¡Hey, ladrón! ||Splendid X Splendont||

Capítulo 10 🌈 Culpable

—Splendid, no es Nigeria, es Níngjìng —comentó Monk sin dejar de reír—.

—¿Ninjín? —el peli azul trataba de decirlo bien—.

—Níngjìng.

—¿Ninyin?

—Níngjìng.

—¿Níng... jìng...?

—¡Al fin! —Monk exclamó para luego reír a carcajadas—. Necesitas clases urgentes de pronunciación.

—No creo que necesite aprender chino para nada —se encogió de hombros—.

—Para tu trabajo en este lugar, si.

La campanilla del lugar sonó, ambos se encontraban en la cocina, así que el peli azul tuvo que correr por su libreta de anotaciones para después salir con el cliente que acababa de llegar.

—Restaurante Níngjìng, sea bienvenido, ¿en qué le puedo ayudar...? —Splendid dejó de sonreír y se quedó quieto frente al pelirrojo—.

—¿Por qué siempre debo encontrarte a donde sea que voy? —suspiró molestó el contrario—. Quisiera comer aquí.

Ninguno de los dos habló, Splendid simplemente guió al chico hacia una mesa cualquiera; era el único cliente.
El peli azul tomó el pedido pero el pelirrojo lo sujetó del brazo antes de que pudiera irse con Monk para darle el pedido.

—Splendid, quiero que te sientes y comas conmigo —el mencionado lo miró confundido—. Hazlo —sacó un par de billetes de la bolsa de su pantalón y se los mostró—.

—Guarda eso —suspiró y se soltó del agarre del chico—. No necesito que me pagues para eso, solo pídelo y lo haré.

Splendont estaba sorprendido de alguna forma; le habían rechazado su dinero y Splendid no mostró ninguna actitud agresiva hacia él. Miró su mano luego perder de vista al peli azul y de guardar su dinero, se sentía bien por el simple hecho de haber tocado al chico que lo había hecho sentirse diferente.

—Restaurante Níngjìng, bienvenido, ¿en qué le puedo ayudar? —habló Splendid cuando la campanilla del lugar volvió a escucharse—.

—Hola, Splendid —saludó Petunia con una sonrisa—. Mesa para dos —miró a su novio Handy—.

El pelirrojo hizo puños con sus manos cuando observó a esa chica, sabía que Splendid era homosexual pero aún así le molestaba el simple hecho de recordar a la peli azul junto a su amor secreto.

Miró como Splendid guió a ambos a una mesa al otro extremo del restaurante casi frente a su mesa, cuando el chico se fue a dejar el pedido, dejó de mirar a la pareja y se centró en ver al mesero.

—Monk, avísame cuando el otro pedido esté listo —dijo Splendid tomando el pedido del pelirrojo junto a la comida que él mismo pidió—.

—No te preocupes, yo les llevaré su pedido, tú enfócate en lo que el otro chico te pidió —hizo una pausa—. Por cierto, ¿quién es? Me sorprendió lo que te pidió.

—Es el chico que reveló mi secreto —suspiró molesto—. Ni yo sé que quiere pero voy a hacerlo.

Splendid tomó aquella petición del chico como un descanso, así que se quitó el delantal de trabajo y caminó hacia la mesa del pelirrojo con ambas comidas. Le dio al chico su pedido y posteriormente se sentó frente a él con su comida.

—Gracias por acceder a esto —habló Splendont y evadió la mirada del contrario—.

—¿Por qué?

—¿Por qué, qué? —seguía sin mirarlo y probó un poco de su comida—.

—Ya sabes —Splendid hizo lo mismo—. Me quitas mi puesto y después me pides que coma contigo.

—Te he encontrado en todos lados, creo que haciendo esto dejaré de verte en cualquier lugar —se encogió de hombros—.

—Seguro es el karma por lo que hiciste.

—¿Puedes dejar de querer hablar del tema todo el rato? Quiero comer tranquilamente.

—Tengo una pregunta.

—¿Cuál es? —miró al peli azul—.

—¿No te molesta que te vean comer junto a un homosexual?

Splendont se mantuvo comiendo en silencio sin mirar al chico, no sabía exactamente cómo responder después de saber que por su culpa ahora era un homosexual. Aunque era cierto que Splendid no tenía nada que ver directamente, pero gracias a él, el pelirrojo había conocido un lado que no conocía de si mismo.

—Si dices algo de esto, voy a matarte —murmuró Splendont—.

—Hay una pareja comiendo en la mesa de allá, si alguien sabe de esto, no será solo por mi —Splendid suspiró—. Perdona pero no entiendo tu comportamiento.

—Y es mejor que no lo hagas.

[...]

—Hola, mamá —habló Splendont cuando por fin respondieron a sus múltiples llamadas—.

—Hola Splendont, ¿cómo te la has estado pasando? —habló la mayor con un tono alegre—. ¿Todo bien con tu padre? Lo llamé por la mañana pero no me dijo nada de ti.

—Papá se la pasa haciendo sus llamadas de negocios —suspiró—. Pero estoy bien, ¿qué hay de ti? ¿Cuándo vuelves?

—El lunes, tu padre hará una fiesta para sus amigos financieros y planea subastar algunas cosas —hizo una pausa—. ¿Hay algo que te preocupe o por qué me has llamado?

—Sé que estudiaste psicología y me gustaría saber algo sobre mí.

—Claro, pregunta lo que quieras.

—Mamá, creo que soy gay.

—¿Qué?

—Si, mamá, creo que me gustan los chicos y quiero saber si tuve algún comportamiento al respecto sobre eso.

—No recuerdo que tuvieras un comportamiento relacionado con tu orientación, aunque es cierto que en toda tu vida has rechazado a las chicas que te presenta tu padre —hubo un pequeño silencio—. Necesito hacerte un examen personal, de momento dime por qué crees que eres así.

—Hay un chico en el que no dejo de pensar, me gusta como es y su físico... perdona mamá, no puedo seguir.

—Por tu tono de voz puedo decir que ese chico realmente te puso mal —suspiró—. Pero es solo un chico, ¿estás seguro que no es una etapa de experimentación? Jamás supe si ya la habías pasado.

—No lo sé —el chico se encogió de hombros—. Hoy comí junto con él y... me sentí bien.

—Splendont, antes de decidir o aceptar que te gusta el chico, quisiera que te aseguraras de que lo que sientes no es curiosidad, te quiero, hijo, por eso quiero que sepas elegir.

—Te llamaré si ocurre algo relacionado, por ahora esperaré a que vuelvas a casa, ten cuidado.

Se sentía extraño.