𝟏𝟓 | 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐈𝐓𝐑𝐄 𝐐𝐔𝐈𝐍𝐙𝐄

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Entre tantas nubes oscuras ellos vieron venir, a todo aquello que estaba a punto de caer sobre sus hombros. Vieron los problemas acercarse a sus vidas como la peor de las tormentas jamás vista, cargada de rayos y ruidos fuertes que hasta al príncipe San lograron asustar.

Se acercó con ímpetu cargado de las nubes más grises que el ya oscuro cielo les permitía ver. Vieron venir la tormenta como la peor de las tempestades, pero aún así tomaron el riesgo, pues no tenían más opción que enfrentarse a su destino.

Aunque aún así se preguntaban... ¿Por qué? Entre todas las vueltas que da la vida, entre tantas cartas del juego y azares del destino ¿Por qué ellos estaban allí juntos? No lo entendían pues aún eran demasiado jóvenes para entender que quizás, no todo lo que sucede es por casualidad.

Por esta vez dejarían que las gruesas gotas cayeran sobre sus sacos, esperando que tal vez, solo sea una lluvia inofensiva la que los moje esa noche y no sea un profundo mar el que los ahogue al tratar de cerrar los ojos. Las incontables notas de la marcha nupcial comenzaron a danzar entre las paredes de la catedral, y WooYoung no pudo evitar sentir mariposas en su estómago.

Sintió la desesperación apoderarse de él. No... no podía sentir esas pequeñas alas dentro de sí. Quería ahogar aquellas mariposas sin importarle primero saber si eran a causa de la ansiedad que acumulaba dentro, o si significaban algo peor...

Intercambiaron miradas justo cuando la gran puerta comenzaba a abrirse con lentitud. Se quisieron tomar del brazo lo antes posible para no quedar aún peor frente a los demás pero... ¿Siquiera eso era posible? En ese preciso momento no sabían qué cosas estaban bien y cuales estaban mal.

Forcejearon un poco ya que ninguno quería tomar del brazo al otro, sin embargo, San terminó por tomar con fuerza el brazo de su prometido logrando que este trate de cubrirse de alguna forma.

« ¿Por qué tanto miedo de repente, pequeño príncipe tonto? » pensó San con curiosidad.

Las dos inmensas puertas terminaron de abrirse revelando el pintoresco templo con altos vitrales empapados por la lluvia. Las altas e incontables columnas que terminaban en puntudos arcos lograron hacerle sentir a San un escalofrío que tristemente ya conocía.

Es esa helada corriente que se pasea sobre tu espalda, una que sientes cuando el juego ha tirado las cartas y la muerte ha pasado a tus espaldas anunciando grandes cambios en tu vida. Porque aunque algunos no lo quieran admitir, la muerte siempre está rondando entre las sombras y sonríe victoriosa al capturar a alguien, pues ella nos ha dado toda una vida de ventaja sabiendo que, aún así, ganará en este juego de azares e incertidumbres llamado destino.

El príncipe San comenzó a caminar al compás de la música logrando que el pequeño pelinegro lo siga con sus oscuros ojos inundados en lágrimas. Por más que lo intentara no podía alejarlas, él siempre trataba de no ser tan sensible porque, además de estar mal porque los hombres no lloran, él sabe que su ser está enlazado con su alma y, por lo tanto, llorar significa que su alma se rompió. Con cada lágrima que de sus ojos sea derramada se seguirá quebrando hasta que solo queden rastros de ella, pedazos de sí que nunca podrán ser arreglados.

San al notar esto trató de calmar a WooYoung tomándolo de la mano con una firmeza tan delicada y suave que creyó que así podría hacerlo sentir más seguro.

—WooYoung, todo estará bien, no estás solo en esto. Recuerda que llegaremos a ese altar juntos y saldremos de aquí también juntos... lo estaremos cada día que nos reste de vida — le susurró con dulzura aunque en sus últimas palabras WooYoung pudo notar el desprecio en estas.

« Mentiroso... » WooYoung creía que San era un maldito mentiroso que trataba de endulzarlo con sus suaves palabras bañadas con caramelo para que así creyera que todo estaría bien, cuando en realidad todo se estaba desmoronando a su alrededor.

𝐑𝐎𝐘𝐀𝐋 𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐒  ⁞  sanwooWhere stories live. Discover now