuatro fueron atraídos en una tracción fuerte y prácticamente habían flotado para unirse en un abrazo que no solo hizo estremecer la tierra donde estaba llevándose a cavo el ritual, sino que avivó las llamas de la fogata y estremeció a todos, la magia de ellos parecía ser poderosa, mucho mayor de las que se había unido antes en otras parejas por eso fueron llamados el matrimonio bendito por lady magia.

— ¿En que piensas? — Severus preguntó sacando a Hermione de sus cavilaciones.

Se habían quedado a solas en el salón azul, ambos tomando un poco de té recostados en los sillones mullidos de color celeste con dorado que acompañaron el elegante lugar, el enorme ventanal a un lado regalaba una rica vista a los inmensos jardines de la mansión y el techo alto en forma de cúpula de cristal dejaba entrar la luz necesaria siendo controlado con hechizos mágicos todo el lugar.

— En que me gustaría haber estado ahí cuando el vínculo se formó — Mione contestó con una sonrisa culposa.

No era por no recordar el vínculo tan especial que compartían, era que se estaba acostumbrando a esta vida y le dolía pensar en que Severus, de su realidad, su mundo o universo estaba solo, atrás, sin ella, y ella lo extrañaba.

Severus la miró, ella desconocía muchas cosas del vínculo, pero tenía la mayor parte de la información con ella, sorprendentemente este vínculo lo unió a ella de la misma forma que lo hizo antes, no entendía como había pasado pero sabía que lo agradecía de corazón.

Ladeo un poco la cabeza al ver su nerviosismo, seguramente era por la próxima conversación o quizás porque le había dado una verdad a medias, pero entendía la preocupación y eso solo calentaba más el corazón, ella lo amaba tanto que se preocupaba aún más por el Severus que había dejado atrás. Era lindo y le daba un poco de celos pero dado que era una versión de si mismo, en otro lugar no importaba.

Él la miró, apreciando cada rasgo de su bello rostro, su expresión corporal y esos rizos que eran tan indómitos que antes, tan claro como recordaba la primera vez que la vio, mucho antes del vínculo que los unía, tan viva y tan cabeza dura como era ella en sus años de escuela, en Hogwarts cuando iba a Gryffindor y era una sabelotodo.

Severus Snape Prince sabía cuando tenía algo bueno. Además, sabía lo estúpido que era la suerte de haberlo encontrado después de que su esposa hubiera estado tratando de destruir un vínculo tan sagrado y antiguo que la mataría a ella y a ellos, al romperlo.

Él aún no comprendía que había apagado a su propia esposa, y por mucho que deseo comprender ella nunca quiso compartirlo.

Severus estaba seguro que al igual que los otros dos idiotas, harían lo que sea que su amada esposa les pidiera, no era porque el vínculo los obligaba a estar juntos y consumar su amor cada cierto tiempo, sino porque ellos realmente la amaban, el problema es que Hermione nunca parecía satisfecha con su amor y por mucho que ellos hicieran ella terminó cerrándose y excluyendolos.

No la entendía y había luchado para hacerlo, incluso si ella le pedía su muerte él le hubiera dado su vida.
No por el vínculo, sino porque en los ocho años de matrimonio por vínculo sagrado él realmente la amo.

Hechando un vistazo hacia atrás recordó su tiempo en la escuela, una que había compartido con Remus, Orión e incluso ella, sabía que ella no había podido terminar la escuela pero a pesar de no ser cercanos y que ella estaba en años inferiores había notado su ausencia, todo el mundo lo notó.

— Bueno si quieres puedo mostrarte mis recuerdos de ese día — Severus ofreció dándole un sorbo a su té.

Hermione lo miró con esos ojos brillantes que hicieron su corazón arder de amor, él no pudo evitarlo, se inclinó hacia ella y la beso, un beso suave lleno de sentimientos que decían cuanto la extrañaban y necesitaban y ella felizmente lo correspondió.

Después de un momento cuando ambos finalmente fueron conscientes de que necesitaban oxígeno para seguir en el mundo de los vivos se separaron, ella con el rostro teñido de un rosa suave y él con la sonrisa más bonita que ella había visto hasta ahora, el corazón de ambos latiendo tan fuerte como nunca.

— Te debo una charla — Severus murmuró — me gustaría que nos pusiéramos sobre ello, luego podré darte todo lo que me pidas — su voz de barítono sonó sedosa.

— Esta bien, cuéntame tu historia con Lilian Potter — Hermione dio su respuesta de manera tranquila pero seria, ella estaba lista para lo que venía.

— Bueno, no sé como haya sido la infancia del Severus de donde vienes, pero la mía fue un infierno — Severus comentó sintiéndose extraño por referirse a otro hombre con su nombre.

Hermione asintió, ella conocía la historia del Severus de su mundo, pero no sabía que tanto coincidiría con la de este Severus, sus nervios estaban activos, ansiosa por saber si algo era diferente y por tomar toda la información que él le diera antes de explotar y crear un infierno en la tierra tal y como lo había hecho en su mundo.

 ᏢꭺꭱꭺꭰꮻꭻꭺDonde viven las historias. Descúbrelo ahora