La Unión de los Signos -Zodiaco Yaoi-

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Cuando hemos estados atrapados en la oscuridad durante tanto tiempo que in lo llegamos a perder la cuenta, tenemos miedo, pero ya no de la oscuridad y de lo que se esconde en ella, pues lo que realmente nos causa terror es la luz, una esperanza de escapar o de ser felices, tenemos pavor de salir de aquel lugar al que ya nos acostumbramos, donde solo conocíamos lo que es la soledad, el dolor y la crueldad que el mundo puede ofreces. Tenemos miedo de ser libres, después de estar encadenados durante tanto tiempo, porque es natural tener miedo a lo desconocido y para alguien que siempre estuvo atrapado, el que lo liberen, no es mas que una tortura y no una salvación.

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Enfrente de su celda puede ver aquellos ojos azules que creyó ya no volvería a ver, a la derecha del chico rubio se encuentran dos mujeres, una pelinegra de ojos bicolor y una rubia de ojos azules muy parecida al rubio, y a su izquierda esta aquel que dicen que es su hermano, y el pelimorado que a pesar de negarlo sabe que de alguna forma le agarró un pequeño cariño, quien de hecho intentaba derretir la cerradura con su poder. El joven herido dentro de la celda solo podía ver a esas cinco personas fuera de su celda esforzando por sacarlo, inconscientemente llevo su temblorosa mano al collar en su cuello acariciandolo suavemente con las yemas de sus dedos. Podría ver sus caras horrorizadas sobre todo de las mujeres presentes quienes habían empezado a llorar, por un momento se preguntó como debía verse para ganarse aquella reacción pero tan rápido como la pregunta pasó por su cabeza, igual de rápido desapareció, no quería la lastima de nadie y menos de unas desconocidas.

—Que hacen aquí...—preguntó con una suave voz, se escuchaba rasposa y débil, si no hubiera sido por el silencio en el lugar es probable que no lo hubieran escuchado.

—Vine a sacarte de este lugar—Piscis fue el primero en hablar, mientras que veía con determinación a su amigo herido, quien al escucharlo espezo a reir

—Eres un idiota, todos ustedes lo son—dijo para luego ver como abrían la celda, antes de que pudieran tocarlo, él se levantó con sus temblorosas piernas, que parecían que en cualquier momento cederían, como pudo se apoyo a la pared detrás suyo, levanto lentamente su mano derecha y lanzo una rafaga de viento que por su debilitado cuerpo no fue mas que una débil brisa

—Si podías usar tus poderes porque no saliste?—le preguntó Tauro, su hermano solo lo miro como si hubiera dicho la mayor tontería en el mundo

—Porque este es mi hogar, no puedo irme estoy cumpliendo mi castigo, mi amo vendrá a sacarme cuando él lo crea correc—no pudo terminar de hablar porque empezó a toser botando un poco de sangre, Venus se acerco a su hijo, pero antes de que pudiera tocarlo este retrocedio mientras que golpeaba la mano que se acercaba a él.

Aries solamente miraba al menor, le parecía una locura lo que decía, así que simplemente paso al lado de la pelinegra y se acerco a la pequeña balanza, el mayor aprovechando la debilidad del signo, se quito la chaqueta y cubrio la desnudez del contrario, lo levanto en sus hombros y empezó a caminar hacia la salida, ignorando los débiles intentos de liberarse del otro—Vamos, no tenemos tiempo y este idiota no va a reaccionar—los presentes solo se miraron para luego seguir al signo de fuego.

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Ya se habían reunido con el resto de signos y planetas, solamente faltaba salir del lugar, pero frente a ellos se encontraba un grupo de 15 hombres armados, pero quien mas resaltada era aquel hombre que se encontraba enfrente de estas 15 personas—Creo que se están llevando algo que me pertenece—apunto al menor que se encontraba sobre los hombros del signo del carnero

—Él no te pertenecé, es mi hijo, me lo robaste hace 16 años y ahora lo voy a recuperar—hablo firmemente la de ojos bicolor, la tierra empezo a temblar con fuerza.

—Mátenlos, solo no maten a mi mascota—ordenó fríamente, en cuanto la orden salió, los disparos empezaron, rápidamente se levanto un muro de tierra entre los dos grupos, cortesía de los signos de tierra.

Los planetas no se quedarían atrás esperando que sus hijos los protegieran, asi que Marte, Jupiter, Mercurio, Helios y Plutone salieron enfrente, cualquier bala que se acercara a ellos era parecia deretirse en presentia del sol quien encabezaba al grupo, Venus, Ofiuco y Saturno protegían de las balas a Neptune, Cetus, Luna, Aries y Libra, Neptune y Cetus se encargaba de curar aquienes habian resultado heridos por las balas perdidas y Luna se encontraba curando a Libra. Los signos también se unieron a la batalla dandole soporte a sus padres.

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Lo que nadie esperaba es que cuando la batalla terminará y que Venus estuviera a punto de matar al desgraciado que le habia quitado a su hijo, una bala la atravesara el abdomen, Luna rápidamente se acerco a la pelinegra para intentar curar su herida.

—Aléjense de él—grito la balanza mientras que mantenía la pistola arriba, lentamente se acerco al hombre que lo domesticó como a una mascota.

—Muy bien mi pequeño—le acaricio la cabeza, Libra simplemente cerro los ojos aceptando la caricia, luego abrió lentamente sus ojos y beso al mayor.

Lo único que se escucho despues de eso fue el sonido de un disparo, nadie podia creer lo que veian sus ojos, estaba muerto, lo había matado. El suelo fue rápidamente cubierto por su sangre, Piscis se acerco corriendo atrapando a su amigo en brazos.

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Lo primero que vio al despertar era un cielo estrellado, se sentía cómodo y cálido, intento levantar su mano derecha, pero se dio cuenta que algo sujetaba su mano, así que lentamente dirigió su mirada hacia ella y vio una mano que lo sujetaba firmemente al lado de ellas había una cabellera rubia. Intento soltar su mano pero la otra mano aseguró el agarre evitando cualquier intento de alejamiento, vio como el joven que tenía su mano agarrada levantar la cabeza, cuando aquellos ojos azules se cruzaron no pudo decir nada, pues el contrario lo habia abrazado con fuerza, podia sentirlo temblar y el como sus lagrimas mojaban su hombro, sentía el como se aferraba como si temiera perderlo, se encontraba confundido, no entendía nada, ¿por que lloraba?

—Gracias al universo que estas vivo, no sabría que hacer si te perdía—lo escucho decir entrecortadamente por los sollozos—No vuelvas a asustarme así Libra, no puedo perderte—y Libra solamente se dejó abrazar, no dijo nada pero tampoco se movió, solo se quedó ahí, quieto.