1989.

cincuenta y tres.

Blue estaba sentada en la banca del parque frente a la tienda de helado de yogur.

1989 estaba retrasado.
Y ella estaba ansiosa.

Había esperado tanto para conocer al chico. No hallaba la hora de al fin verlo y correr a abrazarle. ¿Sería más alto que ella? ¿Tendría que ponerse de puntillas para alcanzarle? ¿Él querría abrazarla?

Su celular vibró.
Era su padre.
Ni siquiera se molesto en contestar, no lo valía. Ese era un día especial y no dejaría que ese hombre que se hacía llamar su padre le arruinara algo tan importante.

Aun así, no fue hasta ese momento en que se percato de la hora.

Media hora.
Tenía media hora esperando a 1989.
Y en ese momento bajo de su pequeña nube de felicidad.
¿Y si todo el asunto de 1989 era una broma?
Trató de respirar.
Trató de confiar.
Trató de creer que algún motivo había para que el chico tardara tanto. Aunque eso tampoco la reconfortaba demasiado.

¿Y si todo el asunto de 1989 era una broma?
No sería la primera vez que se burlaran de ella por ser una romántica de primera o por ser swiftie.
No sería la primera vez.
Pero si sería la primera vez que en serio le importara. De algún modo el chico de las notas logro llegar a su corazón, si todo hubiere sido una broma...

Blue:

Deberías ya saber a estas alturas que no soy un tipo cualquiera tratando de jugarte una broma... ¿Cierto?

Soy yo Blue. Soy 1989.
Créeme cuando te digo que no es mi intención ofenderte, solo quiero ser tu amigo... Creo que eres alguien genial, pero soy muy tímido para ir a decírtelo a la cara. Y se que eso suena tonto pero es verdad.

De cualquier forma solo vengo a decirte eso. Que no planeo hacerte daño y que puedes confiar en mi, ¿de acuerdo?

1989.

Blue se abrazó a si misma.
1989, era real. Ella lo sabía. Ella confiaba en él.
Él aparecería. Pronto.

Solo 10 minuto más...