Capítulo 9

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El sol brilla demasiado, mirarlo directamente ciega a quien sea. Se supone que estamos en invierno, pero este sol parece brillar más que en verano.

No pongo quejas realmente. Sol es igual a no temblar de frío.

Sentir ese calor.

Y aún así sé que ni este ansiado calor podría compararse a la añoranza desgastante que siento por tenerlo en mis brazos una vez más.

El proyecto que hicimos terminó bastante bien. Intenté no ser el tacaño de siempre y logré pasar un día contento junto al chico que amo. Verlo tan tranquilo conmigo me hizo querer que siempre sea así.

Desearía poder tomar su mano sin miedo a que me rechace, o sin sentir que no lo merezco. Cuanto me gustaría poder estar a su lado sin este dolor en el pecho.

Me gusta pensar en un Katsuki y un Deku que se divierten haciendo cosas normales de adolescentes, como ir a un parque de diversiones o ver una película aburrida para después criticarla con gusto.

A veces mi imaginación me lleva a lugares inesperados, como una declaración oficial de mi amor por él y como aceptaría lleno de alegría. Otras veces viajo a una pequeña casa, donde vivimos juntos y somos una pareja feliz.

Y despierto de golpe siempre, con la voz clara de mi cabeza rompiendo con las ilusiones hermosas.

Porque eso es y en eso queda. Una ilusión.

Un absurdo deseo que no podría hacerse realidad.

—Joven Bakugo, ¿Estás bronceándote?

Dirijo mis ojos hacia el dueño de la voz. All Migth sonríe, y se sienta a mi lado

—Descansando, mejor dicho —respondo, para luego también sentarme—. ¿Qué haces aquí? Deberías estar supervisando el entrenamiento de Deku.

—La joven Uraraka está con él, junto con el joven Todoroki. Ambos lo están ayudando y fui fácilmente destituido de mi cargo como mentor —responde, riendo, mientras niega—. Están descansando. Han entrenado todo el día.

—Tks —chasqueo la lengua, desviando la mirada—. Ellos no lo van a ayudar como tú. Deberías estar ahí.

—La verdad es que me preguntaba la razón de por qué ya no lo ayudas con sus entrenamientos, joven Bakugo —dice, tanteando el suelo con sus manos—. A pesar de tus continuos insultos/elogios, al joven Midoriya le encanta entrenar contigo. Dice que siempre lo motivas a avanzar mucho más.

—Deku puede sin mi. Siempre puede sin mi.

Siempre va a poder sin mi.

—¿Todo esto tiene que ver con el hecho de que es su último año en la academia? ¿Quieres separarte ahora para que después no sea tan difícil?

—No es eso —niego, suspirando—. No quiero estar cerca de él. No quiero verlo. No quiero hablarle. No quiero tener que ver nada con Deku.

Es mentira. Si quiero. Pero si no me deshago de estos sentimientos, todo se irá a la mierda pronto.

—Pensé que ya se llevaban bien... —suspira.

—No lo entiendes, All Migth.

—Lo que entiendo, joven Bakugo, es que estás huyendo de tus sentimientos por el joven Midoriya y en realidad no te está funcionando para nada.

—Joder, ¿es que ahora todo el puto mundo está dándose cuenta de la mierda de sentimientos que tengo por ese idiota?

Suelta una carcajada. —Me sorprende que él no lo haya notado, cuando eres bastante obvio.

—Es estúpido —replico, enfurruñado—. Aunque es mejor que ni lo note. Puede que me admire a pesar de todo, pero si supiera que lo amo, demonios, se arruinaría esta complicada relación que tenemos.

—Estás viendo las cosas con pesimismo...

—No me vengas tú también con esa mierda, All Migth. No. El pasado no se puede cambiar y los abusos, golpes y humillaciones a las que se vio sometido por mi y mi maldita superioridad no los olvidará. En algún momento tiene que entenderlo y odiarme. Tiene que comprender que ni siquiera ser llamado su «amigo» merezco porque fui un hijo de puta muy maldito. Así que no repitas lo que ya me han dicho. Deku no sabrá nada y punto.

—Es increíble notar que el único aquí que no ha perdonado ese pasado doloroso, eres tú —murmura, levantándose. Da una última mirada en mi dirección—. Joven Bakugo, recuerdo haberte escuchado decir que esta vida hay que vivirla hasta quemarse. Y tú... Tú no te estás quemando. Solo ardes en tu propio «tal vez». Quémate. Hasta que solo seas cenizas, para renacer como un fénix. Una persona nueva. Una que sí pueda ir y decirle a la persona que ama, lo mucho que se muere por estar con él.

¡Deku! (Katsudeku) Where stories live. Discover now